Sólo proyectos desde US$ 100 millones o de "alto impacto social", atendía el Comité Interministerial de Agilización de la Inversión, CAI, creado por el Presidente Piñera unos pocos meses después de inaugurar su gobierno, cuando fue concebido como una "oficina de reclamos" para iniciativas multimillonarias y estratégicas para el desarrollo del país.
El organismo -que llegó a contar con una "cartera" de casi US$ 30 mil millones - se caracterizaba por un actuar sigiloso y casi secreto, al punto que dejó como rastro sólo dos actas y, según el subsecretario de Economía, Tomás Flores, "no lleva expedientes de los proyectos de inversión presentes en su cartera y tampoco emite conclusiones, resoluciones, ni actos públicos , ya que (...) es un órgano asesor y, por lo tanto, no tiene atribuciones para emitir actos administrativos".
A través de encargados de prensa, el ministro del ramo, Félix de Vicente , argumentó problemas de agenda para referirse a él y a pesar de haberse solicitado a través de la Ley de Transparencia, no se envió el listado de proyectos que manejó al menos hasta julio de 2013, a pesar de que se le pagaba $ 2 millones mensuales al ingeniero en control de gestión, Cristián Sepúlveda Farfán, para, entre otras funciones, mantener la "base de datos de cartera de proyectos de inversión del CAI".
La Segunda Sábado siguió la pista de este "Sernac de las empresas", que en realidad no sólo funcionó como un mero organismo asesor, sino que pasó por una compleja fase operativa , con agentes que incluso advirtieron a funcionarios de la administración que, de oponerse a sus planteamientos, podían verse forzados a dejar sus puestos . Un duro informe de Contraloría, acusando excesos, propició su decadencia, pero antes influyó en el destino de numerosas iniciativas.
Foco comunicacional: las personas; no el empresario
Presidido por el ministro de Economía de turno y bajo su dependencia , el CAI coordinaba distintos ministerios, labor que recaía en un secretario ejecutivo, cuyo primer titular -y último del que se tenga registro- fue el economista Dieter Wunder, hoy gerente de Inversiones y Desarrollo de Enami .
Quienes conocen del tema, revelan que tenía un equipo a su cargo de tres profesionales, entre abogados e ingenieros comerciales, formando así una pequeña "unidad de ataque", que se reunía con grandes empresarios y las planas gerenciales de los proyectos más significativos, para formular planes de acción, con el fin de destrabar burocrática y socialmente las inversiones .
Sólo hay rastros de las sesiones segunda y tercera, cuando se delinearon los objetivos estratégicos.
Según los papeles del encuentro del 26 de julio de 2010, primero se resolvió cómo se quería mostrar a la entidad. El titular de Economía de entonces, Juan Andrés Fontaine -el mismo que la bautizó como "oficina de reclamos"- señalaba que la publicidad debía ser "no demasiada" .
Al respecto, el timonel de Minería, Laurence Golborne soslayaba el énfasis proempresarial: "Podría ser buena la publicidad si se da el mensaje correcto , es decir, que es un comité que está al servicio de la gente ".
Los puntos neurálgicos
La reunión dejó en claro que los puntos neurálgicos eran "energía" y las trabas para sacar adelante a las generadoras; Salud, por ser visto como "uno de los ministerios que cuenta con más trámites (que deben cumplir los inversionistas); y la problemática mapuche, dada la "preocupación" por la implementación del tratado 169 de la OIT.
El secretario ejecutivo del CAI, Dieter Wunder, en el encuentro del 25 de noviembre 2010, dio a conocer que habían iniciado sus operaciones, teniendo en sus manos "32 proyectos en carpeta, de los más emblemáticos para el país" , y que había logrado "que se dé luz verde a dos".
El gran golpe
El CAI operó en numerosas iniciativas (ver recuadro), pero al segundo año se sobrevino un soterrado desastre:
Todo partió el 17 de noviembre de 2010, cuando asumió como seremi de Atacama Nicolás Baeza Prieto , quien tuvo como labor prioritaria estudiar el proyecto de la mega central termoeléctrica Castilla , ligada al empresario brasileño Eike Batista. Junto a su equipo debía determinar si el proyecto era "molesto" o "contaminante".
