Defendamos la ciudad

Algunos concertorsionistas- mientras las autoridades ídem mojan, apalean y enrejan a estudiantes y mañana talvez a los profesores que han decidido oponerse a la elucración- “denuncian” a la derecha por el manejo mercantilista de la educación, los diestros argumentan que el lucro y la selección de los estudiantes, hijos de padres con billete, mejora la educación.Hasta allí, algo de semiverdades semiverdaderas, pero la verdad es algo más compleja y se la esconde debajo de la alfombra o guarda en el closet al salir de casa por la mañana. La verdad es que la educación no sólo es un negocio esférico más para la derecha, sino fundamentalmente una maquiladora con una eficiente cadena de montaje para fabricar especimenes con mentes uni-formadas según los valores, significaciones e interpretaciones de la derecha, una inversión a mediano y largo plazo que les proporciona dividendos seguros en la forma de sostenedores ardientes del neoliberalismo demokratiko hoy, del neoliberalismo dictatorial ayer y mañana de lo que siga asegurando sus intereses, con profesores que aceptan beatamente el fin de la Historia y de las ideologías y la enseñanza neutra y aséptica, mientras los eduempresaurios se ríen de ellos o los despiden de la pega sin remordimientos. Es aquí donde claramente se manifiesta la profundidad de la claudicación de la Concertorsión que cada día se desprende de sus banderas más señeras, entre ellas aquella de la educación laica y universal, objetivo básico de la Revolución Francesa y de la Independencia de América, en su afán de agarrarse al poder cueste lo que cueste, el que se transforma cada vez más en un fantoche odioso que habrá que derribar por las buenas o por las malas, además de retrotraer el asunto a los tiempos previos a la batalla de Maipú y a las luchas entre pipiolos laicos y pelucones confesionales. Todo ello por que en las huestes de los pipiolos y pelucones laicos hay entretejidos pelucones confesionales que sueñan con la Edad Media, la hoguera y el Indice quienes, defendiendo el lucro, están confirmando el principio neoliberal del que no se habla por vergüenza y que sostiene que “cada cual obtiene de la vida aquello por lo que puede pagar” o “si tus haberes sólo alcanzan para un hueso, entonces hazte una suculenta cazuela de huesos”. Eso se llama demokrasia económica. Una sociedad que oculta o no discute la concientización reaccionaria de la elucración ignora o esconde el hecho que la educación en los países civilizados, parcialmente pagada y selectiva, cuenta, en compensación, con un vasto caudal de becas y beneficios y tiene, sobre todo, limadas las garras retrógradas gracias al escrutinio que ejerce una sociedad más educada y atenta, debiendo responder con calidad, tolerancia, diversidad y transparencia a los desafíos de los tiempos, atributos que ciertamente la educación en Chile no posee. Simplemente para comparar dos actitudes, recordemos que en estos días ha sido dado a conocer la decisión de las autoridades del Departamento de Caldas, Colombia, de equipar a unos 65.000 niños de la región con computadoras de un valor de $US 188, recurriendo y recorriendo una las vías por donde caminar con miras a una amplia difusión tecnológica entre quienes serán los futuros obreros, empleados, cuadros medios y posiblemente ejecutivos del mañana, demostrando que tienen visión de estadistas y sensibilidad, además del dinero, el que en bolsillos de autoridades amarretes o cicateras no sirve sino para mencionar, con ocasión de alguna entrevista televisada, que hay plata en caja. Para terminar y removerle la conciencia a los recauchados atacados de amnesia laica, sugiero que la película “Machuca” sea incorporada permanentemente al currículo de la educación media y universitaria, comentada profusamente y que se forme a miles de curas y laicos McEnroe.