C. González y C. Rodríguez Santiago ha vivido momentos críticos en materia de contaminación ambiental durante los últimos días: sólo el domingo la capital alcanzó los niveles de polución más altos registrados desde 1997. Y si bien las autoridades y la población confían en que las lluvias anunciadas para mitad de semana limpien el aire, el agua no servirá para arreglar el daño en la salud. Las sustancias presentes en el aire santiaguino pueden ser fuente de diversos problemas y enfermedades, desde irritación en los ojos hasta infartos (ver recuadro). El doctor Andrei Tchernitchin, académico de la U. de Chile y director científico del Consejo de Desarrollo Sustentable de Chile, explica que muchas veces la exposición aguda o permanente a los contaminantes ambientales puede acarrear efectos que se manifiestan años después, como ocurre con trastornos cardiovasculares o el cáncer. "Hay estudios que muestran el aumento correlativo de cáncer de pulmón y de laringe con respecto a alzas en la contaminación ambiental; se trata de tumores que son más frecuentes en gente que vive en lugares contaminados", dice el doctor Francisco Javier Orlandi, del directorio de la Sociedad Latinoamericana de Oncología Médica. Riesgo mortal Si bien no se puede establecer una relación directa, no deja de preocupar que los casos de cáncer pulmonar en el país vayan en aumento, al punto que hoy es la segunda causa de mortalidad por cáncer entre los chilenos. Por otra parte, diversos estudios han mostrado que los niños que viven en zonas contaminadas tienen un riesgo mayor de desarrollar patologías pulmonares a largo plazo, como el asma. Por igual razón, los expertos recomiendan evitar hacer ejercicio en días de mayor contaminación, porque aumenta el volumen respiratorio por minuto (hasta 10 veces) y, por tanto, entra una mayor cantidad de material particulado al organismo. Eso, sin olvidar que, como efecto inmediato, cada vez que se elevan los índices de esmog -sobre todo en invierno-, aumentan las consultas de urgencias por infecciones respiratorias y obstrucciones bronquiales en guaguas y adultos mayores. La polución también incrementa la mortalidad, un hecho que está documentado tanto en el país como en el extranjero. El investigador Luis Cifuentes, de Ingeniería Industrial de la U. Católica, afirma que el 10% de la mortalidad en Santiago podría atribuirse a los efectos a largo plazo de la contaminación y el 3,5%, a los de corto plazo. "El aumento del riesgo de mortalidad se da sobre todo por enfermedades cardiovasculares. La contaminación aumenta la densidad plasmática, lo que puede desencadenar infartos al miocardio. Los contaminantes afectan el torrente sanguíneo. No es sólo un tema respiratorio", dice Luis Cifuentes. Un estudio hecho en 1996 en Santiago y publicado en Journal of Exposure and Environmental Epidemiology demostró que pasado los 50 µg/m3 (microgramos por metro cúbico) de material particulado PM10 en el aire, la mortalidad asociada al esmog comienza a aumentar a razón de un 1% por cada 10 µg/m3 más de ese contaminante. Entonces, si hay 150 µg/m3 (equivalente a un aire "regular" según la normativa chilena), la mortalidad está aumentada en un 10%, explica el doctor Tchernitchin. "Por ejemplo, si en niveles buenos del aire fallecieran diariamente unas 50 personas, cuando el aire está entre 'bueno' y 'regular', morirían 5 personas en forma adicional entre uno y cinco días después de un episodio de contaminación". Cuando la concentración es de 330 µg/m3 (que motiva una "emergencia ambiental"), la mortalidad aumenta en 25%, lo que significaría que fallecen 14 personas en forma adicional. "La mayor parte de ellas muere por problemas cardiovasculares, como infarto al miocardio", agrega Tchernitchin. Uno de los componentes de la polución son cristales de sulfato, los que al ser inhalados producen una contracción de las arterias coronarias, aumentando la presión sanguínea, la formación de coágulos y la posterior obstrucción arterial. Pero no toda la población de la capital corre igual riesgo. Estudios de Luis Cifuentes señalan que las personas de niveles socioeconómicos bajos son más vulnerables a los efectos de la contaminación. Aunque no está probada la razón, las hipótesis apuntan a una alimentación menos balanceada y a menor acceso a una buena atención de salud. Tipos de contaminantes y sus efectos Material Particulado Respirable (MP10) Muertes prematuras Aumento de la frecuencia de cáncer pulmonar Síntomas respiratorios severos Irritación de ojos y nariz Ozono (03) Tos y dolor de cabeza Irritación de ojos, nariz y garganta Dolor de tórax Incremento de mucosidades Estertores, languidez, malestar y náuseas Cierre de las vías respiratorias Aumento de ataques asmáticos Monóxido de carbono (CO) Interfiere con el transporte de oxígeno al corazón, músculos y cerebro Aumento de anginas en pacientes vulnerables Disminuye funciones neuroconductuales. Efectos perinatales (menor peso del feto, retardo del desarrollo posnatal) Problemas respiratorios y cardíacos en pacientes con cardiopatías Dióxido de nitrógeno Induce edema pulmonar Daño celular en el pulmón Irritación y pérdida de mucosas Compuestos orgánicos volátiles Irritación de ojos, nariz, garganta y faringe Dolores de cabeza, mareos y malestar general Aumento en frecuencia de cáncer Daños en sistema neuroconductual Dióxido de azufre (SO2) Irrita las vías respiratorias Provoca broncoconstricción y bronquitis obstructiva
03 Junio 2008
Polución ambiental en Santiago:
La contaminación eleva el riesgo de enfermar y de muerte prematura en la población
La mala calidad del aire no sólo provoca cuadros respiratorios, sino que también produce enfermedades cardiovasculares en el mediano y largo plazo. El Mercurio, 3 de junio de 2008.
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