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El tema de fondo es cautelar, con todas las herramientas posibles, el sistema económico de libre mercado tan vulnerado en nuestro querido país, y por ello somos seguidores de ese virtuoso mosquetero chileno.
El sabihondo diario electrónico mencionado en el título de esta columna desarrolló una ardua tarea de investigación periodística para llegar a la conclusión que el empresario Manuel Cruzat es quien utiliza en Estrategia el pseudónimo del más conocido de los mosqueteros y así se lo hizo saber a sus lectores el pasado 12 de abril.
Para fundamentar su oportuna revelación El Mostrador alude a una controversia empresarial que tuvo dicho hombre de negocios con cierta empresa del retail, rematando que Cruzat está entregando sus opiniones en materias de economía, finanzas, inversiones y competencia en los mercados, porque está molesto con muchas de las malas prácticas empresariales que han salido a la luz en los últimos tiempos y que su decisión de escribir columnas en este medio especializado se debería a su amistad con Víctor Manuel Ojeda, dueño del periódico.
Dos días después, en ese mismo medio digital, el ocurrente y bien informado D´Artagnan responde elegantemente con un “Je suis” aseverando con humor que continuará escribiendo sobre las materias técnicas que conoce, señalando que carece de sentido conocer su identidad y asegurando que se siente un continuador de los conocidos mosqueteros y que, con su afilada espada, seguirá luchando para erradicar en nuestro país las reiterativas e indignas prácticas que cometen muchos de aquellos que se consideran superiores en todo sentido porque les ha ido bien en sus diversas actividades empresariales.
El tema de fondo es cautelar, con todas las herramientas posibles, el sistema económico de libre mercado tan vulnerado en nuestro querido país, y por ello somos seguidores de ese virtuoso mosquetero chileno.
En esta tribuna invitamos a El Mostrador, cuyos ágiles periodistas y competentes directivos no están capturados por algún poder fáctico, a que convoque a Athos, Porthus o Aramis para que, cualesquiera de ellos, con sus próximas columnas de opinión, también ataque frontalmente y con la dura verdad a esos actores nacionales que abusan de sus poderíos y posiciones dominantes.