Entrevista con el alcalde de Valparaíso. Propone erigir en el lugar un parque público que, asegura, persigue los mismos objetivos del proyecto inmobiliario: producir empleo. Pero a diferencia de la iniciativa de Mall Plaza, privilegiaría el comercio local.
“Son ocho meses donde pese a todas las dificultades, pese a la crisis que vive la municipalidad con un déficit millonario de casi $100 mil millones, avanzamos”, dice Jorge Sharp al hablar del tiempo que lleva como alcalde de Valparaíso. Su foco ha estado puesto en dos ideas: resolver las urgencias y planificar la ciudad. Acusa que producto de la gestión de la administración anterior, se generó un déficit de $18 mil millones. A esto, se suma otro tanto por $73 mil millones que corresponden a la corporación municipal, ente que administra educación, salud y cementerios. “Esperamos que al término de nuestra gestión al menos el déficit de la municipalidad pueda tener número azules. Con lo que estamos implementando, eso es posible. En el caso de la corporación, no es posible hacer eso. Vive una situación crítica, en la cual el esfuerzo no sólo tiene que ser del gobierno local sino que también del Estado”, señala. Para Sharp, el actor privado tiene un rol que jugar en el desarrollo de la ciudad. “La pérdida patrimonial no se ha dado solamente desde la perspectiva financiera, sino que política. Por eso para nosotros los instrumentos de planificación, como es el plan regulador y el plan de gestión patrimonial, son sumamente importantes para poder establecer nuevas reglas a partir de las cuales los distintos actores de la ciudad van a jugar un rol en este Valparaíso que soñamos para los próximos 30 años”.
Bajo esta lógica, ¿entregará en algún momento su apoyo a la construcción de Mall Barón, de Mall Plaza?
-Hay un conjunto de mega proyectos que se quieren implementar en la ciudad pero ninguno dialoga con la ciudad, y el mejor ejemplo de eso es el Mall Barón. Cuando se instaló la idea de construirlo se produjo una modificación del actual plan regulador ad hoc para construir un mall. Entonces me pregunto, ¿por qué en uno de los paños con más plusvalía de la ciudad se quiere instalar ese proyecto y no otro?, ¿por qué la empresa teniendo giro portuario decide, a nombre de la ciudad, construir en un sector que podría tener proyección portuaria un proyecto inmobiliario o de retail?
¿Y qué proponen ustedes?
-Nosotros proponemos para el sector de Barón un parque público. Los mismos objetivos que dice perseguir este proyecto que es acceso público al borde costero, generación de empleo, espacio para la vida familiar, se puede concretar con un parque público. Proponemos que es un proyecto mejor, que va a abrir el borde costero, que va a producir empleo y que va a permitir privilegiar y potenciar el comercio local por sobre las grandes cadenas de retail, y generar infraestructura urbana que hoy nuestra ciudad no tiene. Y no es que estemos en contra de los mall, de hecho en Av. Argentina en los próximos meses habrá uno. La situación que está viviendo el sector de Barón es muy parecida a la que en su momento vivió la Estación Mapocho, que estuvo a punto de convertirse en un proyecto inmobiliario. Se iba a recuperar el edificio, seguramente iba a tener espacios públicos, pero ahí la visión que primó fue otra, la de construir espacio público de dominio de la ciudad. Es como si yo quisiera privatizar el Parque Forestal. Yo estoy pensando en la ciudad de Valparaíso en los próximos 50 o 60 años, no en los próximos 5 años, porque el cambio que se va a producir es brutal para el futuro.
¿Es la ubicación el problema?
-Es un tema estratégico, de visión, de ciudad. Es como si quisieran construir un mall en el Parque O´Higgins sólo porque se señala que está deteriorado y que no está abierto a la comunidad. Estamos hablando de un paño de ese valor y de esas características.
¿Y qué le parece que la Unesco le haya dado su apoyo?
-La Unesco no le dio su apoyo al proyecto. Señaló que consideraba que el Estado de Chile estaba realizando todos los esfuerzos necesarios para proteger de manera correcta el patrimonio en Valparaíso y la resolución final quedó pendiente para dos años más. Aquellos que celebraron las tres resoluciones como una especie de espaldarazo al proyecto, están equivocados. Yo haría una invitación muy sentida a leer en detalle el alcance de la resolución en esta materia.
¿Ustedes se han comunicado con la Unesco?
-Sí, claro. Le planteamos nuestro punto de vista por el impacto que el proyecto iba a tener con la Bodega Simón Bolívar. Hicimos ver nuestras opiniones, estas fueron escuchadas por algunos representantes y comisionados de la Unesco, y de los Estados que son parte, y dentro de los marcos que establece la política de Estado, vamos a seguir insistiendo en la línea de relaciones internacionales. Esto no es nada en contra de un grupo económico determinado, esto tiene que ver con los intereses estratégicos de la ciudad para los próximos 100 años. Y lo que se está proponiendo en ese lugar no se ajusta a la proyección urbana, cultural, económica y productiva de la ciudad.
