Carta al director de Jaime Márquez Rojas Presidente Comisión Asesores Urbanos RM Colegio de Arquitectos de Chile, publicada en blogs de El Mercurio el 28 de abril de 2008. Señor Director: Frente al debate acogido en su diario, en estas cartas y en sus editoriales, me permito expresar nuestro parecer. Las ciudades crecen: en habitantes, por crecimiento vegetativo y también por migraciones (del campo a la ciudad y de ciudades periféricas a ciudades centrales); crecen por edificaciones en terrenos desocupados (al interior o al exterior de la “mancha urbana”) y crecen por aumento de los metros cuadrados en diversos predios (remodelación), debido a demandas de los nuevos habitantes y demandas de mayores estándares en vivienda y equipamiento (éstas últimas tanto de los habitantes existentes, como de los nuevos). Por ello cuando se debate si una ciudad debe crecer, lo que se está debatiendo no es si debe crecer o no (lo que es hoy un sin sentido) sino por qué, cómo y dónde deben crecer (un dónde que incluye, a nivel de país, en qué ciudades). No hacer dichos distingos, en el debate sobre este tema en nuestro país, ha obscurecido por años esta discusión. El límite urbano es sólo uno de los tantos límites existentes, entre los muchos instrumentos de orientación y planificación urbana. Es un límite administrativo (no un límite físico) que delimita dos territorios el urbano y el rural. Otro límite es el que separa el área urbana (urbanizada) de la de expansión (urbanizable); otro es el que delimita una zona de uso o una de edificación de otra similar. El fin de todos estos límites es diferenciar territorios sujetos a diferentes normas que regularán, prohibirán o incentivarán las intervenciones en cada una de esos territorios delimitados. Una modificación a la Ley General de Urbanismo, que esta en estos momentos en la Comisión de Urbanismo y Construcción del Senado, propone una modificación a las Zoduc (Zonas de Edificación Condicionada) que fueron creadas en una anterior modificación a la Ley, justamente para generar un mecanismo legal de crecimiento urbano fuera del límite urbano, sin depender de normas creadas por instrumentos de iniciativa pública, sino por “condiciones” negociadas entre gestores de iniciativas privadas y autoridades territoriales (poco definidas) dentro, nuevamente, de límites que se establecerían por la autoridad correspondiente en esas áreas rurales. Disculpe el lector si lo mareamos, pero así parecía, al menos, en un principio. La modificación en estudio aludida, amplía dicho mecanismo al interior del radio urbano (¿en las zonas de expansión?). Todo este ir y venir, de crear límites de áreas y mecanismos de regulación o desregulación, ha sido llamado por un estudioso del tema (refiriéndose al límite urbano-rural): “el acordeón”. Estamos hoy frente a un nuevo repentino estirón desafinado del acordeón del Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS). Creemos que ha llegado la hora de legislar con más calma, con más participación, con más transparencia, con más argumentos técnicos y menos presión política circunstancial.
28 Abril 2008
Confusión urbana sin límite
Carta al director de Jaime Márquez Rojas, Presidente Comisión Asesores Urbanos RM Colegio de Arquitectos de Chile, publicada en blogs de El Mercurio el 28 de abril de 2008.
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