Columna de opinión de Patricio Herman de la Agrupación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 04 de enero de 2007. Hace un tiempo informamos sobre dos hechos que afectan nuestro sistema político en la planificación urbana y la participación ciudadana. El primero era el intento del Concejo Municipal de Vitacura de hacer más permisivas las normas urbanísticas de densidad baja de un tramo de un barrio para darle plusvalía patrimonial a los dueños de sus terrenos, de modo de permitir la construcción en altura. El alcalde y sus concejales buscaban un “traje a la medida” para esos pocos vecinos y, de paso, para las inmobiliarias que actúan en las sombras. El segundo, la regresiva votación de la Cámara de Diputados, que rechazó la reforma de la ley Orgánica Constitucional de Municipalidades para rebajar el porcentaje de inscritos en los registros electorales (de 10% a 5%) que se necesitan para que la comunidad convoque plebiscitos comunales. Hoy, la ley exige que las firmas sean autentificadas por un notario y la experiencia indica que llegar a 10% es prácticamente imposible y por eso nunca ha habido un plebiscito ciudadano. Los diputados justificaron su decisión debido a que tal ejercicio democrático eran caro (sic). Pese a estos obstáculos, los vecinos de Vitacura, tras un arduo trabajo de cinco meses, lograron reunir las firmas ante notario que se necesitan para obligar a Vitacura a llamar a un plebiscito. Serán los residentes quienes decidan las enmiendas urbanas en trámite en la Conama. Debían lograr 5 mil 300 firmas, equivalentes a 10% de los inscritos en los registros, y llegaron a 6 mil 600, más mil 800 de vecinos de la comuna que votan en otras partes. Cumpliendo estas formalidades, el miércoles 20 de diciembre, los líderes vecinales le entregaron al alcalde Raúl Torrealba la documentación para que convoque, en el plazo legal, el plebiscito y la comunidad decida si acepta o rechaza la proposición mercantil oficial. La municipalidad está proponiendo modificaciones urbanísticas en otros sectores, como Los Castaños y Villa El Dorado, todas con sesgo pro-negocios. El fenómeno de los cambios pro-crecimiento se ha generalizado. Sería conveniente que el Ministerio de Vivienda estableciera en la ordenanza respectiva -instrumento de mayor jerarquía que la planificación comunal- una fórmula que relacione la cantidad de áreas verdes públicas con la de habitantes por hectárea en cada comuna, de modo que los procesos de densificación estén acompañados de mayor disponibilidad de parques o plazas comunitarias, lo que hemos propuesto en otras ocasiones sin resultado. Este ejemplo de articulación efectiva de los vecinos de Vitacura debiera ser imitado por otras comunas, para que en un futuro cercano toda la planificación la decidan los residentes, un requerimiento útil porque -en muchos casos- la autoridad local es una simple ave de paso sin arraigado en el territorio que administra. Sería necesario que los dirigentes políticos, quienes no han expresado juicios sobre este logro democrático, cambien la ley Orgánica Constitucional de Municipalidades para que, a partir de los próximos comicios, los candidatos a alcalde y concejales demuestren fehacientemente que viven en la comuna donde desean ejercer el mandato ciudadano. Esto sí sería una muestra de modernidad y transparencia. Ante el logro inédito de Vitacura, la ciudadanía deberá estar atenta a lo que suceda con el plebiscito, para asegurarse que sea debidamente informado en igualdad de condiciones y con presencia de apoderados en todas las mesas electorales. Más aún, ya que su resultado será vinculante sólo si emiten sus votos a lo menos 50% de los 53 mil vecinos inscritos en Vitacura.
04 Enero 2007
Llegó la democracia a Vitacura
Columna de opinión de Patricio Herman de la Agrupación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 04 de enero de 2007.
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Patricio Herman
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