26 Septiembre 2007

Reforestación para vitacuranos

Columna de opinión del arquitecto Ramíro Insunza de la Fundación Defendamos la Ciudad, 26 de septiembre de 2007.

Columna de opinión del arquitecto Ramíro Insunza de la Fundación Defendamos la Ciudad, 26 de septiembre de 2007. La palabra se filtra para denominar cosas que ya existen. Felicito que la municipalidad de Vitacura tome la iniciativa tantas veces comentada: la necesidad de forestar nuevamente esta y otras cuencas hidrográficas de nuestro surcada Patria. La cuenca de Santiago son todos los cerros que rodean esta megalópolis inconciente, que crece y crece como si no hubiera más territorio. Vitacura, cacique de la zona que habitan los vitacuranos, seguro se paseaba bajo todo tipo de representaciones físicas de árboles notofagus. Desde la fundación de la ciudad del Santo Thiagho, han pasado alrededor de 400 años. No quiero pensar cuántos leñadores, madereros, carpinteros caminaron un rato y sacaron un trozo del bosque. Nunca reforestaron nada. Sólo veo el resultado, privilegiado como he sido, desde un avión a vela que me ha llevado varias veces a volar con el águila y el cóndor. Sólo miro la montaña y me admiro que aún queden manchones de árboles hasta donde cae nieve. Para ver lo que fue , bastaría con subir a los Altos de Cantillana al sur poniente de la ciudad: ahí, entre lingues, peumos, boldos, queules , bellotos, también se encuentra el caminante observador, con robles blancos. Es porque están tan arriba que no valía la pena bajarlos. Pero los árboles crecen en conjunto. Los más grandes proveen de sombra a los más chicos. Los pastos bajos, como los tréboles, sostienen el nitrógeno cerca de las raíces. Las ballicas, festucas y el pasto dulce atajan el rocío de la noche y el viento cuando el árbol es pequeño. Después, con el rocío atrapado que gotea sobre los pastos, la mano se devuelve. Entonces, ¿porqué es mas difícil el éxito del diseño planteado por los que representan al los vitacuranos? Porque faltará la sombra para que vayan creciendo los árboles nativos notofagus. La sombra la deben proveer árboles de crecimiento mas rápido, entre los especimenes que deberán quedar por 200 años y que necesitan entre individuos de la misma especie, distancias que se dan en el equilibrio de tierra, sol y clima. Esas distancias se conocen. Entonces, no sólo deben ver los vitacuranos el cerro isla del San Cristóbal y la elevación que ellos desean ver desde su palacio de gobierno local, sino el cerro completo y los cerros de la cuenca de esta capital abrumada de smog tantos días. Así, con árboles como pinos, algarrobos, paulonias y pimientos, que toman poco agua, se crea un bosque que irá siendo extraído cada cierto tiempo para que el nativo vaya de nuevo tomando posesión. Así también habrá un valor que se irá obteniendo cada ciertos años. Me he dedicado por más de la mitad de mi vida a plantar, podar, ralear y ordenar bosques exóticos y nativos en lo que fue una compra de mi abuelo en la novena región, hacia el mar. Son miles de árboles plantados y ordenados los que guardo como mi contribución al control del calentamiento global. El agua, que es indispensable al principio del renacimiento del antiguo bosque y de las especies exóticas, deberá ser recogida en lagunas creadas contra el cerro a diferentes alturas, para hacerla bajar con irrigación tecnificada y también por acequias, como nos enseñaron los incas. Los niños y jóvenes de la ciudad de esta cuenca y de otras deben adoptar dos o tres árboles y llevarles agua cuando la necesiten al comienzo de la reforestación. También para protegerlos de los conejos y otros depredadores. La energía solar a través de la maravillosa fotosíntesis convertirá el CO2 en lignina que componen los árboles. Si por cada auto en la ciudad existen 21 árboles maduros, es posible que las emanaciones de ellos sean neutralizadas. Pero faltan tantos árboles. El sol y las celdas fotovoltaicas harán también su trabajo para bombear el agua desde las tierras mas bajas en sucesivas escaleras, hasta los árboles que convivan con la nieve en las alturas. La ciudad entera podría optar con una bonificación de acuerdo al Mecanismo de Desarrollo Limpio y conseguir dinero a largo plazo para desintoxicar la cuenca de Santiago. Una nueva ley como la que hizo el Gobierno Militar, de bonificación a la forestación es el camino para interesar a los actuales propietarios de los cerros. Es necesario que este tema sea una prioridad compartida por todos los que respiramos trece veces por minuto y en tanto somos, buscamos un entorno no poluto. Todos deberíamos subir a una altura y contemplar el valle en una tarde de invierno.Tal vez así entenderíamos la urgencia de ver la cuenca en su totalidad, los cerros islas y soñar con un bosque notofagus para los tataranietos.



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