06 Septiembre 2012

Heidegger y la Técnica

Columna de opinión de Eugenio Gil

René Scherer, en un artículo titulado Consideraciones inactuales, se preguntaba si no había sido Heidegger, a fin de cuentas, el primer teórico de la lucha ecológica. El pensamiento sobre la técnica lleva a Heidegger a explicar la devastación ecológica que caracteriza a la actualidad. El verdadero peligro del mundo moderno no está en los bloques militares, sino en la opinión, ampliamente difundida por el sistema, de que es suficiente liberar, transformar, acumular y dirigir pacíficamente las energías naturales para que el hombre haga la condición humana soportable... Lo que amenaza al hombre en su esencia es la opinión de que la producción técnica establecerá el orden en el mundo, porque es precisamente esta manera de poner en orden’ lo que nivela en la uniformidad. La técnica moderna, al establecer un orden artificial–racional prefijado, reduce t odos los ámbitos de la vida humana a una misma dimensión. En el ámbito de la naturaleza la palabra a emplear es devastación. En el ámbito de la cultura la palabra es unidimensionalidad. Después de las revoluciones técnicas el mundo presenta un electroencefalograma plano. Pero no adelantemos acontecimientos. ¿Qué es la técnica en Heidegger? ¿Qué es el Ge-stell? Técnica y técnica moderna Para Spengler la técnica no es sólo un procedimiento moderno, hay que extenderla a los procedimientos rudimentarios de los salvajes e incluso a los animales. Tampoco es la herramienta, sino el manejo. De esta manera hablamos de técnicas de lucha, técnicas de construcción, etc. Spengler no da una definición, pero, por el enfoque conceptual que hay al principio de El hombre y la técnica, podemos decir que para él técnica es el procedimiento empleado por el ser vivo en su ambiente para sobrevivir. El animal y el hombre son voluntad de poder, pero la técnica de supervivencia que utilizan es distinta. El animal utiliza una técnica invariable: el instinto. No tiene más posibilidades. El hombre sin embargo va desarrollando a lo largo de la historia una serie de procedimientos variables. Al principio fueron los palos y las piedras, después el lenguaje, después las organizaciones sociales comple jas, después la rueda, después el metal. Todo este proceso corresponde al auge y a la juventud de los pueblos. Pero desde el momento en que se entra en el maquinismo se entra en la decadencia. Este es el último acto de la historia de Occidente. Y no se puede hacer nada ni las cabezas ni las manos pueden alterar en nada el destino de la técnica maquinista. La voluntad humana dominaba a través de la técnica. Pero, a partir del maquinismo, resulta ella misma dominada de una forma que no puede entender. Todo lo orgánico y vital sucumbe ante el avance de la mecanización. Un mundo artificial atraviesa y envenena el mundo natural. La civilización se convierte en un cúmulo de procedimientos maquinistas que se va extendiendo inexorablemente. Para Spengler no hay salida. No hay más remedio que permanecer en el destino trágico que acompaña a todo ciclo. Heidegger no está de acuerdo con este enfoque. Para él la técnica es algo más profundo y anterior a la dimensión de la voluntad de dominio. En Introducción a la metafísica, IV, 3 el análisis de la téchne griega comienza con un canto del coro de la Antígona de Sófocles que describe las habilidades técnicas del hombre. El hombre violenta la naturaleza al abrirla para sacarle cosechas, al transformarla para construir, al domesticar los animales, etc. Esta violencia de la técnica, connatural a la forma de ser del hombre, abre caminos dentro de los entes y forma parte de la apertura esencial de la physis. Téchne no es habilidad, ni técnica en el sentido moderno, sino saber en el sentido del poder poner-en-obra. Por eso los griegos llamaron téchne particularmente al arte y a la obra de arte, porque el arte (y la obra de arte) hacen s urgir un nuevo ser en la obra. La obra de arte no es sólo obra en cuanto manejo, sino en cuanto hacer surgir, es decir, en cuanto physis. La téchne es violencia en el sentido en que es violencia la lucha entre el ocultarse y desocultarse. Es una lucha sapiente que hace surgir el ser en lo que va apareciendo (en la obra). En Nietzsche, Heidegger contrapone técnica moderna y técnica griega. La técnica moderna es el quehacer propio de los trabajos y el elaborar propio del maquinismo, en modo alguno es un saber