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Esa alta autoridad, en un Estado Democrático de Derecho, bajo ninguna circunstancia puede ser de confianza del gobierno de turno.
Hoy se debía votar en el Senado la antojadiza propuesta del ministro del Interior, Jorge Burgos, para que Enrique Rajevic fuera Contralor General de la República. Como no están asegurados los votos necesarios el avispado gobierno postergó la votación con la esperanza de que algunos senadores cambien de opinión.
Dejamos a un lado que Rajevic, militante hasta hace poco tiempo de un partido político del Gobierno, se vio afectado por una demanda del Consejo de Defensa del Estado (CDE) porque tuvo un “olvido” que se transformó en problema por una beca que le sirvió para estudiar en una universidad española, acción judicial que quedó en nada por prescripción y que, durante un cierto período de tiempo, tendrá que inhabilitarse de ejercer el cargo en los asuntos de los servicios públicos en donde él se ha desempeñado como asesor en los 2 últimos años, según está fijado en la Ley Nº 19.880 del Procedimiento Administrativo.
Al contrario de lo que estima el gobierno, somos acérrimos partidarios de que el cargo de Contralor sea asumido por un abogado independiente del mismo servicio, sin tachas de ninguna especie y comprometido 100% con la probidad y transparencia, para que así la Contraloría pueda ejercer una correcta fiscalización a los distintos servicios de la Administración del Estado. De paso, así se recuperará la sana doctrina republicana de respetar la carrera funcionaria.
Nuestro planteamiento ciudadano de fondo es que esa alta autoridad, en un Estado Democrático de Derecho, bajo ninguna circunstancia puede ser de confianza del gobierno de turno y en tal sentido todavía es posible que el Palacio de La Moneda rectifique su actuar para evitar que el ente fiscalizador se transforme en los hechos en un simple servicio más del omnímodo Poder Ejecutivo.
Finalmente si el gobierno, por algún asombroso motivo, insiste en no nombrar como titular de la Contraloría a alguno de sus competentes abogados (as), desde esta tribuna le decimos que en la plaza existe una abundante oferta de excelentes abogados independientes y en tal sentido veremos si opera la racionalidad o bien el acomodo.
Fuente: http://linkis.com/www.estrategia.cl/no/9uxxh