El título de esta columna se traduce del alemán como “Un amigable acuerdo entre Matthei y Paulmann” y se justifica a la luz de un reciente informe de la Contraloría General de la República que, según el Diario Financiero, aprobó la transferencia de las obligaciones que tiene, dentro del Estudio de Impacto Sobre el Sistema de Transporte Urbano (EISTU), el mega mall Costanera Center a la Municipalidad de Providencia, ello por cuanto esa construcción se localiza en dicha comuna. La idea es que el municipio se encargue de las obras viales correspondientes a la zona de influencia con dinero del accionista controlador de Cencosud.
Otro diario dice que tal municipalidad y Cencosud llegaron a un acuerdo, visado por Contraloría, para mitigar por cuenta de la primera los efectos producidos en la trama urbana por esa estructura comercial, aclarándose en ese convenio que los trabajos en la zona serán financiados por el empresario y ejecutados por la municipalidad, dejándose en claro por voz de un experto que las obras consideradas son insuficientes pues hay 2 torres aprobadas y todavía no construidas.
Pero nos llamó la atención lo publicado en ese medio, asignándosele a la alcaldesa Matthei, la expresión “.……que los próximos seis meses serán intensos, principalmente porque desde ahora se deberá comenzar a trabajar en la modificación del EISTU, en el aspecto jurídico para concretar el convenio con la empresa, y en los detalles de ingeniería de las distintas faenas” (sic). De lo anterior se desprende que las cosas están algo difusas y por ello debemos tener presente como se gestó y tramitó este proyecto inmobiliario, ya que podría ser posible que estemos ante una operación mediática para reducir los costos de las verdaderas mitigaciones viales, a expensas exclusivas de Cencosud, consideradas en el extemporáneo EISTU de 2009.
El sector en donde se localiza Costanera Center está regido por ciertas disposiciones contenidas en la Zona Especial Ex CCU, establecidas por Pinochet en el Plan Regulador Comunal de Providencia. Sus faenas se iniciaron en marzo de 2006, sin un permiso de edificación y el obtenido un año después fue objetado por la Contraloría, motivo por el cual se sancionó a los 3 arquitectos funcionarios de la Dirección de Obras Municipales de Providencia, sin percatarse el ente fiscalizador que constituía una grave ilegalidad cursar un permiso de edificación sin que existiera el consabido EISTU y por ello decimos que este estudio técnico es extemporáneo.
Por la carga de ocupación del mall debía enfrentar una determinada vía y como ello no ocurría el servicial Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) rápidamente, sin consultarle a nadie, modificó la reglamentación de la Ley y, siendo hasta gracioso, para que la torre principal llegara a los 300 metros, la rasante no se calculó desde el eje de la avenida Andrés Bello, como está ordenado, sino que ese punto de origen se desplazó a una cierta distancia hacia el norte hasta llegar a la caja del río Mapocho y con esta astuta acción Costanera Center es la torre más alta de América del Sur. Como un hecho anecdótico, observamos que un poco más al oriente, también enfrente de la avenida Andrés Bello, se erige la torre Titanium que tiene una altura menor porque sus arquitectos no tuvieron la excedida imaginación de sus colegas del mall en comento.
En el gobierno de Bachelet se eliminó el helipuerto que existía en la azotea del Hospital Militar, hoy Hospital Metropolitano de Santiago, situado entre las calles Holanda, Vitacura y Providencia, para que así el cono de aproximación del mismo no afectara la edificación de las torres proyectadas con frente a Vitacura y el alcalde de Providencia de ese entonces, el corpulento por no decir gordo, coronel Labbé, permitió que se demoliera un colegio municipal cuyo amplio terreno tenía, previo pago en las arcas municipales, como destinatario obligado al modernísimo Costanera Center.
Pero no podemos perder de vista que el famoso EISTU contempla, entre otras medidas de mitigaciones viales, la ejecución por parte de Costanera Center, de un túnel en el subsuelo de la avenida Andrés Bello que empalma con la avenida Costanera Sur y con la calle Suecia, obra que tiene un costo de US$ 45 millones de cargo exclusivo de Cencosud, cuyas faenas de construcción se han postergado sin mayores explicaciones, aunque sabemos que Paulmann le ha estado pidiendo apoyo a los últimos ministros de Obras Públicas para compartir los gastos.
Desconocemos el informe de la Contraloría que viabiliza el acuerdo entre Matthei y Paulmann y no nos gustaría que ese documento oficial sirviera de engranaje para posibilitar un habilidoso perdonazo a las obligaciones monetarias que tiene Costanera Center y por ello consideramos razonable el título de esta columna.