La pandemia del Covid-19 muestra y precipita una serie de otras crisis a las que hay que saber responder de manera original, reflexionó la directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, Maisa Rojas, en un diálogo con el director de Radio Universidad de Chile, Patricio López, en el programa Radioanálisis.
La también académica del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, coincidió con una serie de académicos y expertos consultados por nuestro medio, respecto a que el virus entraña la posibilidad de un cambio de paradigma, en este caso, respecto a la relación de la especie humana con el medioambiente.
El brote apremia procesos de transformación que están en concordancia con los conceptos de la literatura especializada sobre cambio climático, explicó Rojas. Así, se constata desde lo teórico y desde lo experiencial que “desde un tiempo atrás se está pensando que las maneras tradicionales de enfrentar el cambio climático, que era mitigar o dejar de quemar combustibles fósiles y de atacar las consecuencias a través de planes de adaptación, no son suficientes”.
“Cuando comenzamos con esto el siglo XIX o XVIII, el planeta parecía bastante más infinito, pero ahora tenemos clarísimo que es finito y que esta manera de relacionarnos con él ya no nos va a servir. Quizás nos sirvió durante cien o doscientos años incluso, pero ya no”.
“Uno podría decir que el calentamiento global, el hecho que esté aumentando la temperatura del planeta, es el síntoma, pero la enfermedad es mucho más compleja que eso. Los gases de efecto invernadero vienen de quemar combustibles fósiles, pero también del cambio en el uso de la tierra que hemos hecho durante los últimos doscientos e incluso quinientos años para producir nuestra comida. Tampoco lo demonicemos, hay cosas que por el hecho que ha aumentado la población en el mundo están teniendo un impacto más grande en el planeta. La pregunta es cómo lo seguimos haciendo”, puntualizó Rojas.
Como una salida alternativa a la visión tradicional de la gestión de recursos naturales que pone en peligro la sustentabilidad del planeta, la experta trajo a colación la iniciativa de sistematizar una economía circular que interpela la visión lineal del mundo, “Esa idea de que yo tomo algo, lo uso, lo boto y puedo crecer infinito, es lo que está en entredicho”.
“Hay un concepto bien interesante que se está implementando en Chile, que es la economía circular. El hecho de que si yo produzco algo me tengo que hacer cargo de donde vienen los elementos básicos para producirlo y de que no produzca desechos. En ese sentido la economía circular, si bien no dice que vamos a dejar de consumir, que es el caso extremo que estamos viviendo hoy en día y que nos hace reflexionar sobre cuanto necesitamos, sí plantea que se haga con paramentos muy distintos”.
Esta concepción se contempla, en nuestro país, como parte de su compromiso internacional de combatir el cambio climático e intensificar las acciones e inversiones para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono, señaló Rojas.
“En el compromiso de Chile con el Acuerdo de Paris que se traduce en el documento de las contribuciones determinadas a nivel nacional, NDC en sus cifras en inglés, hay un capitulo nuevo sobre economía circular y es súper interesante que lo estemos comenzando a incorporar. Lo que a mí me gustaría ver es que para esta recuperación resiliente o recuperación económica verde, como le están llamando, aprovechemos de acelerar esas cosas incipientes en las que hemos estado pensando”, afirmó.
En esa línea, la académica de la Universidad de Chile puso especial atención a las eventuales repercusiones que las medidas económicas puedan tener en el medio ambiente.
“Aquí lo crítico es que la recuperación económica post pandemia este alineada con la sustentabilidad, porque de eso sí tenemos experiencias anteriores. Todas las crisis económicas tienen una reducción de los gases de efectos invernaderos y después, con todos los paquetes de recuperación, pensando por ejemplo en la crisis más cercana que tenemos que es la crisis financiera del 2008-2009, los gases invernaderos aumentan enormemente”.
“Ese es un lujo que no nos podemos dar, porque ahora a diferencia del 2008, sabemos que tenemos una ventana de oportunidad que se nos está cerrando rápidamente para enfrentar de manera eficaz el cambio climático. Eso es lo más crítico que hay que asegurar ahora, que todas las medidas económicas que vengan una vez que se acabe el virus, tengan que estar alineadas con construir un mundo más sustentable”, enfatizó.
Las reflexiones en torno a la pandemia también tienen un alcance hacia las lógicas de dominación del ser humano por sobre la naturaleza. Esto, teniendo en consideración el fenómeno asociado a la presencia de animales en las ciudades durante los periodos de cuarentena.
“Viene de la lógica del periodo de la revolución industrial el que los seres humanos dominamos el planeta, a través de la ingeniería de las grandes obras y el concepto de dominación de la naturaleza. Ésta es una crisis de nuestra forma de vida, entre otras múltiples crisis, y para resolverla no basta con proceder ante la urgencia. Yo realmente espero que la magnitud del impacto nos haga reflexionar que no podemos salir de la misma manera que de las otras crisis. Hay que repensarlo, tenemos que tener la capacidad de resolver la urgencia, pero pensando en el largo plazo al mismo tiempo. Las decisiones que tomemos ahora son muy difíciles de deshacer, no podemos optar por medidas que nos alivien el día de hoy o mañana, pero ya no el mes, el año o la década siguiente”, señaló Maisa Rojas.
Finalmente y a pesar de los múltiples desafíos que enfrenta la humanidad, la directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, se mostró optimista ante la capacidad de transformación de los seres humanos para deconstruir la realidad, imaginando alternativas que hasta hace unos meses no éramos capaces de dimensionar. “Vemos el impacto que podemos tener a nivel individual y a nivel colectivo, lo que necesitamos ahora es que esto se traduzca en voluntad para hacer las cosas de una manera distinta”, concluyó.