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El contralor fiscaliza la legalidad de los actos de la presidenta, ministros y otros funcionarios, además de los gastos del fisco, municipios y otros servicios del Estado. Rajevic no puede ser contralor porque no cumplió con una beca financiada por todos los chilenos; porque hasta hace poco era militante de la Democracia Cristiana, lo que no da garantías de independencia; porque ha desempeñado cargos políticos; porque aportó con dinero a la primera campaña de Michelle Bachelet (¿Fiscalizará a quien aportó con dinero a su victoria?); porque recientemente ha asesorado, sin licitación, a varios ministerios, a los que por ley no podría fiscalizar por un buen tiempo si es nombrado.
Hoy ya no quedan órganos independientes; la Contraloría es el último. Y podría dejar de serlo. En este comentario, los argumentos y reflexiones.