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Está en pie desde hace casi un siglo - 1924- y su futuro se encuentra entre comillas. El edificio ubicado en la esquina sur-poniente de las calles Morandé con Rosas, en pleno centro de Santiago, tiene un dueño que quiere demolerlo.
Su propósito es construir una torre de 33 pisos, no obstante el presidente de la fundación Defendamos la ciudad, Patricio Herman, aseguró que de acuerdo a las leyes “el permiso se otorga en un plazo de tres años para que construya, si no se construyó en el período de tres años, el permiso perdió vigencia”.
La obra fue nombrada oficialmente como “conservación histórica” el 28 de mayo de 2008 por la Municipalidad de Santiago, mientras que el permiso de edificación fue entregado por la Dirección de Obras Municipales el 25 de enero de 2008.
“Por eso es que el dueño cree que puede hacer lo que quiera”, opinó Herman. El único motivo para que un patrimonio cultural pueda ser destruido es que un arquitecto compruebe que la estructura está en muy mal estado, “y ahí el director de obra manda al Seremi estos documentos para permitirla”, recalcó Herman.