Por Dalia Rojas Nadie entiende cómo pasó, pero pasó. Ni Labbé lo puede negar: los 250 metros de elevación no aparecen en ningún proyecto aprobado por el Municipio de Providencia. A lo sumo hay permiso para hacer el subterráneo más grande de Sudamérica. “Inversión cercana a los 300 millones de dólares que transformará a Costanera Center en el símbolo arquitectónico y comercial del país”, señala el tríptico promocional del complejo que está construyéndose en los antiguos terrenos de la Cervecerías Unidas, y que el empresario alemán Horst Paulmann adquirió en 1986. El proyecto contempla la construcción de un puente sobre el río Mapocho, que unirá Tobalaba con la futura autopista El Salto-Kennedy. También tendrá una pasarela peatonal sobre Vitacura, para permitir a los usuarios estar a pasos del Metro. Además tendrá gimnasio, bulevar, terraza superior al aire libre con áreas verdes, dos hoteles de cinco y cuatro estrellas y un gran edificio de oficinas en la esquina de Nueva Tajamar con Vitacura, abunda el mismo folleto. Pero sin duda lo más atractivo del proyecto de Horst Paulmann es la Torre Costanera de 250 metros, “la más alta del hemisferio sur”, que albergará a importantes empresas nacionales y multinacionales y que pretende convertirse en el Empire State de Latinoamérica, un rascacielos que dobla en altura a la Torre Entel. Sin embargo, el ambicioso proyecto -“el hito comercial más imponente de Chile”- podría quedar reducido sólo a un inmenso subterráneo clase B4, la más básica de las clasificaciones. Según antecedentes recopilados por LND, el proyecto no cuenta con los permisos de edificación que contemplan los 600 mil metros cuadrados que, se supone, debiera tener la construcción. En una reunión entre Patricio Herman, vocero de Defendamos la Ciudad; Rodrigo Cociña, de Defendamos la Plaza las Lilas, y el alcalde (S) de Providencia, Cristián Espejo, realizada el viernes pasado, el edil explicó: “La obra de Cencosud está en fase de anteproyecto, y no puede estar permitido. ¡Cómo va a estar permitido! Lo que está autorizado es construir el subterráneo”. Según Espejo, lo que se está construyendo es “lo aprobado por la Dirección de Obras del municipio, pero no puede haber permiso para levantar el rascacielos”. Aun así, el alcalde Cristián Labbé reiteró su posición publicada el jueves en “La Segunda”, donde desmintió la información entregada por La Nación el día anterior, que señalaba que los permisos de construcción eran contradictorios entre sí y que no correspondían a lo que finalmente se levantaría en esos terrenos. “La obra de Cencosud está con todos sus papeles en regla, y sus permisos en norma”, dijo Labbé a LND, y apoyó plenamente la gestión del director de obras, “y no me voy a referir más al asunto”. SIN PERMISO DE ERECCIÓN La reunión del viernes se sumó a la que tuvieron el miércoles Herman y Cociña con el seremi de Vivienda, Nelson Morales, para exponerle sus reparos frente a esta construcción. En el encuentro pidieron que el director de Obras de Providencia, Sergio Ventura, entregue y exponga los permisos correspondientes, solicitud que les había sido negada por el municipio, a pesar de que la norma contempla que los vecinos tienen el derecho de conocer en su parte final el permiso para edificar y el plano del proyecto a construir. Pero el viernes, y luego de cierta insistencia, el alcalde (S) accedió a mostrar los permisos de la monumental edificación, que hasta el momento crece hacia abajo, ya que sólo lleva adelantado un gigantesco forado. Según esa documentación, el permiso para edificar fue otorgado en agosto de 1991. En la ocasión, el director de Obras de la época, Alfredo Cruz Manzano, aprobó construir 240 mil metros cuadrados. No los 600 mil publicitados a los cuatro vientos. El segundo permiso para alterar la edificación fue