VITACURA
El 26 de junio, el concejo municipal de Vitacura convocó a una audiencia pública a raíz de una carta firmada por cerca de 500 vecinos, inquietos por los trastornos que podrían generar los estacionamientos subterráneos que la Clínica Alemana construye debajo del Club Manquehue. La vocería de la comunidad, perteneciente al cuadrante Manquehue-Américo Vespucio-Las Hualtatas-Kennedy, recayó en el ingeniero civil Fred Meller Mayr, socio de la Constructora e Inmobiliaria 2000. La comitiva incluyó a abogados, sociólogos y médicos. En Vitacura, a diferencia de lo que ocurre en otras comunas, las peleas se dan entre pesos equivalentes.
La mayor preocupación es la salida del estacionamiento por la calle Las Hualtatas, dado que el recinto tendrá una capacidad para 599 automóviles, distribuidos en seis niveles de subsuelo. El alcalde Raúl Torrealba se comprometió a analizar el asunto y está en contacto con el grupo encabezado por Meller. “Las Hualtatas ya está sufriendo por la congestión de vehículos. Este grupo de vecinos, bien organizado, ya entregó varias propuestas y también pidió la suspensión del permiso de edificación de los estacionamientos de la clínica”, cuenta el concejal Rodolfo Terrazas, presidente de la comisión municipal de Urbanismo.
El caso de Las Hualtatas refleja que si bien el plebiscito territorial de 2009 ha garantizado el carácter residencial de sectores como Escrivá de Balaguer, Padre Hurtado y Alonso de Córdova, otras zonas de la comuna están sufriendo los efectos del crecimiento demográfico y el aumento del parque vehicular.
El alcalde Torrealba remarca que Vitacura tiene la mayor tasa de motorización del país: más de un vehículo por habitante. El uso masivo del automóvil también se puede explicar por el déficit del transporte público, dado que existe una sola línea de buses desde el Metro Tobalaba. Esta carencia afecta a las personas que llegan diariamente a Vitacura para trabajar. “El municipio ha realizado las gestiones con Transantiago para mejorar la frecuencia de los buses que circulan en la comuna, no logrando los resultados esperados”, asegura Torrealba.
Los principales cuellos de botella se concentran hoy en las rotondas Pérez Zujovic, Irene Frei, Lo Curro y Carol Urzúa. Estas últimas constituyen la única alternativa de empalme con Lo Barnechea, y el municipio espera que con la puesta en marcha de Costanera Sur, las nuevas conexiones hacia y desde Costanera Norte, más la materialización del puente Padre Hurtado, disminuya el nivel de congestión vehicular.
Vitacura es una comuna de paso para un importante número de personas que viven en Lo Barnechea y trabajan en otras comunas de Santiago, fenómeno que se ha acentuado con los años. Por eso la tarea de descomprimir tiene carácter de urgente para sus autoridades. En conjunto con Las Condes y Lo Barnechea, el municipio preparó un proyecto de tranvía que conecte a las tres comunas, y está a la espera de que la autoridad central lo incluya en una nueva licitación de transporte público. También está pendiente -dentro del programa “Santiago 2020”- la construcción de la Línea 8 del Metro, que irá desde Cantagallo en Las Condes hasta Macul.
PUENTE ALTO
El gimnasio municipal El Volcán 2 de Puente Alto, ubicado en el corazón de Bajos de Mena, está cerrado con candado. Un guardia vigila celosamente la entrada. Aunque en su interior hay un par de funcionarias aseando la cancha y sus galerías, todos saben que quizás hoy sea necesario suspender los partidos de baby-fútbol y los talleres de hip hop. En la calle Juanita se rumorea que algunos vecinos de la Población Francisco Coloane podrían tomarse el recinto en protesta por la obligación de desalojar los bloques en que viven y que serán demolidos como parte del plan de erradicación del Ministerio de Vivienda.
