08 Septiembre 2009

Comunismo y capitalismo

El antagonismo crucial en este momento, el punto de referencia de todos los otros es el antagonismo entre excluidos e incluidos. Nieves y Miro Fuenzalida / La Cita Trunca / www.etcheverry.info / 2009.09.08

A excepción de unos pocos marxistas porfiados hoy ya no se habla de comunismo o capitalismo. Ambos términos han desaparecido de la retórica de los políticos, sindicalistas, escritores, periodistas o académicos. Incluso la izquierda revolucionaria y el movimiento anti globalización han transformado la crítica del capitalismo (centrada en mecanismos económicos, formas de organización laboral, extracción de ganancias) en la crítica del Imperialismo. Cuando se habla de los agentes de la globalización el enemigo es externalizado, mayormente, en la forma de un anti americanismo vulgar. La agenda política es la de la lucha en contra del imperio americano y, en esta lucha, cualquier aliado es bueno. El islamismo anti modernista o el régimen de Bielorrusia aparecen como fuerzas progresistas en contra de la globalización. En lugar de la crítica al capitalismo como tal nos conformamos con la crítica a los excesos del imperialismo. Con lo que finalmente nos quedamos es con la intención de suavizar los mecanismos capitalistas para crear otro marco más progresivo, tolerante y justo como última formula de arreglo económico social, olvidando que el capitalismo global contiene suficientes antagonismos (ecológicos, propiedad privada, desarrollos tecno científicos y nuevas formas de apharteid) que tienen el potencial de motivar movimientos sociales que impidan su reproducción indefinida. El capitalismo posee una tremenda capacidad de adaptación y fácilmente transforma cada crisis y catástrofe en una oportunidad de inversión, competencia y solución mercantil. Lo que impulsa esta creatividad es la confianza en la objetividad de los mecanismos del mercado, en la mano invisible que garantiza que la competencia del egoísmo individual contribuye al bien común. Zizek, el filosofo marxista lacaniano, enfatiza el hecho de que por mucho tiempo las leyes o la lógica interna del proceso histórico han proporcionado el medio y el fundamento a todas las intervenciones humanas. Cualquier cosa que el sujeto político o social realice ha estado mediada y sobredeterminada por la historia. Su curso, su impulso inmanente, se orienta necesariamente hacia un objetivo último (el juicio final, el despliegue del Espíritu, la sociedad sin clases, las leyes del mercado liberal, el punto omega) En contra de esta lógica lo que hoy día surge como posibilidad real es la intervención directa de la voluntad del ser humano en la dirección de la historia modificando su curso al desencadenar una catástrofe ecológica, una mutación genética fatal, la aniquilación nuclear o la apertura a un nuevo mundo. Ya no podemos confiar en que la historia continuará su curso no importa lo que hagamos. La acción de un solo agente político puede alterar, interrumpir o terminar con el proceso histórico mundial. La sustancia histórica da paso al sujeto histórico. Es dentro de este contexto en donde el capitalismo empieza a perder su estatus privilegiado. Una serie de fenómenos han empezado a aparecer que muestran el límite de la propiedad privada. La insistencia de Napster de permitir libre acceso a la música contenida en el Internet mostró la relación antagónica entre la lógica de la ganancia y la industria digital al plantear el problema de cómo mantener la propiedad privada (derecho de autor) en un medio de circulación libre. Según el poder judicial norteamericano no hay necesidad de distinguir entre seres vivos y objetos inanimados. Un organismo genéticamente diseñado debe ser considerado como una invención en la misma forma que una computadora. Las comunidades locales de América Latina, África o India pueden descubrir de pronto que ciertas plantas medicinales usadas por cientos de años ahora son propiedad de compañías farmacológicas extranjeras o compañías biogenéticas que patentizan genes adquiriendo derecho de propiedad de una especie vegetal o animal en su totalidad. La investigación y trabajo de incontables generaciones de campesinos y científicos potencialmente son negados por una decisión legal que equivale a un secuestro económico. El conocimiento tratado como si fuera una propiedad tangible. ¿No es la concentración monopolística del poder en las manos de un sólo individuo o corporación un indicio de la necesidad de repensar la propiedad privada? Si en las próximas décadas se hace realidad la creación de un aparato único que concentre las características de la inter-acción informática, el teléfono, la televisión, el audio video y el video “DVD Player” no hay nada que impida que una Corporación privada logre transformarse en dueña absoluta de este medio universal que le permitiría controlar, no sólo el lenguaje