¿Ni aunque ese proyecto se ajustara?
-El mar y el borde costero constituyen una de las principales riquezas de la ciudad y el paño de Barón es parte de eso, por lo tanto, es un lugar que tiene una riqueza y una proyección única en la ciudad. No se trata de un piso más o un piso menos. Lo que hay detrás de nuestra visión, insisto, no es un problema con un grupo económico determinado, sino que tiene que ver con una visión respecto a Valparaíso que no ha existido en los últimos 10 años y que hoy queremos entrar a discutir, y esto puede generar un conflicto, sin duda, pero los conflictos se resuelven a través de los mecanismos democráticos que se establezcan, sin imposiciones, que es lo que ha pasado con todos los grandes cambios que ha tenido Valparaíso.
¿Cuándo Valparaíso contará con un nuevo plan regulador?
-Nosotros asumimos con un proceso abierto de discusión de un nuevo plan regulador y un nuevo Plan de Desarrollo Comunal. Lo que hemos estado haciendo es tomar lo que se había avanzado y revisarlo con ojo crítico, básicamente porque el trabajo que se había realizado en la administración anterior contaba con importantes deficiencias de carácter técnico, y en segundo lugar, con una visión de ciudad que no nos representaba. Tomamos lo mejor que pudimos y proyectamos un proceso de discusión que esperamos pueda concluir antes del término de nuestro mandato. Sabemos que cuando se discuten nuevas reglas se producen problema de incertidumbre que preocupa al actor privado y genera conflictos, pero creemos que son cuestiones naturales a procesos de estas características.
“Entre San Antonio y Valparaíso se produce una lógica de competencia que es esquizofrénica”
También ha manifestado su rechazo por otro proyecto emblemático, el Terminal 2.
-No nos oponemos a que Valparaíso albergue un nuevo terminal portuario, pero creemos que no puede ser construido a costa de despotenciar el resto de las vocaciones productivas, económicas y sociales que tiene la ciudad, como la patrimonial y turística-cultural, que particularmente si este proyecto no dialoga correctamente con la ciudad, puede verse mermada profundamente. ¿Por qué tenemos que privarnos de poder vivir con esas riquezas? Eso genera desarrollo económico, empleo y bienestar. Nuestra visión es invertir la cadena, no queremos un empresariado que llegue a Valparaíso y se sienta al tope de la cadena alimenticia, porque al tope está la comunidad. El 40% de la carga en Chile pasa por San Antonio; hay bajos índices de cesantía, pero la calidad de vida, la infraestructura urbana y la sustentabilidad de la ciudad se ha visto mermada profundamente. El proyecto tal cual está no nos parece, pero estamos dispuestos al diálogo y a albergar un nuevo terminal portuario. Nosotros planteamos algo muy sencillo, que los puertos tributen en las ciudades. Pero el actual esquema legislativo impide la existencia de impuestos específicos.
¿Ese es uno de los requisitos?
-No es el único, pero es un punto importante. Lo que hemos planteado es que Valparaíso se merece el mejor puerto de Chile y este proyecto, tal cual está planteado, no responde a eso.
Sin el proyecto, ¿puede volver Valparaíso a ser el puerto principal?
-En Chile no existe a nivel del Estado una institucionalidad que tenga la capacidad de desarrollar una mirada integral respecto a la estrategia nacional portuaria. No hay una dirección de puertos o una subsecretaría que permita coordinar el trabajo de los puertos, aquí cada quien hace lo que quiere. Entre San Antonio y Valparaíso se produce una lógica de competencia que es esquizofrénica. Más bien debiera existir una lógica de colaboración y complementación. Lo que no tiene Valparaíso lo puede tener San Antonio y viceversa. La idea de puerto principal guarda relación más bien con una ciudad puerto que tiene carácter único que no está sólo determinado por cuánta carga transita por sus muelles, sino más bien por su riqueza patrimonial, turística e histórica.
Trabajadores portuarios lo han acusado de no estar a favor del empleo.
-Si vamos a hablar del empleo, hablemos en serio. Sin duda estos proyectos producen trabajo, pero nuestra propuesta de desarrollo económico es mucho más diversa para la producción de empleos que simplemente el tema portuario. En materia de comercio local, el 40% del empleo en Valparaíso se produce por la pequeña y mediana empresa. Y por eso también nos preocupa la construcción del mall.
¿Dónde debiese construirse el mega puerto?
-Es una posibilidad que siempre hay que mantener abierta, pero tengo las mismas consideraciones que con el Terminal 2. Para Valparaíso es necesario una nueva política de Estado que suponga un nuevo puerto pero también que la riqueza de la ciudad vaya a sus habitantes.