20 Agosto 2012

Hotel Punta Piqueros y las consecuencias de las marejadas

“La prevención más efectiva y de largo alcance es que las construcciones ribereñas se consulten previamente a los expertos, tanto en la ubicación como en las características de las obras", señala Alfonso Campusano, oceanógrafo, ex miembro del Shoa y actual académico. Por Eduardo Reyes Frías, El Martutino 18 agosto 2012.

“Temporal a pleno sol”, tituló la prensa la serie de olas gigantescas que inundaron el litoral de Chile, desde Talcahuano hasta Iquique, durante la madrugada del 25 de julio de 1968. Por supuesto que los sectores ribereños sufrieron mayores daños, afortunadamente sin víctimas fatales, en tanto no era temporada de playas. Los puertos resistieron la avalancha, pero debieron disminuir transferencia de cargas y se perdieron embarcaciones menores.

En la oportunidad, el Instituto Hidrográfico de la Armada, explicó que “la extraordinaria braveza del mar se había originado en un área de mal tiempo a gran distancia del océano Pacífico que en este caso coincidió con las altas mareas de un ciclo lunar”. Se advirtió también que la situación podía prolongarse.

La emergencia se actualiza

Aparte de la experiencia que se olvida, los informes científicos pasaron a los archivos y marejadas menores acompañaron temporales de invierno. Hasta que llegó la braveza del 16 de agosto, con cielo poco cubierto, pero aumentada por una alta marea en sus impactos sobre el litoral de la Quinta Región.

Los daños por $ 200 millones señalados en Viña del Mar corresponden al aumento de construcciones en el sector más expuesto al oleaje. Por ejemplo, avenida Perú y Reñaca. En cambio, la varazón de un buque mercante frente a la playa de LloLleo indica un descuido náutico, a pesar del pronóstico de la autoridad marítima que acogieron los pescadores.

Alfonso Campusano, oceanógrafo, ex miembro del Shoa y actual académico de la Universidad Andrés Bello, confirma que “el fenómeno obedece al refuerzo del centro de alta presión atmosférica del Pacífico Sur que genera vientos de larga duración, los cuales forman olas de mayor altura y largo período, cuya energía acumulada en la travesía oceánica se descarga finalmente en áreas costeras.”

-Además de las señales de alerta ¿qué otra precaución es recomendable?

“La prevención más efectiva y de largo alcance es que las construcciones ribereñas se consulten previamente a los expertos, tanto en la ubicación como en las características de las obras. De lo contrario, aumenta el riesgo en las zonas vulnerables.”

Iniciativa discutible

Se trata del proyecto internacional para levantar un hotel de 9 pisos sobre un roquerío inferior del Puente Piqueros, cuya aprobación en la Municipalidad de Concón, en enero 2011, fue objetada judicialmente por el Comité Pro Defensa del Patrimonio de Viña del Mar. Sin embargo, al cabo de analizar las argumentaciones de ambas partes, en el presente año la Corte de Apelaciones de Valparaíso denegó la Orden de No Innovar que habría paralizado el proyecto.

En estas circunstancias, sin necesidad de nuevos alegatos, la marejada reciente sobrepasó las bases del futuro Hotel Punta Piqueros, como muestran las fotografías adjuntas. Angel Alberti, director del Comité del Patrimonio, sintetiza “En tanto el tribunal descartó tres veces una paralización constructiva, la Naturaleza revirtió el caso en pocos minutos.”

El proyecto subiste. Una inversión anunciada en 35 millones de dólares admite ajustes y reajustes. Puede ofrecer, por ejemplo, una pasarela volante para evacuar pasajeros hacia el cerro vecino, por encima de la carretera, en respuesta a emergencias oceánicas. No obstante, cualquier medida precautoria debió ser revisada en un Estudio de Impacto Ambiental, no efectuado en el trámite que aprobó el municipio de Concón.

La mayor atención de las autoridades por el extenso y atractivo borde costero del país se aprecia en modificaciones de la Ordenanza del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. En particular, la identificación técnica de “áreas de riesgo” y “zonas no edificables”, tomando en cuenta los tsunamis y otros fenómenos naturales. El desafío permanente es el cumplimiento normativo.



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