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Como algunos despistados creen que las obras del hotel pueden continuar, desde esta tribuna les decimos que ello es imposible. En los últimos meses la opinión pública ha conocido varios fallos del máximo tribunal del país en los cuales, inobservando actos previos de la Administración, ha hecho prevalecer el espíritu preventivo de la Ley de Medio Ambiente, lo que está en línea con el precepto constitucional que garantiza el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, preservando los valores de la naturaleza y conservando el patrimonio ambiental.
El 2 de mayo pasado, la 3ª Sala de la Corte Suprema anuló un permiso de edificación otorgado por la Dirección de Obras de Concón para que una empresa construyera el hotel Punta Piqueros sobre las rocas del borde costero de ese balneario. Las faenas se habían iniciado sin que el titular del proyecto, con la anuencia del municipio, lo sometiera a la evaluación ambiental y ya se ha dinamitado un roquerío milenario para darle paso al invasivo complejo turístico que proyecta 20.000 m2 de construcción.
Una agrupación de vecinos informados interpuso una acción judicial haciendo valer, entre otras, la Ley Lorca que protege el extenso litoral marítimo desde la Av. España, en Viña del Mar, hasta la desembocadura del río Aconcagua en Concón, y el verdadero sentido de la Ley Ambiental. En razón a que el proyecto quebranta la Ley del Medio Ambiente, la Corte Suprema le exigió a la Administración y a los titulares del negocio que lo sometieran a un completo Estudio de Impacto Ambiental (EIA), tal como lo ordena el artículo 11º de la ley respectiva.
Como algunos despistados, según crónicas de prensa, creen que las obras del hotel pueden continuar, desde esta tribuna les decimos que ello es imposible, conforme al mandato del artículo 8º de la referida ley. Las faenas deben estar paralizadas y si en el futuro se llega a aprobar el EIA se podrán reiniciar los trabajos de la construcción.