sobre la naturaleza, es simplemente un manejo. Por el contrario la téchne griega es sacar entes y aspectos de los entes a la luz. El artista y el artesano antiguos no son técnicos porque sean manipuladores que producen, sino porque hacen emerger la obra y los útiles. Este hacer emerger está plenamente dentro de la physis. Heidegger especifica mejor aquí el tipo de violencia de la téchne; no es ataque sino hacer surgir, es decir, dar a luz. En La pregunta por la técnica analiza la técnica griega en contraposición a la técnica moderna y apunta en la investigación a la esencia de la técnica. Tal y como lo vemos desde nuestros días, la técnica es un modo de obrar del hombre y, al mismo tiempo, un conjunto de medios que nos ayuda a conseguir determinados fines. Por tanto, dentro de la técnica hay que incluir los procesos de fabricación y el aprovechamiento de útiles. Todo este montaje de instrumentos, fabricación, transformación y utilización en la estructura medios-fin es la técnica moderna. ¿Cuál es el fin hacia el que tiende esta utilización de instrumentos?: el dominio del ambiente y el dominio en general. La voluntad de poder se impone como visión total del mundo e inaugura una forma de actuar que consigue adueñarse de todo el planeta. El dominio se logra a través del instrumento ¿Qué es el instrumento que nos lleva al fin perseguido? ¿Qué es la técnica? Para la mentalidad moderna, la estructura de la técnica no puede pensarse sin la utilidad de los instrumentos, y la utilidad de los instrumentos no puede pensarse sin la estructura medios-causa-fin. La causa se suele entender ahora como un productor de resultados o como algo que da lugar a efectos. Pero causa viene de cadere que significa caer, ir a parar a. Causa es lo que origina que algo venga a parar a alguna otra cosa. La causa griega no tiene nada que ver con el producir y con el efectuar. Producir, efectuar, producto, efecto, son categorizaciones que han surgido posteriormente debido a una utilización técnica restrictiva de la causalidad antigua. La causa griega no tiene según Heidegger ese sentido de la exactitud determinante causa-efecto, es más bien lo que hace que otra cosa resulte, lo que tiene la culpa (verschulden) de que alguna otra cosa ocurra, tiene un sentido más amplio y ontológicamente distinto al del efectuar actual. De esta manera la causa material es aquello desde lo cual se compone el objeto causado (aquello que tiene la culpa de que el objeto sea de un determinado material y no de otro). La causa formal es lo que tiene la culpa de que lo que aparece –de que el aspecto, eidos (Aussehen)– sea de una forma determinada y no de otra. La causa final es lo que tiene la culpa de la terminación, delimitación final y completamiento de ese aspecto en el futuro (télos significa más acabamiento y completamiento en el futuro que fin). La causa eficiente es lo que tiene la culpa de que ese aspecto, de ese material y con esa terminación, se lleve a cabo. La causa eficiente es la que más apunta al quehacer técnico, porque es la que lleva a cabo todo el proceso de transformación. El artesano (artista, etc.) liga (versammeln) y estructura de tal manera las otras clases de originar algo que se convierte en la intervención que funda la salida a la luz del aspecto que va a tener la obra en cuestión. El quehacer técnico del artesano es por una parte saber (légein), por otra hacer surgir aquí delante la obra (poíesis) y por otra verdad (alézeia). Es saber en el sentido de poder poner en obra el ser. El saber en relación con el objeto técnico hecho surgir es un incipiente y constante mirar más allá y por encima de lo que existe materialmente, es un sacar a la luz a través del hacer. La actividad del artesano, al hacer entrar en juego las otras tres formas de tener la culpa, saca a la luz un nuevo aspecto, por tanto es también reflexión, es légein. Las cuatro formas de tener la culpa hacen que algo llegue a acontecer en el presente. Las cuatro causas originan una cosa que estaba escondida en lo oculto, las cuatro confluyen de forma unitaria en este traer a la luz hacia lo presente. Traer aquí delante o hacer salir aquí delante (hervorbringen) es en griego poíesis. En esta actividad de hacer salir podemos preguntar: ¿desde dónde? Según el punto de vista ontológico en el que se mueve Heidegger, la respuesta es: desde lo oculto. Y salir de lo oculto, desocultar (entbergen) es en griego alézeia, verdad en