Defendamos la ciudad

La monumental obra que se construye en pleno Barrio Bellavista no ha dejado indiferente a nadie. Primero, por sus dimensiones (más de 13 metros de altura). Segundo, por su ubicación: nada menos que frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, edificio declarado monumento nacional y, tercero, el monumento es de Juan Pablo II, pese a que nadie se atreve a criticar su obra, distintas agrupaciones ciudadanas cuestionan que un símbolo religioso sea puesto en medio de la cuidad. El responsable del proyecto es la Universidad San Sebastian, que pretende que el primer semestre de 2010 esté concluida la representación más grande del mundo del ex Sumo Pontífice. Otro dato no menor, es que el Consejo de Monumentos Nacionales no ha recibido, hasta el momento, ningún tipo de documento donde se solicite permiso para su ejecución y, por tratarse justamente de un monumento, debe de contar con su autorización. De lo contrario, podría solicitar que la obra sea paralizada. A través de los foros por Internet, distintas agrupaciones ciudadanas han criticado fuertemente la construcción, no sólo por sus colosales dimensiones, sino que por tratarse de una figura religiosa en medio de la ciudad. Patricio Herman, presidente de “Defendamos la Ciudad”, propone que el proyecto sea levantado en los predios con que cuenta la Universidad San Sebastian, ubicada a pocos metros donde se construye la obra. “Lo único que van a tener que hacer es pedir un permiso a la dirección de Obras de Recoleta, que lo más seguro es que se lo den inmediatamente y con el beneficio que no le van a tener que pedir permiso al Consejo de Monumentos Nacionales por tratarse de una actividad privada dentro de un predio particular”. De no concretarse su propuesta, Herman también se inclina por trasladarla a un sitio abierto, que podría ser Viña del Mar, tal como lo han señalado distintas autoridades de esa ciudad, incluida la propia alcaldesa Virginia Reginato. A su juicio, la edificación de la obra “es un antojo privado que no se le preguntó a nadie” y asegura que “el Estado chileno tiende a agachar el moño en ciertos casos, sobre todo cuando hay grupos económicos tan poderosos”. Lo cierto es que el monumento a Juan Pablo II está en plena ejecución y hasta el minuto no ha habido impedimento alguno para paralizar o bien trasladar la obra. Todo parece indicar que será terminada, tal como la proyectaron los responsables de la obra.