Columna de Patricio Herman, publicada en La Nación, 20 de agosto de 2008. Saben que es mejor comprar terrenos no aptos. Son más baratos y saben que pueden convencer a los alcaldes para que aprueben las normas urbanísticas que ellos requieren. Hace unos cuatro años el grupo económico Mall Plaza compró las instalaciones y el gran terreno de Inacap que se ubicaba en una esquina de las avenidas Cristóbal Colón y Padre Hurtado, en la comuna de Las Condes. El sitio, de 46 mil metros cuadrados, estaba definido en el Plan Regulador Comunal -actualizado en diciembre de 2003- como equipamiento cultural y no permitía desarrollar el negocio habitual de esos empresarios, razón por la que se acercaron al concejo municipal de Las Condes para solicitar los cambios de normas y así satisfacer sus propios intereses mercantiles. Los promotores del proyecto, con la asertividad característica de los que desean vender pomadas, informaron a los integrantes del concejo que ellos, con su cuantiosa inversión, mejorarían las condiciones de vida de los vecinos del sector. Aseguraron una oferta completa de servicios y la generación de mil 500 plazas de empleos permanentes, insistiendo en la plusvalía de todo el barrio e informando que la empresa había adquirido todas las viviendas del entorno. Para diferenciarse de los otros megacentros comerciales, llamados mall, ejecutados en la comuna (Parque Arauco y Alto Las Condes), enfatizaron que éstos eran cerrados, por tanto negaban el entorno. En cambio, los de ellos son abiertos, con todas las ventajas inherentes. Para hacer las modificaciones urbanísticas y dado que lo pedido por los empresarios era eliminar la norma equipamiento cultural asignada al terreno y disponer para el mismo la norma equipamiento comercial y servicios, se analizaron opciones diferentes y se optó por la más fácil: se decidió establecer para este terreno un plano seccional que permite cambiar la condición del terreno y no requiere la aprobación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. En conclusión, ese actor económico tomó la decisión de comprar un establecimiento educacional, demolerlo y construir un mall y para ello contó con la obediente aquiescencia de las autoridades municipales, las que cuando ya estaba todo resuelto, llamaron a una consulta ciudadana. Hace poco, tomamos conocimiento que las religiosas dueñas del Colegio Nuestra Señora del Pilar, situado en otro gran terreno que enfrenta por el sur la Avenida Colón y por el norte la calle Martín de Zamora, más al oriente de la Avenida Américo Vespucio Sur, aceptaron la oferta de compra del grupo económico Cencosud, competidor de Mall Plaza. Recordemos que las dos vialidades paralelas mencionadas tiene un alto flujo vehicular, sobre todo en los horarios punta. Este terreno también está definido en el plan regulador comunal de Las Condes como equipamiento cultural y la prensa especializada ha informado que Horst Paulmann tomó la decisión de construir allí un hipermercado y un mall, pese a que las normas de edificación no admiten ese tipo de equipamientos. Por ello, se están efectuando las necesarias y amistosas conversaciones entre los ejecutivos de Cencosud y las autoridades de Las Condes para hacer lo mismo que se hizo en el terreno de Inacap. En un tiempo más se aprobará un plano seccional para ese terreno que permitirá la consecución del negocio de retail de Cencosud. Ese instrumento normativo de rango local contemplará que se pueden desarrollar equipamientos comerciales y de servicios, sin vislumbrarse que, en un tiempo más, con la construcción bajo tierra de la autopista concesionada Américo Vespucio Oriente, se deberá dar cabida a un acceso vehicular justamente en la esquina de Colón con Vespucio, a pasos del nuevo mall de Cencosud, que atraerá miles de vehículos pesados, furgones, camionetas de flete, camiones y todo artefacto motorizado. Cuando la modificación urbanística esté afinada, llamarán a una consulta ciudadana, cuyos votantes ya estarán lo suficientemente adoctrinados de las bondades del mall. Los dominadores del mercado saben que es mejor comprar terrenos no aptos para lo que desean construir, primero porque son más baratos y, segundo, porque tienen las astucias y habilidades necesarias para convencer a los alcaldes que aprueben las normas urbanísticas que ellos requieren. Como estos tráficos de influencias no se tratan en la prensa, el cuento se seguirá repitiendo.
20 Agosto 2008
Dominadores del mercado
Columna de Patricio Herman, publicada en La Nación, 20 de agosto de 2008.
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Patricio Herman
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