Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 25 de diciembre de 2008. En días recientes, los consejeros regionales Félix Viveros (RN) y Pedro Saítz (PPD) denunciaron que tampoco se han cumplido los objetivos establecidos por Víctor Barrueto. El auténtico plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica (PPDA) que entró en vigencia en 1998 en la Región Metropolitana consideraba como una de sus 140 juiciosas medidas la preservación de las áreas verdes que se denominan Parques Metropolitanos, Parques Intercomunales y Áreas Verdes Complementarias, todas ellas listadas en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago de 1994. Se trata de áreas que oxigenan, limpian y ventilan el pésimo aire que debemos respirar todos los días en Santiago. Otra medida ambiental en el documento estableció que a 2001 la Conaf y las municipalidades debían plantar 700 mil árboles en la zona urbana de la megalópolis y otra medida, además, ordenó que la Conaf, en un plazo de tres años desde 1998, también debía forestar con 3 millones de árboles las elevaciones cercanas a la provincia de Santiago y la hoya del río Mapocho. También se debía resguardar la conservación de estas especies con mecanismos de seguridad destinados a impedir los incendios forestales. También fue muy categórico al sentenciar la urgencia de forestar y proteger la precordillera, las cuencas y la zona periurbana, arborizando parques, plazas y bandejones comunales. Todo esto quedó en nada con la Reformulación y Actualización del PPDA, publicada en el Diario Oficial el 29 de enero de 2004, que flexibilizó la normativa ambiental. Y así fue como ahora en 20% de la superficie de las áreas verdes no consolidadas se pueden ejecutar actividades inmobiliarias con la obligación de materializar el 80% restante y compensar en una comuna de escasos recursos. A la fecha, sólo se ha utilizado esta fórmula en Las Condes, en el terreno donde estaba el Estadio Santa Rosa de Las Condes, donde la empresa Titanium levantará tres torres de 23 pisos cada una. Debido al déficit de áreas verdes que se registra en la región (3,2 metros cuadrados por habitante), una medida de este nuevo PPDA fijó que, en 2010, debíamos alcanzar los seis metros cuadrados por habitante, con el compromiso de implementar y mantener mil 800 nuevas hectáreas de espacios públicos verdes (300 hectáreas por año). Para ello, dos años más tarde, en 2006, el entonces intendente Víctor Barrueto anunció con gran pompa el programa Quiero Santiago Verde, que era mucho menos ambicioso a lo planteado en el PPDA de 1998. Barrueto se conformaba con plantar entre 100 mil y 200 mil árboles cada año, a sabiendas de que no iba a alcanzar la meta establecida en el actualizado PPDA de 2004. En días recientes, los consejeros regionales Félix Viveros (RN) y Pedro Saítz (PPD) denunciaron que, debido a la falta de fondos, tampoco se han cumplido los objetivos establecidos por el intendente Barrueto y asumidos luego por sus sucesores, Adriana Delpiano y Álvaro Erazo. Viveros, presidente de la Comisión de Salud y Medio Ambiente del Consejo Regional, precisó que "la plantación de 100 mil árboles requería la creación de viveros en el gran Santiago, los que nunca se ejecutaron" (sic). La realidad descrita tiene que compararse con las metas establecidas e incumplidas en el instrumento normativo PPDA de 1998, que ordenaba que durante los primeros tres años -es decir hasta 2001- se debían plantar 700 mil árboles en la zona urbana y forestar con 3 millones de árboles las elevaciones adyacentes a la provincia de Santiago y la hoya del río Mapocho. Queda en evidencia entonces que una cosa son los buenos deseos que se plasman en los decretos supremos que son publicados en el Diario Oficial y otra, muy distinta, que las autoridades tengan la voluntad política de someterse a las obligaciones mencionadas en los solemnes actos administrativos del Gobierno. En la seguridad de que el tiempo perdido se recuperará, porque en sentido contrario vamos inexorablemente al despeñadero, reproducimos lo que decía el PPDA que echamos de menos, con respecto a las áreas verdes de verdad: "La vegetación favorece la conservación de humedad, al impedir que el sol evapore la lluvia recibida o que ésta escurra fácilmente. La cobertura vegetal favorece su infiltración hacia los mantos acuíferos que constituyen una gran reserva de agua disponible vía pozos. Una cuenca forestada no sólo tiene una mayor productividad en cuanto al volumen de captación de agua, sino que tiene un alto potencial turístico y recreativo". Creemos que el nuevo intendente, Igor Garafulic, y los nuevos consejeros regionales aceptarán el desafío de hacer las cosas bien en materia ambiental.
25 Diciembre 2008
Áreas verdes: deseos y realidades
Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 25 de diciembre de 2008.
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Patricio Herman
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