El 12 de noviembre pasado leímos en el vespertino La Segunda que la Municipalidad de Lo Barnechea desea comprar un cerro a Los Legionarios de Cristo, el que estaría conformado por tierra, piedras y un montón de arbustos, ubicado a un costado del camino Las Hualtatas, sector urbano cota 1.000, de importante plusvalía. El reportaje dice que el alcalde Guevara estaría dispuesto a pagarle a sus dueños la suma de 36 millones de pesos “para construir un gran parque de 64,7 hectáreas” y el concejal Felipe Irarrázaval agregó que esos religiosos “están muy dispuestos a ayudar a la comunidad en vez de transformar esto en casas” (sic). Está claro que dicho concejal desconoce la regulación urbana y no sabe lo que sucede con las declaratorias de utilidad pública para los parques intercomunales y comunales y por ello cándidamente supone que allí se pueden construir casas.
Los lectores de ese diario, después de leer y dándole crédito a tal información, tienen que haber creído que los clérigos propietarios del terreno, que es área verde, clasificada como cerro isla, son personas caritativas que tienen mucha consciencia social. Para transparentar este asunto, a continuación relataremos una pequeña historia de lo sucedido con este cerro isla que, por lo demás, no admite construcciones inmobiliarias, tal como está descrito en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS).
En los inicios de 1999 los Legionarios de Cristo habían solicitado al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) una autorización para que en esa área verde, denominada Cerro del Medio, localizado en un sector muy pirulo de La Dehesa, comuna de Lo Barnechea, se pudiera construir la sede principal de la Universidad Finis Terrae, a sabiendas que ello no estaba permitido en la normativa urbanística intercomunal como local. Por tal razón, el 26 de febrero de 1999, el Seremi sustituto de Vivienda y Urbanismo resuelve negativamente, como era su obligación, dicha aventurera solicitud. Muchos dicen que en pedir no hay engaño.
Pero como esos eclesiásticos eran contumaces, volvieron a la carga y después de muchas visitas convencieron al Seremi titular, quien, utilizando el típico lenguaje melifluo de los funcionarios públicos que saben que están actuando mal, aprobó con nota oficial del 31 de julio de 2000, dirigida a Eliodoro Matte Larraín, conspicuo legionario y al reverendo padre Vicente Cortina, el proyecto educacional universitario.
Tiempo después, los vecinos adyacentes al área verde, nos solicitan ayuda para evitar la consumación del acto ilegal, curiosamente validado por el ministerio que, entre otras funciones, tiene que hacer cumplir la ley respectiva. Y así fue como investigamos el desarrollo irregular de los hechos y en distintas oportunidades les señalamos a las autoridades ministeriales que el uso de suelo asignado al Cerro del Medio no admitía la construcción de una universidad, pero ningún funcionario del gobierno central se dio por aludido porque, suponemos, habría una instrucción de alto nivel para que no se “molestara” con exigencias burocráticas a tales egregios personajes del establishment.
Dado que la Dirección de Obras de Lo Barnechea, en la época de la alcaldesa Ehlers, ya les había negado el permiso de edificación, fue necesario que el Minvu imperativamente obligara a la anterior en orden a que debía autorizar dicho permiso, lo que aconteció el 6 de septiembre de 2002. Con esta aprobación trucha en la mano, los Legionarios se movieron con suma rapidez y, como convincentes hombres de negocios, lograron que la servicial Corema, enseguida, el 17 de octubre de 2002, les aprobara la Declaración de Impacto Ambiental elaborada por una de esas tantas consultoras que hacen, previo pago de suculentos honorarios, lo que sus mandantes les ordenan.
Ante tales hechos a consumarse, denunciamos el 18 de diciembre de 2002, esas inmorales actuaciones públicas en la Contraloría General de la República, la que, el 26 de noviembre de 2003, dictamina que todos los actos administrativos otorgados por el Estado eran ilegales, con lo cual la Municipalidad de Lo Barnechea dejó sin efecto el forzado permiso de edificación. Acto seguido, los devotos Legionarios, muy molestos con aquello, contratan a un renombrado abogado agnóstico y presentan en la Corte de Apelaciones de Santiago un recurso de protección en contra de la Contraloría General, institución que fue muy bien defendida por el Consejo de Defensa del Estado como también por la abogada de la Municipalidad de Lo Barnechea.
