Casi 15 horas tardó el operativo de rescate de un puma en la comuna de Lo Barnechea, una situación que dejó en evidencia cómo ha crecido el desarrollo urbano en Chile, llegando a instalar viviendas en sectores naturales que, hasta hace un par de años, solo estaban a disposición de la flora y fauna.
Radio y Diario Universidad de Chile conversó con diversos expertos sobre el crecimiento de la ciudad y cómo se puede avanzar sin vulnerar a este tipo de especies.
Para el geógrafo de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Geografía 2013, Hugo Romero, la expansión territorial en nuestro país ha consistido en pasar por encima del territorio natural, y señaló que el crecimiento debe ir en el sentido contrario, adaptándose al medio ambiente.
“La ciudad se mete sobre este sistema en circunstancias que debería ser al revés, los flujos y las estructuras que permiten su funcionamiento debieran orientar el desarrollo y debieran conformar corredores ecológicos, conformar áreas de protección de la naturaleza y, por supuesto, debieran ser parte de la consciencia colectiva de que, efectivamente, la naturaleza es algo muy relevante para las ciudades, para la salud de las ciudades y para la seguridad de los habitantes”, dijo.
El académico de nuestra universidad indicó que no se puede observar el desarrollo como la antítesis del medio ambiente, ni tampoco establecer límites como lo hacen los planos reguladores, definiendo la ciudad y no ciudad, pues la biodiversidad está presente siempre entre ambos sectores.
“Somos nosotros los que hemos invadido a estas especies y no al revés y, por supuesto, no tenemos ninguna consciencia de aquello y tampoco estamos preparados para convivir”, explicó.
Además, el experto en desarrollo urbano sustentable aseveró que es completamente posible seguir urbanizando sin vulnerar el medio ambiente, y explicó que existen países que lo han logrado. Sin embargo, aclaró que para que esto se pueda aplicar en Chile hace falta mejorar la normativa legal para que se vincule el urbanismo con la ciencia y sus conocimientos sobre el cuidado de la biodiversidad, y que, por ahora, hay mucho por avanzar, ya que no existe planificación urbana real, ordenación del territorio, ni elaboración ecológica de planificación.
Por otra parte, Alberto Texido, arquitecto de la Universidad de Chile, señaló que es importante que quienes realizan las políticas públicas se acerquen al mundo académico, para poder informarse sobre cómo continuar el desarrollo sin afectar la naturaleza: “En el mundo ya está ocurriendo el resguardo de este tipo de interacciones entre el hábitat preexistente con los artificiales, ya hay conocimiento en el mundo, la pregunta es cómo logramos que el conocimiento sea absorbido por la normativa, por los legisladores, el mundo político, y además luego cumplido y fiscalizado”.
En ese sentido, dijo que casos como los de este puma, los aluviones en invierno, la desaparición de Chaitén por el volcán, o la destrucción de hogares por incendios forestales dan cuenta de que a nuestro país le hace falta mejorar las normativas de construcción en zonas de riesgo.
Además, el ex presidente del Colegio de Arquitectos comentó que “hay ejemplos en Alemania o el los Países Bajos donde las carreteras se diseñan de tal modo que hay un paso bajo nivel donde se mantiene la vegetación preexistente para que los animales puedan pasar de un lado a otro de la carretera, cosa que aquí es impensado”.
Por otra parte, Osvaldo Moreno, arquitecto de la Universidad de Chile y experto en urbanismo y medio ambiente, explicó que “la planificación en Chile ha sido tradicionalmente de carácter reactiva, ha estado más bien involucrada en ir paleando los efectos del crecimiento de la ciudad y, por lo tanto, muchas veces no prevé los efectos que la expansión del territorio puede ir generando, especialmente, como hemos visto en esta noticia, en relación a los ambientes naturales y también en el manejo de reducción de riesgo”.
Además, el académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de nuestra casa de estudios apuntó en la misma línea que Alberto Texido, y aseguró que es necesario que las autoridades y la ciencia crucen sus conocimientos para legislar en torno a esta materia.
“Se debe establecer algo que es muy importante en este tipo de temáticas, que es un aprendizaje y una transferencia de conocimientos sobre este tipo de temas hacia aquellos actores que no solo toman decisiones directas, sino también a aquellos actores que están ejerciendo estas construcciones de nuevas áreas de ciudad”.
Moreno agregó que “hasta ahora siempre pensamos que oponerse al desarrollo implica hipotecar ciertas posibilidades de crecimiento económico o de distinto tipo y en rigor no es así, porque si hacemos una planificación inteligente, si hacemos efectivamente planificación estratégica incorporando las variables de sustentabilidad, de atención a los sistemas naturales, lo que vamos a hacer es generar una mejor ciudad también”.
Según el Atlas para el fin del Mundo elaborado por la Universidad de Pensilvania, en el planeta existen 423 grandes urbes, es decir, ciudades de más de 300 mil habitantes, ubicadas dentro de los 36 puntos más importantes de biodiversidad mundial, que cuentan con flora y fauna exclusiva que no se puede encontrar en otros sitios del planeta.
El estudio indica el 90 por ciento de las ciudades podría, en 10 años, acabar con los hábitats naturales. En América Latina las zonas con mayor crecimiento serán Bogotá, Brasilia, Guadalajara, Guayaquil, Ciudad de México, y Santiago, por lo que según los creadores de este informe, estas localidades deberían ser las que mayor prioridad tengan con el cuidado del medioambiente.