usado en el, sino también las condiciones de su aplicabilidad… ¿no estaríamos llegando aquí a la escalofriante situación en que un solo agente, independiente del control público, dominaría la estructura comunicacional básica de nuestras vidas, transformándose en un poder más fuerte que cualquier gobierno? Cuando una corporación biogenética patenta nuestros genes, haciéndolos su propiedad… ¿no está dando origen a la misma paradoja de poseer las partes más profundas de nuestro cuerpo transformándolo, en cierta forma, en propiedad de la corporación? Es esta referencia a la propiedad común la que trae de vuelta la noción de comunismo, la que mantiene esta hipótesis como alternativa. Sin este horizonte, sin esta idea alternativa no hay nada en el transcurso histórico político de interés fuera de la preocupación con nuestros propios asuntos. La mantención de esta hipótesis no significa la vuelta a la propiedad estatal. Esta, de alguna manera, también fue privada, controlada por la burocracia administrativa, la estructura partidista y los aparatos ideológicos. El desafío que el presente le impone a la izquierda, si es que hoy día todavía existe, es darle a esta hipótesis una nueva forma de existencia. El peligro de una sociedad post capitalista es la emergencia de nuevas formas de jerarquía directamente fundadas en cualidades individuales cancelando, incluso, la igualdad y libertad formal burguesa. En tanto el factor determinante del poder social esté basado en la exclusión e inclusión a ámbitos privilegiados (conocimiento, control) tenemos que esperar un aumento en las formas de exclusión que pueden llegar hasta el racismo ¿Qué forma tendrá una sociedad post capitalista? ¿Estará basada en la igualdad o será jerárquica? ¿Quiénes serán sus agentes? Estos serán los más importante problema político en las luchas por venir. El 9 de Noviembre de 1989 la muralla de Berlín es derrumbada señalando el triunfo del capitalismo y la futura democracia liberal. El 11 de Septiembre caen las Torres Gemelas trayendo de vuelta las murallas (Israel y Palestina, México y Estados Unidos Unidos, La Unión Europea) y el miedo. Pero, el fenómeno realmente nuevo de nuestro tiempo, dice Zizek, es el crecimiento explosivo de las poblaciones marginales de las mega ciudades del mundo que contienen el potencial de transformarse en un sujeto político capaz de llenar el vacío revolucionario dejado por la clase proletaria porque son libres en el sentido proletario clásico. Libres de amarras sustanciales, fuera de la regulación policial del Estado. Una inmensa colectividad arrojada a una situación nueva desde donde tiene que inventar alguna forma de unión sin el soporte de formas de vida tradicional. En una sociedad en donde el control total es prevalente las poblaciones marginales son espacios que, a pesar de estar dentro del territorio nacional, se ubican fuera de la ley. El control estatal se suspende y la policía raramente se atreve a internarse por sus callejuelas. Es esta masa, privada de todo y situada en los márgenes de las grandes ciudades industriales, la que puede transformarse en la fuerza política futura. En el siglo XIX se produce la politización del proletariado. En el siglo XX, el despertar político de la población rural del Asia y África. En el siglo XXI los habitantes de las poblaciones marginales tienen el potencial de romper la inercia política y transformarse en agentes de cambio ¿No lo hemos visto en Venezuela? Uno de los logros más importantes de Hugo Chávez ha sido la organización y movilización de los pobladores que, incluso para su propia sorpresa, lo salvaron del golpe de Estado. El antagonismo es constitutivo de la condición humana. No podemos escaparnos de él. Lo que nos queda es reconocerlo y cambiar la forma en que se da, la estructura que lo entorna para articular una nueva forma de vida, una nueva relación de producción. El antagonismo crucial en este momento, el punto de referencia de todos los otros es el antagonismo entre excluidos e incluidos. Es una división que atraviesa todas las otras divisiones basadas en la política de la identidad. Sin el todos los otros pierden su lado subversivo. Uno honestamente puede luchar por mejorar el ambiente, apoyar una noción más amplia de propiedad intelectual, oponerse al derecho de propiedad genética sin cuestionar el antagonismo o contradicción social básica. Pero, el resultado al final del día, es que la ecología se transforma en un problema de desarrollo sostenible, la propiedad intelectual en un complejo desafío legal y la biogenética en una cuestión ética. Con lo que nos quedamos es solo con la eficiente administración de la vida. Y en un mundo despolitizado, carente de grandes causas sociales la única forma de movilizar a la gente es el miedo, la ideología predominante del actual capitalismo mundial.



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