Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 23 de noviembre de 2010. No sabemos en qué terminará la situación, pero sí está claro que la administración del Estado una vez más procedió muy incorrectamente. Hablamos del lamentablemente postergado proyecto Templo Bahá í para Sudamérica, construcción inédita en Chile, de forma redondeada y traslúcida que tiene 30 metros de altura. En su interior no existen ni símbolos ni imágenes y fue concebida por una renombrada oficina de arquitectos canadienses, contemplándose una inversión del orden de 30 millones de dólares; por su interesante diseño se lo denomina Templo de la Luz, pero a la fecha, después de ocho años de infructuosos trámites, todavía no es posible el inicio de su edificación. Ahora bien, se calcula que en el mundo existen unos 5 millones de fieles de la religión Bahá í, en Chile son aproximadamente 6 mil. Esta fe se originó en Persia (Irán), a mediados del siglo XIX, a instancias de Bahá u`lláh (la Gloria de Dios), uno de los discípulos de Báb (la Puerta), quien era un profeta independiente que se declaró el precursor de una nueva era de justicia y paz a establecerse por una manifestación de Dios que habría de llegar. Inicialmente sus titulares querían construir el templo en el Parque Metropolitano San Cristóbal, gracias a un comodato convenido con el ex ministro de Vivienda Jaime Ravinet, que no prosperó por las regulaciones que tiene esa área verde, que le pertenece al Serviu. Enseguida se iba a construir en un predio rural de 110 hectáreas, por lo tanto, en una zona excluida al desarrollo urbano de la comuna de Colina, lo cual tampoco fue posible por falta de agua y otros motivos. Finalmente, se llevó el proyecto al sector alto de la comuna de Peñalolén, sobre la cota 900 msnm, en un amplio terreno que está tipificado como área de preservación ecológica en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), y a fines del 2007 la relajada Corema calificó favorablemente el Estudio de Impacto Ambiental respectivo, pese a que una comunidad localizada inmediatamente hacia el poniente de su eventual instalación había hecho sólidas presentaciones en la Contraloría por irregularidades funcionarias cometidas en su tramitación. En la sesión de la instancia ambiental en que se votó este proyecto, algunos de sus miembros, con juicioso ánimo preventivo, propusieron a la entonces intendenta Adriana Delpiano no llevar a efecto la votación hasta conocer el próximo dictamen del ente fiscalizador, pero como la mayoría de sus integrantes tenía un curioso apuro en decidir el asunto, la autoridad regional hizo caso omiso de esa sugerencia, y así fue como se mal aprobó. Esto -como se comprenderá- no es novedad, porque la institucionalidad ambiental, por sus actuaciones, ha demostrado ser poco confiable. Después la Contraloría manifestó lo que todos los intervinientes sabían de antemano: el atrayente proyecto, por su carga de ocupación y la cantidad de estacionamientos que requiere, debía enfrentar una vía de mayor jerarquía que la local existente en la actualidad y por eso el proyecto es absolutamente inviable. Pese a que los dictámenes del ente fiscalizador tienen fuerza obligatoria para todos los funcionarios públicos, ningún órgano administrativo de los que debían obedecer esa resolución asumió su rol a favor de la legalidad, lo cual tampoco es novedad, y por ello los vecinos del loteo Arboretum Mirador del Valle, que colinda con el proyecto que comentamos, se vieron en la obligación de presentar un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Santiago. En días pasados esa instancia jurisdiccional acogió tal recurso, que objeta el permiso de edificación otorgado por la directora de Obras de Peñalolén a los propietarios del templo, por la razón de índole vial antedicha y porque las instrucciones del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) referidas a la flora del sector tampoco fueron respetadas. Pero, extrañamente, a pesar de esa sentencia judicial, los camiones que transportan los materiales para la construcción del colosal templo continúan subiendo a la precordillera por la angosta vialidad local que, por imposición del artículo 2.1.36 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), impide la ejecución del interesante proyecto. No sabemos en qué terminará la situación, pero sí está claro que la administración del Estado una vez más procedió muy incorrectamente. En todo caso, lo que quisiéramos por ahora es que el gobierno actual, autodenominado de excelencia, tome cartas en el asunto para que el colosal templo se pueda construir en un predio urbano que disponga de la idoneidad necesaria para acoger a sus fieles y visitantes ocasionales. Y desde esta tribuna le soplamos a La Moneda, mejor dicho a la ministra de Vivienda, Magdalena Matte, que al costado oriente de la Embajada de EEUU, en la ribera sur del río Mapocho, en Las Condes, hay un amplio terreno eriazo fiscal en poder de la Corfo, el cual sería óptimo para ubicar dicho templo.
23 Noviembre 2010
¿Dónde construir un hermoso templo?
Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 23 de noviembre de 2010.
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Patricio Herman
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