El Gobierno de EE.UU. anunció hoy que cinco de los mayores bancos del mundo tendrán que pagar en conjunto una multa de más de 3.000 millones de dólares por haber manipulado de manera continuada durante cinco años los cambios de las divisas a nivel internacional.
"Tendrán que pagar un total de casi 3.000 millones en multas y sanciones", anunció en una rueda de prensa la fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch.
Las multas se enmarcan en un acuerdo al que llegaron con la Justicia las entidades estadounidenses Citigroup, JP Morgan Chase y las británicas Barclays y Royal Bank of Scotland, que reconocieron su papel en la manipulación del mercado de divisas.
Según Lynch, estos bancos tendrán que pagar una multa penal que en total suma más de 2.500 millones de dólares, mientras que solo Citigroup tendrá que hacerse cargo de una sanción de 925 millones.
La quinta entidad, el UBS, el mayor banco suizo, acordó pagar una sanción por incumplir un acuerdo previo, que exigía a la compañía no volver a incurrir en acciones fraudulentas, algo que no respetó, según la Justicia estadounidense.
El UBS anunció en Ginebra que la multa que tendrá que pagar a las autoridades de EE.UU. dentro de este acuerdo asciende a 545 millones de dólares.
En su comunicado, el UBS dijo que no deberá enfrentar cargos penales por su comportamiento en la manipulación de divisas, pero sí deberá declararse culpable de malas prácticas en relación al tipo de interés en los préstamos interbancarios, conocido como Libor.
Según explicó Lynch, la trama arrancó en 2007, cuando los operadores de divisas de estos bancos formaron un grupo que se dio en llamar "el cartel".
"Apropiadamente eligieron este nombre para describir su comportamiento ilegal durante cinco años. Casi todos los días durante cinco años utilizaron una sala de chat privada para manipular el tipo de cambio entre euros y dólares utilizando un lenguaje cifrado para ocultar su complot", apuntó la fiscal general.
La actuación de los bancos "como compañeros en vez de como competidores" para hacer que les favoreciera el tipo de cambio perjudicó a "incontables" inversionistas e instituciones de todo el mundo, incluyendo a otros bancos y clientes que confiaron en que el mercado generaría un cambio competitivo, según destacó Lynch.