Este dos de diciembre el Colegio de Arquitectos de Chile otorgó el Premio Nacional de Arquitectura Teodoro Fernández Larrañaga (1948), arquitecto y también paisajista, formado en la Universidad Católica de Chile, donde ha sido docente al igual que en la Universidad del Desarrollo, Universidad de Concepción, Universidad Ricardo Palma de Lima y la Universidad Nacional de La Plata en Argentina.
Se le reconoce por su obra y propuestas de gran calidad, entre ellas el edificio del Ministerio de Obras Públicas de La Serena, el edificio Moneda Bicentenario, el Templo en el Campus San Joaquín de la UC, el Parque Quinta Normal, la Biblioteca del Campus Lo Contador UC, el parque Bicentenario, proyectos de viviendas sociales y muchas otras obras que también nacieron de Concursos Públicos de Anteproyectos.
En esa línea, a lo largo de su trayectoria más del 60% de su trabajo corresponde a espacio público. A su vez, su carrera profesional y académica, combina su capacidad de innovación y su sensibilidad proyectual, que ha generado múltiples invitaciones a exponer su obra y su fundamento en diferentes foros, seminarios y congresos.
Para el premiado, impulsar su obra desde el espacio público y lo urbano, demuestra que en la ciudad no sólo se ven involucrados quienes la construyen, sino una serie de elementos.
“A los arquitectos nos toca trabajar, pero casi siempre se entiende que trabajamos como en los edificios o en las cosas privadas, sin embargo, la ciudad se construye por eso pero también por lo que queda entremedio, por lo que es abierto y público. La ciudad es un reflejo de la sociedad, por tanto es compleja, es un ente social, pero también es un ente productivo económico, tiene muchas variables”, señaló.
Una de los trabajos que resulta llamativo es la reconstrucción de la Estación Mapocho, que el 1991. La Corporación Cultural de la Estación Mapocho, recién conformada, realizó un Concurso Nacional de Arquitectura para rescatar este emblemático edificio. El honor se lo adjudicó Fernández Larrañaga junto a sus compañeros de labores, hecho que fue destacado por el docente.
“Logramos, de alguna manera, esa mirada hacia el patrimonio como un edificio palaciego se volcara hacia la otra parte de la estación, esta especie de nave, media industrial, de fierro y vidrio dinámica, que esta fachada. Este trabajo en especial se me hace memorable”, señaló.
Finalmente, junto al Premio Nacional, el homenajeado ha recibido la distinción Fermín Vivaceta (2002), Reconocimiento a la Excelencia Académica (2008) y el Premio Internacional Reina Sofía de Patrimonio Cultural por el rediseño del Centro Cultural Estación Mapocho (2008).