otorgado en 2000. Y el tercer permiso fue dado en diciembre de 2001 por el actual director de Obras de la municipalidad, Sergio Ventura, y es para ampliar la construcción, aumentando la superficie total a 491 mil metros cuadrados. Aun así, durante la semana pasada, Cencosud envió un comunicado que señala: “El proyecto Costanera Center se está construyendo en virtud de los permisos otorgados por el Departamento de Edificación, Dirección de Obras de la Ilustre Municipalidad de Providencia”. Y agrega que “lamentamos informaciones erróneas que dañan a un proyecto de la envergadura y significado para la ciudad de Santiago como lo es Costanera Center”. Pero en el comunicado no especifica qué es lo aprobado por la Dirección de Obras y qué es lo que se va a construir definitivamente. Según registros de prensa de marzo de 2006, cuando el entonces Presidente de la República, Ricardo Lagos, acompañó al empresario Horst Paulmann a inaugurar el proyecto, éste sería de 600 mil metros cuadrados, y se erigiría en los terrenos ubicados entre Andrés Bello, Vitacura y Nueva Tajamar, incluyendo la erección de la gigantesca torre que coloca a Chile a la cabeza de Sudamérica en cuanto a edificios de altura. VERDADES RELATIVAS Pero hasta el momento, lo aprobado no es más que un subterráneo de cuatro niveles y tres torres, por lo que, por el momento, del colosal edificio más alto de Sudamérica sólo está autorizado lo que sería el hoyo más grande de Sudamérica. Para lograr entender qué es lo que finalmente se está construyendo, el arquitecto de Cencosud, Guillermo Bermúdez, accedió a hablar con LND. Le preguntamos si efectivamente no existía permiso para construir la torre más alta de Sudamérica, y él dijo que “eso es una verdad relativa”, y explicó: “Lo que pasa es que la torre es una modificación al proyecto, y éstas pueden ser de cualquier naturaleza, y como ocurre en este caso, yo tengo aprobado el subterráneo y eso es lo que estoy construyendo”. Y agregó que “hay cuatro torres aprobadas, lo que voy a hacer es modificar una de ellas, o todas si quisiera”, arguyó. O sea, que a partir de un subterráneo y en base a modificaciones del proyecto original, Cencosud planea elevar su megaproyecto. Luego del subterráneo, posiblemente envíen un proyecto para construir un supermercado Jumbo, luego un Easy, y tal vez más tarde un Santa Isabel, y de ahí, a lo mejor, se incluya como una reforma al proyecto original la torre de 58 pisos, para la que aún no hay permiso de construcción. El arquitecto señala que esto lo permite la legislación de nuestro país, así como la de cualquier parte del mundo. “La torre no se está construyendo; entonces, puede que el permiso no sea necesario todavía, véalo de esa manera. La torre no se ha iniciado, ¿para qué necesitaría el permiso ahora?”. Y terminó diciendo que probablemente habrá “muchísimas modificaciones al proyecto”. Patricio Herman rechaza enfático esos argumentos: “Eso no está permitido ni en Chile ni en ninguna parte. Cualquier modificación no puede sobrepasar el 5% de la superficie total, eso lo dice la norma”, y manifestó que va a continuar con su cruzada hasta que paralicen las obras y se revise bien la documentación. “Podríamos llegar hasta la Contraloría, como en el caso de Plaza Las Lilas”, dice. Otro punto que genera no pocas suspicacias entre los críticos a la monumental construcción es el parentesco entre dos relevantes actores del proyecto. El arquitecto Roberto Guzmán, en carta enviada a la organización Defendamos la Ciudad, señala que “se debe considerar el hecho que el inspector técnico [Héctor Ventura Becerra] ha intervenido en el proceso de obtención del permiso, lo cual, al margen de las irregularidades señaladas, es agravado por el hecho de ser hermano del director de Obras de Providencia (Sergio Ventura Becerra). LND