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Pudiera también referirme a los Ideales de los pensadores o sabios de Oriente, al Infierno de los apetitos de los Enanos Malditos de ambos lados del Mundo.
Queda en claro, que me concentraré cuanto posible en este Proceso que ha logrado transformar de hecho a la Humanidad, en un Volcán que abarca todo el Planeta -y tal vez otros-, pronto a explotar, acabando con nuestras vidas.
Precisamente porque cuando hace más de 2.500 años, aquéllos la ensalzaban o la fundaban en Valores sociales o culturales, dándole un sentido noble y que nosotros hoy, a inicios del Tercer Milenio, la hemos emporcado...
Hasta hace algunos decenios -antes de descubrirse la Energía Atómica y sus consecuencias nefastas -aún se hablaba de un Mundo Nuevo (el “hombre nuevo”), en que se idealizó tantas veces la vida...
Hoy, sin embargo, eso parece ya definitivamente imposible.
Y no es preciso evocar los nombres que destacan, como el de un Anaxágoras, Sócrates, Platón, Aristóteles, Bronowsky, Orwell, Toynbee, Einstein o un Hawkins, para poder legítimamente afirmar la evidencia de tamaña contradicción. Sin perjuicio de reconocer también, los Saltos Cuánticos de la realidad, que la han puesto últimamente al borde de una remota aspiración política y filosófica: la felicidad del hombre.
Hoy, ya nadie puede dudar sobre el riesgo quizá inminente de nuestras muertes. Y, en cualquier momento: bastaría que alguien apretara el botón que sería el origen de un momento final. Es más: ya fuere aún por acciones intencionadas -guerras, como amenaza Putin recordando 1962- o bien porque debido a los daños enormes producidos por el Hombre en nuestra casa-habitación que es este Planeta, ésta explotará. Ya son suficientemente grandes y conocidos los efectos del “Cambio Climático”... Aún cuando un cierto Presidente -del País quizá más culpable- lo niegue o lo rechace.
Y estos sumarios alcances, los formulo a propósito del TPP, que nuestro Congreso votará el martes de la próxima semana...: que decretaría con su aprobación nuestra condición ya no de meras Colonias sino de simples “factorías extranjeras”. Como lo advirtiera Balmaceda, hace más de 100 años. Sin perjuicio aún, de que condenaría al hambre y al cementerio a todos los chilenos de Isla de Pascua, que no podrían pescar, aún cuando como debe saberse lo propio acontece en las costas chilenas a causa de la Ley de Pesca, que es una pesca de arrastre y por tanto mata la biodiversidad de nuestro privilegiado Océano Pacífico y que sólo serviría a 7 familias de Chile...
¿Y qué es el TPP?
Lo primero que debe y que cabe afirmar aunque parezca inverosímil, sería un Tratado de alrededor de seis mil (6000) páginas. Que, como ha informado la prensa, tal vez nadie ha sido capaz de leer y comprender cabalmente.
1º Se le habría negado a los propios Parlamentarios y aún suponiendo, que algunos lo hubieran leído, se debe recordar que apareció un artículo con las declaraciones de un ex-Ministro de la Sra. Bachelet, quien se habría opuesto categóricamente a él. Extrañamente sin embargo, cuando ascendido a ese cargo, cambió de parecer... ¿Por qué?. Da vergüenza mencionar su nombre. Pero es aún más grave: desde Platón hacia adelante, la Humanidad ha comprendido que el peor síntoma de mal Gobierno, es el exceso de leyes. Y, en este caso, se está produciendo un fenómeno mucho peor y que además atenta contra el buen sentido y nuestras propias leyes ya dictadas. Como la Ley de Transparencia Nº 20.285, la Ley del Medio Ambiente, Nº 19.300, amén de los múltiples Tratados con la mayoría de los países del Orbe. Entonces ¿para qué el TPP?
Es más: “el TPP se negoció en secreto, fue firmado por el Gobierno de Chile el 8 de Marzo de 2018. Los Parlamentarios durante Marzo de 2019 deberán aprobar o rechazar -en su totalidad, pues no se pueden introducir cambios- el Acuerdo”. Esta sola circunstancia constituye un gravísimo atentado en contra de los más elementales Principios que rigen un Estado de Derecho como el nuestro.
De lo que se sabe, respecto de su contenido ya que algunas personas han escrito sobre él -¿leyeron éstos las 6000 páginas verdaderamente?-, estaría absolutamente demostrado con él, que nuestro País perdería totalmente su Soberanía Nacional. Desde luego, “profundiza el monopolio de los Recursos Naturales del País: el agua, el mar, la tierra, el cobre, el litio y otros en manos extranjeras”. En circunstancias que, como todo Chile y sus Autoridades tienen la obligación de saber, las Naciones Unidas dictó en 1962 (14 de Diciembre), la Resolución Nº 1803, según la cual, “los Recursos Naturales” son “INHERENTES” a la Soberanía Nacional. Está demás decir a estos respectos, que un País en absoluta indigencia, pasará a ser sólo un mendigo cuya sobrevivencia y libertades, dependerán de los extranjeros. Y por tanto, la situación no podría ser más deshonrosa e indigna.
Además, se privatiza la semilla: “ será un delito plantar, guardar semillas e intercambiarlas, sólo se podrá comprar a las empresas autorizadas, Monsanto. Aumentará el uso de plaguicidas y el daño a la salud”.
Asimismo, se encarecerán los medicamentos: “no se podrán comercializar bioequivalentes, ni innovar con medicamentos nuevos”. Quiero recordar que durante mi estada en Brasil bajo el Gobierno Militar en Chile, se publicó allí -década 80-90- un completo estudio de acuerdo con el cual, ya había en circulación alrededor de veintiocho mil (28.000) medicamentos, en circunstancias que sólo se necesitarían trescientos sesenta y cinco (365) medicamentos de base...
Huelga insistir en otras muchas irregularidades e injusticias que no harían sino confirmar lo expuesto. Y por tanto, quienes votaren a favor de dicha supuesta Ley (TPP) cometerían el delito de “traición a la Patria” y/u otros similares. Lo que daría origen necesariamente a un recurso de inaplicabilidad ante el Tribunal Constitucional de conformidad con la Ley 20.050.