René Olivares Ayer en la tarde, los líderes de las organizaciones ecologistas que pedirán formalmente la remoción de Ricardo Lagos de su cargo de "enviado especial contra el cambio climático" afinaban los últimos detalles para que la carta que enviarán hoy llegase directamente a las manos del Secretario General de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon. La carta, a la que tuvo acceso "El Mercurio", explica en detalle por qué los ecologistas aseguran que el Gobierno de Ricardo Lagos "demostró una total insensibilidad respecto del medioambiente". En ella, las veinte organizaciones que firman el documento aseguran que su gestión impulsó "políticas atentatorias contra la sustentabilidad ambiental en beneficio de los intereses de los grandes grupos económicos, incluso defendiendo internacionalmente delitos contra la naturaleza". La alusión corresponde al caso de la planta de la empresa Lucchetti instalada en Lima, en terrenos correspondientes a una reserva natural. Al respecto, la carta señala: "Lagos intervino para lograr la impunidad de delitos relacionados a atentados al medio ambiente. Es el caso de de un multimillonario que era perseguido por los tribunales peruanos por delitos de corrupción", dice. La carta también critica la actuación de Lagos en el plano interno, haciendo alusión al Plan de Descontaminación Atmosférica de Santiago, en el que el ex mandatario habría "demantelado los avances generados en gobiernos anteriores en materia ambiental", y complementa que "con ello, benefició a los especuladores inmobiliarios a costa de la salud de la población de Santiago". Asimismo, recuerda los casos Celco: "Nunca cumplió su deber fiscalizador, el que bien ejercido habría evitado la tragedia" de los cisnes del río Cruces; Pascua-Lama: "Los glaciares están en franco retroceso y debiesen tener una protección especial, pero en Chile, son sacrificados a la codicia"; la aprobación del "petcocke" como combustible complementario, "pese a los severos cuestionamientos internacionales al respecto y pese a los niveles de contaminación existentes en varias zonas de Chile". Un párrafo especial está dedicado a la decisión de Lagos de nombrar como subsecretario de Pesca a Daniel Albarrán, quien es cuestionado también en la carta porque "había sido recientemente presidente de la Asociación de Empresas Salmoneras. Como se dice en Chile, 'puso al gato a cargo de la pescadería'". Y rememora que éste fue removido en 2001, gracias a denuncias ciudadanas que demostraron que su "nombramiento violó la ley de probidad vigente". Además, hace cuenta de que "el gobierno del señor Lagos se caracterizó por la construcción de autopistas urbanas, lo que ha generado un notable incremento en el uso del automóvil particular, con todas sus nefastas consecuencias ambientales", y agrega respecto de Transantiago que "fue elaborado con total negligencia y se ha convertido en un verdadero desastre para la ciudadanía, provocando un aumento aún mayor en el uso de automóviles". Finalmente, los ambientalistas piden a Ban "reemplazar al señor Lagos por una personalidad que sí reúna los requisitos de idoneidad ética necesarios". Quiénes no la firmaron Entre las organizaciones que no suscriben la carta, llama la atención la ausencia de algunas organizaciones que fueron férreos opositores a la gestión de Lagos en materia ambiental. Es el caso de las ONG "Chile Sustentable", que dirige Sara Larraín, y "Ecosistemas", liderada por Juan Pablo Orrego. Eso sí, esta última sí se uniría a la campaña para que las Naciones Unidas reconsideren el nombramiento del ex Presidente. En cambio, la organización a cargo de Larraín "no alcanzó a ser avisada" de la creación de la carta, pues la ambientalista se encuentra en Alemania. Sin embargo, los organizadores esperan que pronto adhiera al movimiento. No es el caso del Instituto de Ecología Política, dirigido por Manuel Baquedano, que prefirió abstenerse de firmar la carta, aun cuando no se opuso a ella. Los otros De los tres personeros designados por la ONU como "enviados especiales para el cambio climático", las objeciones sólo se centran en Ricardo Lagos, pues los ecologistas no tienen reparos con los otros dos. Incluso, de la ex ministra noruega Gro Harlem Brundtland, aseguran que "llena plenamente los requisitos". En tanto, al ex ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Han Seungsoo, no lo objetan, por tratarse de un político responsable, aunque con poca contingencia en materia ambiental. Los tres personajes deberán contactarse y recoger los puntos de vista de los diferentes jefes de Estado respecto del calentamiento global. Hitos de la gestión ambiental del ex Presidente Pocos logros se registraron en esta materia durante su mandato. Los seis años de gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) estuvieron cruzados por una serie de eventos relacionados con el medio ambiente que el ex Mandatario debió enfrentar, con dispar suerte. De hecho, es difícil encontrar en la prensa de la época hitos que hablen positivamente de la gestión ambiental de Lagos. Sin embargo, cuando surgieron los primeros cuestionamientos a su mandato en estos temas, fue él mismo quien se defendió. En su oportunidad, dijo que "En mi gobierno hubo esfuerzos (en materia medioambiental). En Codelco se luchó por disminuir los gases perjudiciales que se emitían en El Teniente. Se pudo hacer más, pero el día tiene 24 horas", sostuvo. También podría incluirse la aplicación del Decreto Supremo 90, que regula la emisión de residuos líquidos. Asimismo, uno de las acciones que mayor impacto causó fue el cierre, en 2005, de la planta Valdivia de Celulosa Arauco, tras la larga crisis que produjo la muerte de los cisnes que habitaban el Río Cruces, que incluyó multas por más de 500 millones de pesos. Otro de los puntos altos del mandato del nuevo "enviado especial para el cambio climático" en este ámbito fueron las sanciones cursadas a la empresa Aguas Andinas, por los hedores emanados por la planta de tratamiento "La Farfana". En su oportunidad, Lagos pidió incluso que su embajador en España, Enrique Krauss, presentara las aprensiones del gobierno chileno a las autoridades españolas por la mala calidad de las soluciones que entregaba la sanitaria.