Ya la seremi anterior, María Pilar Merino Goycoolea,había señalado su disconformidad , por considerar el emprendimiento como "contaminante", desatando una guerrilla judicial.
Al ascender Baeza, el equipo evaluador en Salud se mantuvo inconmovible: no habría visto bueno.
Pero comenzaron las presiones, según relató a Contraloría el evaluador Víctor Calderón Espinoza .
Afirmó que el Ministerio de Energía intervino a favor de Castilla ; que vivieron una "situación anómala" y que la Subsecretaría de Salud Pública se hizo a un lado. De hecho, se llevó a los evaluadores a Santiago para que participaran de reuniones con Energía, para lo cual, según el ex seremi Baeza Prieto, los contactos fueron realizados por Dieter Wunder, es decir, el secretario ejecutivo del CAI .
A comienzos de 2011 se desarrolló una reunión clave en la Intendencia de Atacama: " Hubo ánimo de presionar al equipo técnico ... con el propósito de cambiar la calificación del proyecto ", dijo el evaluador, quien agregó que el Jefe de la División de Desarrollo Sustentable del Ministerio de Energía, Jaime Bravo Oliva , les proporcionó un documento, "sin fecha ni firma, con los fundamentos que ese equipo debía incorporar para el cambio de calificación ".
Añadió que ante la divergencia "el señor Dieter Wunder Manríquez, Director del Comité de Agilización de Inversión, se dirigió a ese equipo técnico, señalándole abiertamente, y en presencia de los seremi de Economía y de Salud, que si se seguía con la postura de que el proyecto era contaminante, era mejor que 'presentásemos la renuncia antes de salir posteriormente con opiniones divergentes al proyecto ".
El ex seremi Baeza confirmó la versión, argumentando que Wunder "se molestó con el equipo técnico de la Seremi de Salud, razón por la que éste les senaló ' si ustedes no quieren hacer su pega tienen que renunciar' ".
El equipo evaluador aseveró a Contraloría que por presiones y desgaste cambió la calificación del proyecto a "molesto", dándole viabilidad. Sin embargo, por distintas ilegalidades, la Corte Suprema lo derribó, apoyado por el demoledor informe de Contraloría, que en todo caso no pudo tocar a los miembros del comité, pues todos, incluyendo su director -quien tenía una remuneración de $ 6 millones mensuales- tenían contratos a honorarios y no formaban parte de la planta de Economía.
El desprestigio del equipo
Contraloría emitió sus conclusiones a fines de 2011, pero sólo trascendieron a nivel de entendidos. Para ella, el comité " no se ha limitado a una función meramente asesora ..., ni ha actuado respetando la competencia y autonomía de los órganos que intervienen en materia ambiental... A futuro, el referido Comité debe ser regularizado".
Pero los problemas a nivel de gobierno habían comenzado poco antes: el entonces director del Servicio de Evaluación Ambiental, Ignacio Toro, personaje clave en el tratamiento de la temática mapuche,había dejado de asistir a las reuniones del CAI.
También se desentendió el ministro de Salud, Jaime Mañalich , quien ordenó elaborar un documento respecto de áreas a desburocratizar, pero no intervino en medidas conversadas al fundarse el CAI, como una eventual securitización del riesgo ambiental o la creación de un royalty ambiental .
Y la operatividad del CAI se fue a pique desde el lado empresarial . Así, la Confederación de la Producción y del Comercio recibió hace 3 mesesel documento "Agenda para Impulsar las Inversiones en Generación Eléctrica de Base. Segundo Informe".
Redactado por Sebastián Berstein, Gabriel Bitrán, Alejandro Jadresic y Marcelo Tokman , explicaba que el CAI, fue " una iniciativa relevante ", pero que "habría excedido su función".
En su lugar, los redactores, se sugirieron "establecer instancias o mesas sectoriales", entre otras medidas
Consultado el Ministerio de Economía respecto de la continuidad de funciones del comité, no hubo respuesta, pero en la página de Transparencia figuran renuncias "voluntarias" dentro del pequeño equipo ejecutivo en mayo, julio y septiembre del año pasado, incluyendo la de Dieter Wunder, quien sólo indicó a La Segunda Sábado que "no trabajo más en el CAI".