30 Diciembre 2010

Edificios nuevos versus preservación patrimonial

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en La Nación el 30 de diciembre de 2010.

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en La Nación el 30 de diciembre de 2010. En los últimos días han estado en la agenda noticiosa los casos del Palacio Pereira (1872) y la casona Espínola Pereira (1913), ambos inmuebles de valor patrimonial localizados en la comuna de Santiago. Uno y otro fueron declarados Monumentos Nacionales bajo la categoría de Monumentos Históricos, en 1981 y 2010, respectivamente, por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). El primero, en pésimas condiciones de conservación, es de un particular y el segundo, por donación del gobierno de Ricardo Lagos, le pertenece a la central sindical CUT. Nuestra Fundación se ha referido con anterioridad en La Nación a estas dos situaciones (columnas publicadas el 15 de abril y 16 de junio de 2010), las que hoy en día por controversias no resueltas interfieren, en distintos grados negativos, en las resoluciones de la institucionalidad patrimonial del país. La casona que ocupa la CUT, inmueble de valor arquitectónico, conocido en su época como casa Espínola Pereira, se construyó en 1913 y está localizada en la Alameda 1346, entre Nataniel Cox y Lord Cochrane. A expresa solicitud de la historiadora Teresa Pereira, el CMN la declaró el 14 de julio pasado, por unanimidad de sus miembros, como Monumento Histórico. Este inmueble fue vendido por la familia de la aludida historiadora en 1971 al gobierno de Salvador Allende con el objeto de instalar allí un museo pedagógico administrado por el Ministerio de Educación, lo que aseguraba su adecuada preservación en el tiempo. Ella misma en su infancia y juventud había vivido allí y por tal razón su justificado interés en la conservación patrimonial. Según publicaciones de prensa, el presidente de la CUT habría formalizado algún tipo de acuerdo con una inmobiliaria para demoler la casona y construir allí una espigada torres de oficinas, transacción comercial que le reportaría una cuantiosa utilidad económica a esa central sindical, teniéndose en cuenta que el inmueble, como lo dijimos, lo había recibido gratuitamente de parte del Estado. Lo anterior ha significado que la declaratoria patrimonial todavía no se oficializa porque el Decreto Supremo que se debe publicar en el Diario Oficial todavía no es firmado por Joaquín Lavín, como ministro de Educación, superior jerárquico del CMN. Esta dilación que supera los 5 meses le hace mal al país porque estamos ante una formal resolución del ente colectivo patrimonial que no se materializa por presiones de particulares influyentes. Esperamos que Lavín ejerza pronto sus atribuciones legales y así esa declaratoria sea efectiva. El Palacio Pereira, mejor dicho lo que queda de éste, se encuentra en la esquina de las calles Huérfanos y San Martín y está desocupado desde 1968. El actual propietario se lo adquirió al Estado en 1981, misma fecha en que fue declarado Monumento Histórico y por diferentes motivos, su deterioro aumenta paulatinamente con el paso del tiempo: el terremoto del 27 de febrero pasado le ocasionó mayores ruinas. En diciembre de 2009 el CMN aprobó un anteproyecto para recuperar esta otrora magnífica edificación, incluyendo la construcción de un edificio de oficinas en el espacio libre del terreno, lo cual fue valorado por el arquitecto proyectista y rechazado por ciertos grupos conservacionistas y por la asociación gremial de los arquitectos. Nuestra Fundación, al igual que los anteriores, fue invitada por el profesional a cargo de la restauración patrimonial y construcción del nuevo edificio al lugar de los hechos y después de conocer in situ sus instalaciones y como se recuperarían quedamos muy satisfechos. Ni aquellos grupos ni el Colegio de Arquitectos aceptaron la invitación a conocer el desarrollo de la rehabilitación, comportamiento bastante incomprensible. Después de la decisión del CMN, el profesional encargado del proyecto lo presentó en la Dirección de Obras de la Municipalidad de Santiago, la que no dio curso a su tramitación porque -según él- la existencia colindante de un inmueble de conservación histórica de 3 pisos que le pertenece al Instituto de Ingenieros impediría la construcción del edificio, ello de acuerdo al artículo 27º del Plan Regulador de esa comuna que limita su altura. Cuando el arquitecto nos explicó esta circunstancia, le contestamos que no le diera importancia a la objeción municipal porque una norma administrativa de carácter local, como era ese artículo 27º, no podía obstaculizar una legítima resolución del CMN, ello por cuestiones de jerarquía de los marcos regulatorios. La Ley Nº 17.288 que creó la institucionalidad patrimonial es de mayor rango que un Plan Regulador. Con posterioridad, el dueño del palacio Pereira entregó los antecedentes a la Contraloría General de la República para que resolviera el impasse motivado por la impugnación municipal y la anterior emitió el 25 de noviembre pasado su dictamen Nº 63.082 mediante el cual le dio luz verde a la construcción del edificio en el terreno en donde se emplaza ese abandonado palacio. Está claro que con la utilidad que genere la construcción del edificio se podrán solventar los casi 4 millones de dólares que cuesta la recuperación íntegra de las fachadas y el interior que subsiste del palacio, utilizándose para ello materiales nobles con el propósito de recobrar su grandiosidad. Pero, en días recientes, y a pesar de que la Contraloría ya resolvió el conflicto, hemos conocido una declaración pública del Colegio de Arquitectos, oponiéndose con majadería a la única solución posible. Afortunadamente esta extraña postura no produce ningún efecto, más aún si en su oportunidad el representante de esa orden profesional en el CMN ya había aprobado la recuperación como está planteada. Paradójicamente, de este relato se desprende que la torre de oficinas que la CUT deseaba construir hubiera significado la demolición de la casona patrimonial que ocupa y el edificio nuevo en el predio del palacio Pereira, sería la salvación de este otro patrimonio arquitectónico. Estaremos atentos al desarrollo de los hechos y de acuerdo a sus desenlaces, narrarlos entre marzo y abril del 2011.



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