su sentido originario. La actividad artística y artesana es por tanto descubrimiento de verdades. La esencia de la técnica se perfila como una forma de desocultamiento: modo de salir de lo oculto que reúne en sí de forma unitaria las cuatro clases de causalidad. Esto es lo común a todas las técnicas. Por tanto lo común a la técnica griega y a la moderna. ¿En qué se diferencia entonces la técnica griega de la moderna? Supongamos un molino de viento y el quehacer del labrador tradicional como ejemplos de técnica no moderna y una central eléctrica y su aparato de distribución de energía como ejemplos de técnica moderna. El molino de viento no almacena la energía y no considera la energía del viento como algo acumulable para disponer de ella después según un orden que ya no es el del viento. Sin embargo en el maquinismo moderno el agua para mover las turbinas, la tierra para construir muros, etc., no son realmente el agua y la tierra en su movimiento natural, sino si mples materias primas para producir energía. La técnica moderna desoculta en el modo del provocar (herausfordern) que exige a la naturaleza la entrega de energía que puede ser almacenada en cuanto provocada. Los objetos producidos de esta manera entran a formar parte de una doble naturaleza ordenada por principios de utilidad y de eficacia. Técnica moderna es provocación; es hacer abortar productos que saca a la naturaleza de su movimiento natural. El molino de viento y el cultivo tradicional logran instalarse en la naturaleza como una prolongación de ésta sin alterar su ritmo básico. La central eléctrica y la fábrica, no. Los primeros permiten guardar y cuidar; los segundos, no. La violencia que ejercen los primeros sobre la naturaleza es la propia de todo surgir que está implícito en la estructura del lógos: deja que las cosas sean como son, incluso hace que las cosas sean como son. La violencia que e jercen los segundos es el sometimiento de la naturaleza a un orden prefijado que la aparta de su ritmo. La violencia industrial exige un producto en virtud de su propia ley. Esta tendencia obliga a aparecer cosas de una determinada forma. Tal forma es especial, tiene una estructura ontológica distinta. Ya no son obras, son productos (existencias, stocks). Algunas actividades típicas de la técnica no moderna son: cuidar de, sembrar, amasar... Algunas actividades típicas de la técnica moderna son: explotar, fabricar, producir... Hay un salto cualitativo entre ambas técnicas. La técnica moderna crea una nueva naturaleza autónoma que pone, dispone y organiza con leyes genuinamente suyas. Este orden destruye el orden originario, es decir toda jerarquía, porque la uniformidad del elaborar lo achata todo. La pregunta por la técnica sigue ahora con el Ge-stell. La técnica moderna necesita detener el fluir originario en ciertas unidades para poder disponer de ellas de otra manera. Da lugar así a emplazamientos (Stellungen) de reservas carboníferas, emplazamientos de agua, etc. Al dispositivo técnico moderno sólo le interesa que los elementos de su ámbito de actuación se sometan al orden de eficacia y utilidad. Para ello necesita descargarlos de dimensión ontológica. Una montaña deja de ser una montaña para convertirse en un emplazamiento de material de construcción. El caso es que los elementos sean manejables por los dispositivos preparados al respecto. El conjunto de estos emplazamientos y dispositivos es el Ge-stell. Ahora bien, al conjunto de relaciones y de elementos que caen bajo estas relaciones se le llama estructura. Ge-stell es la estructura de dispositivos y emp lazamientos de la técnica moderna. O, como también se ha traducido, el armazón de dispositivos y emplazamientos de la técnica moderna. La esencia de la técnica moderna consiste en la estructura de dispositivos y emplazamientos (Ge-stell). Consecuencias sociales de la técnica moderna Para Heidegger, la técnica moderna es un a priori que domina todas las dimensiones del mundo moderno. Coloca todo lo existente en el proceso de producción como si fuera elaborable y vendible. El hilo conductor del mundo moderno es la técnica moderna. La técnica es la metafísica consumada: El emplazamiento fundamental de la modernidad es el técnico. Dicho emplazamiento no es técnico porque haya máquinas de vapor y posteriormente motores de explosión, sino al contrario: si hay cosas tales es porque la época es técnica. Eso que llamamos técnica moderna no es