Columna de opinión del arquitecto Christian de Groote, publicada en blog de El Mercurio el 31 de enero 2010. Señor Director: Nuestras ciudades han estado fuera de las preocupaciones de la clase política. El derecho a la ciudad, clave en cualquier democracia, no existe en Chile porque no hay cómo ejercerlo. Y ello, no sólo porque no existe una autoridad urbana democráticamente elegida que establezca una visión sobre cómo y hacia dónde deben desarrollarse nuestras ciudades, sino porque tampoco existe una coordinación adecuada entre los distintos actores y aquellas acciones públicas que intervienen en la ciudad. Esto pasa en todos aquellos centros urbanos compuestos de varias comunas, como Valparaíso-Viña, Concepción-Talcahuano, Coquimbo-La Serena, pero gravita especialmente sobre Santiago. Enumerar las diversas autoridades y organismos que intervienen en nuestra Región Metropolitana es dramático: la Presidencia de la República, el intendente, los gobernadores, el MOP, los Serviu, la seremi de Vivienda, la de Transporte, el metro, Monumentos Nacionales, las municipalidades con sus respectivas direcciones de obra, y esa especie de "señores de la guerra" que son las grandes inmobiliarias. Nada bueno podrá salir nunca de esta atomización de poderes, que no sólo no se coordinan, sino que a menudo reman en direcciones contrarias. De ello derivan decisiones tan catastróficas para la ciudad como el cierre de Los Cerrillos, el Transantiago, los tramos elevados del metro, entre muchos otros. La corrección de esta situación está a la mano. Sólo falta la voluntad política. Consiste en la creación de la figura de "Alcalde Mayor", existente en prácticamente todas las grandes regiones metropolitanas del mundo desarrollado, y cuyo ejemplo paradigmático es el caso de Barcelona.
31 Enero 2010
Democracia urbana
Columna de opinión del arquitecto Christian de Groote, publicada en blog de El Mercurio el 31 de enero 2010.
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