A mediados del 2004 la Corte Suprema validó completamente el dictamen del ente fiscalizador y así imperó el Estado de Derecho, respetándose la normativa urbana que protege las áreas verdes. Los dóciles funcionarios del Minvu, quienes tanto se esforzaron para ayudar a los Legionarios en su negocio, quedaron muy entristecidos con este desenlace judicial.
Tiempo después, en los meses del verano de 2005, y como el negocio de marras no había prosperado, estos religiosos empresarios, enojados con el fallo judicial, empezaron a rellenar con tierra y piedras la quebrada El Culén, situada en la ladera nor-poniente del cerro isla. Esta quebrada vierte sus aguas en el Estero Las Hualtatas y los lectores ya se habrán imaginado lo que sucedió.
Explicamos lo anterior : Los Legionarios son dueños del colegio Everest, localizado en las inmediaciones, hacia el poniente, del cerro isla y para ampliar el terreno que acoge a ese establecimiento educacional, sus autoridades socavaron la ladera de otro cerro y así ganaron nuevos espacios en los cuales construyeron canchas deportivas y un gimnasio para sus alumnos. Pero como los ejecutores de la horadación trabajaron en forma descuidada, se desmoronó un tramo de la calle Punta de Águilasy los píos “educadores” ni se inmutaron por el destrozo causado en esa vialidad pública, la que quedó inutilizada por 2 años. A raíz de esos trabajos mal efectuados los religiosos no llevaron los escombros, la tierra y las piedras sacadas del colegio, a un lejano vertedero legal, sino que procedieron a crear un nuevo botadero, justamente en el cerro del Mediode su propiedad situado a una muy corta distancia.
Ante las denuncias de los vecinos, el 20 de junio de 2005, la Dirección General de Aguas del MOP, resolvió apercibir a la Inmobiliaria Everest, de los mismos Legionarios, para que en el plazo máximo de 30 días detuviera los trabajos de relleno y retirara los escombros depositados por ella, tal como lo dijimos, en la confluencia del Estero Las Hualtatas con la Quebrada El Culén. Como esta resolución de la autoridad competente no produjo ningún resultado, pues los sacerdotes la ignoraron olímpicamente, la depredación ocasionada en el área verde continuó en forma inalterable, lo que es demostrativo de la hostilidad que esos empresarios top tienen hacia la naturaleza y el nulo respeto por las instituciones públicas.
Debido a que lo relatado está confirmado en ORD. Nº 1153 del 14 de mayo de 2009, de la CONAMA, en donde todos los servicios públicos sectoriales establecieron finalmente las ilegalidades comentadas, nuestra Fundación, con los vecinos perjudicados, fuimos al Consejo de Defensa del Estado (CDE) para solicitarle que, ante este brutal daño ambiental, asumiera su rol ya que en ese cerro isla se perdió abundante flora nativa, causándose un tremendo menoscabo al avifauna allí establecida. Además era urgente recuperar el estero y la quebrada para que así esa área verde volviera a ser un ícono natural.
En razón a que el CDE constató in situ lo que aquí se ha dicho, con fecha 25/01/10, interpuso una demanda en contra de la Congregación Religiosa Legionarios de Cristo, la que estuvo radicada, con rol C-3169-2010, en el 13º Juzgado Civil de Santiago. En enero de este año -2014- hubo una sentencia condenatoria en contra de los causantes de la devastación, mediante la cual los obligó a reparar a sus expensas todos los daños cometidos por ellos mismos al cerro isla.
Suponemos que el alcalde Guevara esperará hasta que el cerro haya recuperado en su totalidad la condición de área verde de verdad para comprársela a los Legionarios.