Defendamos la ciudad

Carta al director del arquitecto Christian de Groote, publicada en El Mercurio el 29 de diciembre de 2007. Señor Director: El 23 de diciembre recién pasado apareció en esta sección una carta muy esclarecedora de Juan Eduardo Errázuriz, sobre la venta de los terrenos que ocupa el Club Deportivo de la Universidad Católica en Santa Rosa de Las Condes. En el punto 3 de su carta menciona textualmente lo siguiente: "Los terrenos de Santa Rosa, en esa época, tenían como único destino posible el de área verde". Por otra parte, en una entrevista al empresario Alfonso Swett, ex presidente de la UC, éste afirma textualmente: "Lo primero que uno tiene que acotar es que Santa Rosa es un recinto que se recibió como regalo, porque el Club iba a invertir en él y se iba a hacer deporte". Ante estas afirmaciones, uno se pregunta: ¿cómo entender que unos terrenos, que tan sólo un par de décadas atrás eran única y exclusivamente "área verde" -es decir, un bien que, en cuanto a pulmón verde de la ciudad, tenía una expresa limitación del dominio en favor del bien común-, puedan venderse de la noche a la mañana a un particular, en 35 millones de dólares, para desarrollar un proyecto inmobiliario? Estamos hablando de un terreno que no sólo forma parte de la cuenca del río, y cuyo destino natural es el de parque ribereño, sino que es de importancia vital para dar solución al actual caos vial del sector, caos que es pálido reflejo de lo que será cuando entren a operar los megaproyectos Titanium y Costanera Center. Es decir, ¿por qué tolerar, como es ya costumbre, que el bien común sea sacrificado en los oscuros pasillos de las componendas en beneficio de unos pocos? Francamente, de locos.