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Su cuestionamiento apunta a varios flancos. En primer lugar, a la falta de información y transparencia con que el Directorio de la Fundación Club Universidad Católica ha manejado la operación. Según explicaron, sólo se enteraron por la prensa del preacuerdo para traspasar las 5 hectáreas, que conforman el Estadio Santa Rosa de las Condes, al empresario Abraham Senerman y Bethia -el holding de Liliana Solari-, sin que hasta ahora conozcan los alcances del proyecto. En segundo lugar, cuestionan la conveniencia económica de la operación, y por último, critican el hecho de que las instalaciones deportivas de Santa Rosa deban desaparecer. Entre los disidentes está también el ex presidente del club, Alfonso Swett. El ex presidente de la Fundación Club deportivo Universidad Católica y actual presidente de la orden de los Cruzados Caballeros, Germán Mayo, explicó: “Fuimos sorprendidos por este preacuerdo entre la inmobiliaria del señor Senerman y el club deportivo”. Reconoció que el proyecto puede ser interesante, pero no les ha sido comunicado. “No sabemos de qué se trata y nadie nos ha informado a nosotros, los históricos del club. Aquí sólo 6 personas (los miembros del directorio) manejan el tremendo patrimonio del club”. Valor económico Agregó que si lo que se busca es el provecho económico, podría haber mejores alternativas. “Hoy Santa Rosa puede valer US$30 millones, pero en 5 años más, pueden ser US$60 y en 10 años, US$ 80 millones... pero si van a buscar el valor económico, tiene que ser muy bien pensado”, dijo Mayo, agregando que se le debe sacar máxima rentabilidad, pero sin perder la presencia en ese sector. Indicó que además Santa Rosa es un símbolo para la UC. “Santa Rosa es al Club deportivo, lo que la Casa Central es para la Universidad”, graficó. El ex dirigente y ex arquitecto del club, Esteban Barbieri, añadió que para él, lo más lamentable de esta decisión es que se destruya completamente la infraestructura existente. Explicó que a principios de año, el presidente del club, Jorge O’Ryan –en una comida de los Cruzados Caballeros– contó que se estaba trabajando en este proyecto, que él pidió conocer, tras lo cual fue contactado por el gerente general del Club, Juan Enrique Serrano, quien le explicó en qué consistía el proyecto. Tras esa reunión, dijo Barbieri, él ideó una alternativa que permite al club levantar recursos, sin que abandone esa ubicación, que él califica como “única y simbólica”. La idea la presentó hace casi tres meses. Añadió que espera que finalmente se encuentre una solución que armonice las diferentes posturas, en un marco de respeto mutuo. El arquitecto y miembro de los Cruzados Caballeros, Luis Alberto Sartori, indicó que varios socios han pedido audiencia al directorio para conocer el proyecto y las condiciones bajo las cuales están licitando los terrenos, lo que les ha sido negado por parte del Consejo. “No conocemos nada de nada. El Consejo Directivo no nos recibe. Queremos ser civilizados, hemos mandado una nota para que nos reciban. Ruego a Dios que nos den la audiencia y que tengamos, al menos, la opción de ser escuchados de forma culta”, afirmó. Pero Sartori no sólo cuestiona la falta de información sobre esta operación, sino también lo que llama falta de ética tras ella. “El terreno fue regalado por el Estado (durante la presidencia de Gabriel González Videla, entre 1946 y 1952). Entonces me parece, por decir lo menos, antiético que a una persona que regalan algo lucre con eso que costó cero”, dijo.