sólo una herramienta, un medio en contraposición al cual el hombre actual pudiese ser amo o esclavo; previamente a todo ello y sobre esas actitudes posibles, es esa técnica un modo ya decidido de interpretación del mundo que no sólo determina los medios de transporte, la distribución de alimentos y la industria del ocio, sino toda actitud del hombre en sus posibilidades; esto es: acuña previamente sus capacidades de equipamiento. La técnica moderna es una cosmovisión que sintetiza la esencia metafísica de la modernidad. Está instalada de tal modo en nuestro mundo que ninguna de las formas de vida de éste se libra de ella. Se obliga a todo lo existente a figurar en el dominio que de antemano la estructura de dispositivos (Ge-stell) ha predispuesto. El hombre, la vida, la política, la economía, la naturaleza, la ciencia, todos los ámbitos de lo real han sido ya pre-dispuestos. Que el hombre es puesto (emplazado) por la técnica lo aclara Heidegger de la siguiente manera: Estructura de dispositivos (Ge-stell) significa la reunión de los emplazamientos que emplazan al hombre, el decir: lo provocan a desocultar lo real a la manera del encargar existencias. El hombre moderno —el funcionario de la técnica— es una pieza más del sistema que es emplazada en determinado lugar y de determinada manera para que cumpla su función en la estructura. Pero quizás el hombre podría salvarse por la voluntad. Podría haber aquí un conflicto entre la voluntad y la técnica. Si la voluntad es la esencia oculta de la modernidad y la técnica el dispositivo motor de la modernidad hemos de preguntar cuál de los dos tiene prioridad. El proceso de acercamiento entre voluntad y técnica lo hace Heidegger a través del imponerse. Heidegger define la voluntad como el deliberado imponerse. Pero en esta incondicionalidad del imponerse y en el imponerse mismo está ya la técnica: Tanto el querer acompañar a esa voluntad de dominación incondicionada del hombre sobre la tierra como la ejecución de esa voluntad, albergan en sí esa sumisión a la técnica que, por ello, no aparece tampoco como contra-voluntad, ni como no-voluntad, sino como voluntad. La voluntad adquiere la forma del im-poner y dis-poner del Ge-stell. Por su estructura más íntima forma parte de la técnica. La voluntad va de la mano de la técnica y no escapa a la estructura previa de los dispositivos. El hombre moderno es, se mire como se mire, un funcionario de la técnica. Lo humano del hombre se disuelve en el cálculo, en el valor de cambio, en el poseer, en lo útil, en lo operativo. La destrucción de la libertad salta a la vista. La política también es puesta por la técnica. Lo es el capitalismo, lo es el comunismo y lo es el totalitarismo. Respecto al capitalismo y al comunismo el texto más representativo es el de la tenaza: Esta Europa, en atroz ceguera y siempre a punto de apuñalarse a sí misma, yace hoy bajo la gran tenaza formada entre Rusia, por un lado, y América por el otro. Rusia y América, metafísicamente vistas, son la misma cosa: la misma furia desesperada de la técnica desencadenada y de la organización abstracta del hombre normal. Rusia y América son dos formas del olvido del ser consteladas como dispositivos técnicos. No son dos proyectos políticos distintos y contrapuestos como se pensaba en la época de la guerra fría, sino la misma furia desencadenada del objetivar, dominar, calcular, imponer, disponer y explotar. El humanismo liberal capitalista dis-pone al hombre como átomo de libertad de elección y a la tierra como materia prima. El hombre y la tierra hechos a la medida de la razón mecánica. De la misma manera el humanismo comunista dis-pone a los hombres como ciudadanos universales iguales y a la tierra como materia de la actividad del hombre actividad genérica" en los Manuscritos de Marx. El hombre, la tierra y la acción hechos a la medida de la razón dialéctica. También los medios de comunicación social son emplazados por la técnica. La opinión pública ha de ser creada y emplazada de determinada forma para disponer de ella según las exigencias de eficacia del sistema. Heidegger hace referencia también a las posturas pacifistas en un texto de Sendas perdidas. También la idea de un aprovechamiento pacífico de las fuerzas naturales para que la humanidad sea feliz es una voluntad de poder que intenta emplazar los elementos a la manera de la técnica moderna: La paz de ese pacifismo es simplemente el delirio del