Mariana Sandoval es la responsable del gimnasio. No pasa desapercibida. La madre del mediocampista de la Universidad de Chile Charles Aránguiz es la mayor celebridad del barrio. Llega en taxi colectivo desde la Población Nueva Esperanza, donde su familia se instaló cuando Mariana tenía sólo cuatro años y Bajos de Mena era un potrero inmenso y solitario. Con tono amable, la jefa pide a sus colaboradores que cumplan sus labores con normalidad y sin temor. Sandoval tiene don de mando. También demuestra esa autoridad cada fin de semana como entrenadora de equipos infantiles de fútbol en las canchas de tierra de Puente Alto, las mismas donde Charles, recibiendo sus instrucciones, ensayó sus primeras gambetas. La DT del Nueva Esperanza dice que nunca se irá de Puente Alto ni dejará de trabajar en Bajos de Mena, el mayor gueto del país, cuyos habitantes viven hacinados allí hace cerca de 20 años, aunque hasta hace poco sólo ellos parecían saberlo.
“Es importante que se esté acabando con el hacinamiento de Bajos de Mena, porque todos saben las condiciones en que vive la gente”, dice Mariana Sandoval. Pero el encierro va más allá del gimnasio en esa zona de Puente Alto. “Cuando se habla de Bajos de Mena -donde viven 120 mil personas-, mucha gente piensa que tiene varias vías de acceso y el problema es justamente que existe una sola calle (Eyzaguirre) para ir al centro de Puente Alto, donde están los servicios”, dice Germán Codina, alcalde de Puente Alto.
El edil cree que es fundamental extender la línea de metro hacia la esquina de Sargento Menadier con Concha y Toro si se quiere terminar con el aislamiento.
Asimismo, Codina solicitó formalmente la instalación de una comisaría de Carabineros en Bajos de Mena, no sólo para combatir la delincuencia y el tráfico de drogas del sector, sino también como una forma de captar el interés de empresas que podrían dotar al área de los servicios que requiere cualquier zona urbana de este tamaño.
PROVIDENCIA
En un país poco preocupado por el patrimonio, los textos de Miguel Laborde, académico de larga trayectoria en la investigación arquitectónica y urbana, jamás serán best seller. Las calles de Providencia (1987) es una joya que con mucha suerte se puede encontrar en tiendas de libros usados. En ese trabajo, Laborde recuerda que Darío Urzúa, antes de ser alcalde de Providencia, entre 1921 y 1923, fue diputado y en la Cámara nunca dejó de manifestar su inquietud por “la tendencia nacional al despilfarro en los períodos de bonanza”. Ya sea por derroche o por la natural expansión de Providencia, su antigua quinta, hoy atravesada por la calle que lleva su nombre, es uno de los núcleos de altos edificios del eje Pedro de Valdivia.
Rara vez un atributo se transforma en un problema, pero la máxima parece no correr para Providencia. El boom inmobiliario que tensiona a la comuna en los últimos años, justamente en zonas como Darío Urzúa, se debe a sus privilegiadas condiciones en cuanto a ubicación geográfica, nivel de transporte y la calidad de los servicios públicos y privados. Sin embargo, los edificios desvanecieron parte importante del patrimonio de la comuna y también arrasaron con aquel toque afrancesado de casas y jardines en sectores emblemáticos de la comuna.
“Hemos vivido el proceso continuo de desaparición de los barrios tradicionales y esto ocurrió hasta que la comunidad se puso a trabajar en su defensa”, dice la alcaldesa Josefa Errázuriz.
Patricio Herman, presidente de Defendamos la Ciudad, plantea que siendo una comuna encerrada de no más de 900 hectáreas, Providencia tiene zonas que de manera razonable se pueden prestar para desarrollo urbano, “pero hay al menos ocho zonas de incalculable valor patrimonial que deben ser protegidas”. Errázuriz enfatiza que el análisis no consiste en rechazar los cambios ni en congelar los barrios, sino en respetar los distintos estilos de vida insertos en la comuna y velar por su traspaso a las futuras generaciones. La dificultad radica entonces en conciliar los intereses de todas las partes en juego.
