Después, la Iglesia católica estableció el 28 de diciembre como el día de los "Niños Inocentes", para recordar la matanza de menores ordenada por Herodes.
La Edad Media se encargó de combinar esta celebración con la pagana "Fiesta de los Locos", que tenía lugar entre Navidad y Año Nuevo. Según cuentan algunos historiadores, eran fiestas escandalosas que la Iglesia quería aplacar. Para ello, decretó el Día de los Santos Inocentes.
De esta manera, se unió la tradición pagana y religiosa y dio lugar a una fecha dedicada a las bromas.