imponerse que deliberadamente sólo piensa en si mismo. Por lo que dice a continuación se refiere a la fe religiosa monista que im-pone la paz para todo el mundo. La religión crea una estructura técnica accesoria que intenta residir aparte de la relación del hombre con lo existente, pero dominando al hombre. La economía actual es otro aspecto de la técnica moderna. La cosmovisión técnica entiende que todo se puede producir y todo se puede elaborar. En el núcleo de la técnica moderna de trabajo se impone el elaborar. Los objetos se convierten en valor de cambio en un mercado donde todo es elaboración y donde todo llega a ser finalmente mercancía. El mundo se convierte en un mercado y la forma de vida en un traficar. La naturaleza también es puesta por la técnica como materia prima. Las montañas son canteras, los animales y plantas proteínas, el mar reserva, la atmósfera campo de operaciones... El sistema de equilibrio del hombre y la tierra resulta seriamente perturbado por los sistemas de vida modernos. La modernidad es, al mismo tiempo que olvido del ser, devastación de la tierra. El hombre moderno está acostumbrado a ver objetos y no existencias. El horizonte de la modernidad es un cómputo de planes y cálculos que el hombre se entrega a sí mismo en forma de representación de objetos. La modernidad quiere ver cosas espaciotemporalizadas, racionalmente inteligibles y que ocupen un puesto en el sistema de la técnica. Es incapaz de ver el mar como mar, el árbol como árbol y la montaña como montaña. El tema de la técnica es en Heidegger una ontología ecológica. Liberación de la técnica moderna Antes definíamos el Ge-stell como estructura de dispositivos y emplazamientos de la técnica moderna y decíamos de él que era la esencia de la técnica moderna. Es necesario sin embargo hacer aquí unas observaciones. Aunque desaparezca la técnica moderna, el hombre no deja de ser un animal técnico. Está en su ser más íntimo manejar objetos y disponer de herramientas. Aunque desaparezca la técnica moderna sigue habiendo objetos cuidados por el hombre y por tanto un cierto tipo de emplazamiento. Aunque desaparezca la técnica moderna sigue habiendo una cierta estructura. El Ge-stell no es exclusivo de la técnica moderna, está implícito en cualquier técnica. Si bien es cierto que la estructura le es esencial a la técnica moderna, también le es esencial a cualquier técnica. La esencia de la técnica consiste en la estructura de dispos itivos y emplazamientos (Ge-stell). Pero al principio de La pregunta por la técnica y en Introducción a la metafísica se definía la esencia de la técnica como desocultamiento en la obra. Por tanto algo tendrá que ver la estructura de dispositivos y emplazamientos con el desocultar. En efecto: Cuando pensamos la esencia de la técnica experimentamos la estructura de dispositivos como un destino (Geschick) del desocultar. Destino —Geschick— lleva implícito el verbo schicken que significa enviar o llevar a través de un camino y la partícula ge que significa reunión o colectividad. Destino es el movimiento desocultante de la marcha en conjunto de unos llevares y traeres. La técnica es una forma de desocultamiento. El Ge-stell especifica esta forma de desocultamiento como unión de dispositivos. En el Ge-stell estamos dentro del camino del desocultar. Las posicione s/emplazamientos que llevan a cabo los dispositivos del Ge-stell son el hombre y el ser mismos. La técnica moderna hay que entenderla como desviación por lo de moderna, no por lo de técnica. En cuanto moderna ya hemos visto sus consecuencias. El hombre se vuelve esclavo de la técnica. La política se vuelve prolongación del sistema y la naturaleza se destruye. En la época de la técnica moderna desaparece el espíritu, no hay nada esencial, todo es dominable, manejable y vendible. El hombre está ciego y no alcanza a ver las posibilidades. Como dice Navarro Cordón, la cuestión de la libertad contra el sistema es fundamental en la filosofía de Heidegger. Se impone por tanto una liberación de lo que la técnica tiene de moderna. Esta liberación es el regreso de la estructura moderna de dispositivos a una estructura originaria de dispositivos; el regreso del Ge-stell actual al Ge-stell originario: al Ereignis, el r egreso de la estructura utilitario-cuantitativa a la unión cualitativa, el regreso del emplazamiento antinatural a la posición natural.



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