“Hay que considerar las opiniones de los habitantes de cada territorio, ésa es la única forma de conciliar desarrollo económico, social y cultural con la protección de nuestra historia y patrimonio”, dice Errázuriz. Hoy se desarrolla un proceso participativo para elaborar el Plan de Desarrollo Comunal, que busca ser la carta de navegación del municipio durante los próximos ocho años. La alcaldesa pretende que se apruebe a más tardar en 2015.
HUECHURABA
Si existiera la especialidad de traumatología urbana, el diagnóstico para uno de los principales dolores de Huechuraba sería categórico y despiadado: artrosis severa en su columna vertebral. La Avenida Américo Vespucio, arteria que recorre la comuna entera de oriente a poniente y sirve como su límite al sur, presenta niveles de congestión vehicular que significan largas esperas para los habitantes de la comuna, especialmente en la zona de Pedro Fontova durante los horarios punta.
Daniela Bustamante, ingeniera civil química de la PUCV, vive desde hace dos años en uno de los 15 condominios que se encuentran al interior del Club Alto del Carmen de Pedro Fontova. Por estos días, con los escolares en vacaciones de invierno, se demora sólo 20 minutos en llegar a su oficina en Miraflores con Agustinas. Tiene claro que el espejismo durará poco. Apenas se abran los colegios, el mismo trayecto podrá demorar hora y media.
“El taco para recién salir a Américo Vespucio puede durar fácilmente 50 minutos. El atochamiento parte al interior, antes de salir a Pedro Fontova y muchos aprovechan de salir por la entrada para ahorrarse un poco de espera”, cuenta. Como todavía no tienen hijos, con su marido Daniela dice que se ha acostumbrado a salir a las 7 de la mañana con tal de disminuir el riesgo de llegar tarde al trabajo. “Conozco varios casos de familias con niños que se han ido de Huechuraba porque es difícil manejar la incertidumbre de los horarios y los tacos”, señala.
Según Patricio Herman, la situación se ha agravado debido a la nula responsabilidad que han adoptado las inmobiliarias respecto del impacto de sus proyectos.
“Con mucha picardía, las empresas se preocupan de operar al filo del umbral de la reglamentación con tal de no hacer obras de mitigación vial. La ordenanza dice que los proyectos habitacionales con 250 estacionamientos deben presentar el Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano, entonces llegan a 249 y no hacen nada”, critica Herman. Si se deja Ciudad Empresarial al margen, el desplazamiento vehicular dentro de Huechuraba se realiza en una “U” conformada por Recoleta, Américo Vespucio y Pedro Fontova.
El alcalde Carlos Cuadrado sabe que no tiene sentido sostener toda la conectividad de la comuna en una sola vía.
“Tiene que haber una conectividad para evitar congestionar Vespucio Norte. Tener una sola vía es absurdo y poco inteligente, por lo que hay que estructurar una vía paralela, que podría ser una continuación de Lo Marcoleta. Eso permitiría dar conectividad y vertebrar la comuna internamente”, dice Cuadrado.
El edil lamenta que el gobierno haya anunciado una inversión de US$ 500 millones para el mejoramiento urbano de la zona oriente de Santiago sin comprometer ninguna acción similar en el área norte. “No puedes desarrollar una ciudad si priorizas un sector en desmedro de otro. Se tiene que ir resolviendo en paralelo”, plantea Cuadrado.
Pablo Allard, decano de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo, piensa que Huechuraba presenta una dicotomía especial que complica la gestión. “Por un lado, la comuna tiene problemas ligados a la modernidad, como la saturación de autos en Pedro Fontova o la poca conectividad de Ciudad Empresarial, pero, por otro, mantiene las carencias sociales de sectores como La Pincoya. El ideal es alcanzar un punto de balance en la atención de estas demandas”, señala.
“Si Ciudad Empresarial quiere conectarse con Sanhattan, si La Pincoya tiene demandas sociales graves, si Pedro Fontova tiene problemas de vialidad, ésas son demandas de justicia y me corresponde asignar a cada uno lo suyo. Yo no pretendo aquí ser eficiente, porque a veces la eficiencia no va con la justicia”, concluye Cuadrado.