Desde hace unos cuantos años estamos denunciando actuaciones deshonestas en el ejercicio de sus cargos públicos por parte de alcaldes, tanto de derecha, independientes, de centro, de izquierda y de funcionarios municipales de sus Direcciones de Obras, ello para favorecer, vías ardides interpretativos, los intereses privados de empresas constructoras e inmobiliarias.
Sin proponérnoslo, a través de la Fundación Defendamos la Ciudad, nos hemos transformado en fiscalizadores ciudadanos a nivel nacional, algunos nos llaman tábanos, y por ende en “clientes frecuentes” de la Contraloría General de la República, entidad que recientemente nos convocó para que integráramos el Consejo de la Sociedad Civil dentro de ella, conforme al mandato de la ley Nº 20.500 del año 2011.
Hemos estado desarrollando esta entretenida actividad porque sabemos que en Chile existe mucha corrupción la que, en muchos casos, es tolerada por los organismos públicos sectoriales, con el agravante de que la impunidad también está presente en el aparato del Estado. No tiene sentido dar ejemplos concretos de tantas impúdicas colusiones público-privadas, pues la poca opinión pública informada las conocen y la otra opinión pública, aquella mayoritaria que “no está ni ahí” con las materias más trascendentes que existen en el país, simplemente esconde la cabeza para no marearse con cuestiones conceptuadas como “técnicas”.
Con el objeto de ir mejorando el quehacer profesional en las Direcciones de Obras Municipales (DOM), en una cierta ocasión que fuimos invitados a exponer respecto de un cierto proyecto de ley en la Comisión de Vivienda y Desarrollo Urbano de la Cámara de Diputados en Valparaíso, dado que los titulares de esas díscolas DOM son en la práctica funcionarios vitalicios y por lo tanto administran la tramitación de los permisos de edificación a sus discrecionales gustos, le propusimos a los diputados asistentes que promovieran un cambio legislativo para que ese cargo fuera ejercido por un plazo determinado que podría ser de 4 ó 5 años como máximo.
A pesar de que ya hemos informado acerca de la razonada decisión de Felipe Alessandri, alcalde de Santiago, en orden a que dio instrucciones a su subordinado Miguel Saavedra, director de Obras, para que invalide 3 permisos de edificación viciados del año 2016 a favor de una inmobiliaria, ligada a la conocida Su Ksa por sus groseros guetos verticales de altísima densidad habitacional en la comuna Estación Central, tenemos la obligación de explicar que esos permisos no solo son truchos por haber violado disposiciones clarísimas del Plan Regulador Comunal (PRC) de Santiago, sino por lo que expresamos a continuación.
Los 3 permisos, en sendos terrenos contiguos, con una superficie total de 27.467 m2, para 3 torres habitaciones de 15 pisos, forman parte de sector urbano conocido como Parque Las Moscas, ubicado en la calle Valdovinos 3017-3101, afecto como “área verde intercomunal”, exactamente Parque Isabel Riquelme, según el artículo 5.2.3.4 del Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) de 1994.
Esos permisos se cursaron en una zona del PRC de Santiago que tiene normas de edificación, haciéndolas prevalecer sobre las normas urbanas de mayor jerarquía que tiene el instrumento normativo PRMS Es decir, las referidas resoluciones administrativas de los 3 permisos omiten, que dichos predios están afectos por uso de suelo de “área verde intercomunal”, como ya está dicho.
Todos los incumbentes debieran saber que una norma de nivel comunal no puede sobrepasar una de nivel intercomunal. Esto está fijado en el artículo 38, de la Ley General de Urbanismo y Construcciones (LGUC) y además un área verde intercomunal constituye una materia propia de un Plan Regulador Intercomunal, conforme a lo establecido en el artículo 2.1.7, de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC).
Haciendo un poco de historia esta área verde de 2,7 hectáreas le fue expropiada en el año 1960 por el Presidente Jorge Alessandrí, tío abuelo del joven alcalde de Santiago, a un particular para que formara parte del parque Isabel Riquelme en el otrora Plan Regulador Intercomunal de Santiago (PRIS) del idéntico año 1960, mismo terreno que Pinochet en el año 1982 graciosamente le donó a Cema Chile, la que, a su vez más tarde, se lo vendió a una constructora que tenía que solicitar una modificación de su uso de suelo, pues como área verde no tenía valor comercial. El cambio normativo se hizo con la asistencia de serviles funcionarios públicos.
Los muchachos del gobierno regional de entonces se conformaron, posiblemente por ignorancia, con cambiar solo el uso de suelo en el PRC de Santiago y por ello hoy en día este instrumento tiene normas de edificación habitacional, las que no pueden producir efectos por la prevalencia legal del PRMS. Demás está decir que esa modificación ilegal que originó una resolución firmada por el intendente en ejercicio fue objetada a fines de 1999 por la Contraloría, aunque validada por una errónea sentencia judicial ejecutoriada.
Pues bien, la documentación del asunto PRMS-PRC de Santiago se acaba de entregar en la Contraloría para que dictamine conforme a derecho y en tal sentido constatamos que las 3 torres habitacionales de 15 pisos cada una en la comuna de Santiago con permisos invalidados por oportuna disposición de Alessandri tienen, como se dice en el tenis, “doble falta”, lo que significará en la práctica la restitución del área verde para esa comuna, aunque su dueño sea el particular Su Ksa conocido como el rey de los guetos verticales.
Finalmente, tal como hemos valorado el comportamiento del alcalde Alessandri, también consideramos muy correcto el desempeño del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, también nuevo edil, quien hace oídos sordos a los llamamientos que le hace con insistencia la ostentosa y bien relacionada con los medios de prensa, Cámara Chilena de la Construcción, asociación gremial empresarial, poder fáctico en las sombras, que por muchos años ha sabido manejar al Minvu a su antojo.
Por lo que hemos verificado hasta ahora, Sharp está gobernando su municipio con las fuerzas vivas de la ciudad puerto, por lo tanto, rechazando educadamente a los lobbystas de turno y por ello él hace realidad la participación ciudadana dentro de nuestra alicaída democracia.
En síntesis, aunque esta columna alude a Alessandri, tanto éste como Sharp , están limpiando sus municipios con efectivos desgrasadores, lo que es bueno para las comunidades de Santiago y Valparaíso.
Fuente: http://www.eldinamo.cl/blog/reconocemos-la-probidad-del-alcalde-felipe-alessandri/