Defendamos la ciudad

Ahora encomendémonos al cielo para resistir los tacos que se avecinan. Bajo el patrocinio de la Universidad Adolfo Ibáñez, se realizó el miércoles pasado un interesante foro público en donde sus tres expositores abordaron todo lo relacionado con el megaproyecto Costanera Center. En la ocasión se criticó la ausencia del Estado para exigir que se cumplieran a cabalidad las normas urbanísticas contempladas en los diversos instrumentos de planificación territorial. Se demostró que el proyecto no fue sometido a un Estudio de Impacto Ambiental que posibilitara la participación ciudadana, contentándose la autoridad sectorial con una Declaración ad hoc que, como todos sabemos, es un saludo a la bandera y, más encima, esta calificación fue extemporánea. El Estudio de Impacto Sobre el Sistema de Transporte Urbano (EISTU), herramienta esencial que mide los efectos de este tipo de equipamientos mayores en la trama urbana, recién se aprobó tres años después de la fecha en que se otorgó el permiso de edificación, en circunstancias que la ley exige que esos estudios aprobados son requisitos previos para cursar los permisos aludidos. El mall de este megaproyecto se inaugurará en mayo próximo y como no estarán ejecutadas todas las medidas de mitigación vial en esa fecha, se vislumbra para tal zona un colapso vial de proporciones y, por ello, tardíamente las autoridades competentes ya están proponiendo una extensión del Metro para ese sector de la ciudad. La pregunta es ¿Quién o quiénes financiarán esa prolongación? No quisiéramos pensar que nuevamente se le cargará la mano al Estado para que solucione problemas derivados de decisiones privadas atolondradas. También se resaltó una equivocación cometida por la autoridad de la Municipalidad de Providencia, quien al no ceñirse a la regulación vigente, en los hechos posibilitó que esta edificación alcanzara una altura mayor a la permitida. Ahora encomendémonos al cielo para resistir los tacos que se avecinan.