20 Julio 2010

Un privado quería comprarse una calle (sic)

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 20 de julio de 2010.

Columna de opinión de Patricio Herman de la Fundación Defendamos la Ciudad, publicada en diario La Nación el 20 de julio de 2010. En el sector de la Avenida Colón con Américo Vespucio Sur, exactamente sobre la calle Vasco de Gama, entre Fitz Roy y Martín Alonso Pinzón, en la comuna de Las Condes, existen desde fines de la década de los 60 doce viviendas unifamiliares, acogidas a los beneficios tributarios del DFL 2, emplazadas en terrenos de 400 metros cuadrados, donde vivían tranquilamente sendas familias de clase media acomodada. Las casas enfrentan un pasaje, bien nacional de uso público, el que cuenta con una calzada para que circulen y se estacionen en ambos sentidos dos vehículos. Cuenta también con su correspondiente acera para el uso peatonal. En octubre de 2006, alguien solicitó al Ministerio de Bienes Nacionales la desafectación del pasaje aludido, sin expresar fundamento alguno para que ese servicio del Estado acogiera dicha solicitud. Se pretendía que tal ministerio vendiera a una constructora la vialidad en comento, suponemos porque esta empresa ya estaba en conversaciones con los propietarios de las casas para comprárselas. Por casualidad, los residentes de los condominios adyacentes a las casas tomaron conocimiento de esta tan curiosa gestión y así fue como, en diciembre de 2007, presentaron una rotunda oposición a esa eliminación del pasaje. La anterior ministra de Bienes Nacionales, Romy Schmidt, después de un tiempo, respondió a los vecinos en forma críptica, permitiendo en los hechos que la tramitación de la venta del pasaje continuara su curso. Pero los vecinos del condominio que enfrenta la Avenida Colón, por el norte y el pasaje Vasco de Gama, por el oriente, insistieron en su cuestionamiento a la transacción comercial público-privada que se estaba urdiendo sigilosamente en las oscuras oficinas ministeriales. Para sustentar su posición, plantearon que ante una eventual emergencia de incendio, el acceso de los carros bomba necesariamente tenía que ser por el pasaje, porque el ingreso por la Avenida Colón resultaba imposible porque las losas de acceso no resistían el excesivo peso de los vehículos de bomberos. El caso ya estaba en conocimiento del Ministerio de Vivienda y Urbanismo y la Municipalidad de Las Condes, pero ambas instituciones públicas se hacían las desentendidas, lo cual no nos extraña en absoluto. Tiempo después, los secretarios regionales ministeriales (seremis) de Bienes Nacionales y de Vivienda y Urbanismo aprobaron la venta del pasaje en cuestión a la constructora que, a esa altura, ya había comprado las doce casas que pensaba demoler, aprovechando que el terreno del pasaje que iba a incorporar a su dominio se fusionaría con el resto de los predios pertenecientes a las viviendas. Ante este hecho cuasi consumado, los vecinos del condominio que se oponían a la desaparición de esa vialidad, recurrieron oportunamente al Cuerpo de Bomberos, haciéndole notar el riesgo latente en que estarían expuestos si ocurriese un incendio. Como era de esperarse, los bomberos analizaron la situación hipotética de la ausencia del pasaje que, para tales efectos, constituye un acceso secundario al condominio que se usa sólo en emergencias. Estos profesionales, exentos de motivos mercantiles, elaboraron un completo informe técnico en el que rayaron la cancha, documento oficial que los vecinos entregaron a las autoridades competentes para que se desistieran de sus aprobaciones anteriores: los seremis actuaron en consecuencia y archivaron el negocio; es decir, no hubo desafectación ni venta de la calle. La habilidosa constructora, insatisfecha con el curso de los hechos, arremetió con un ingenioso plan B, consistente en desplazar el pasaje hacia el deslinde poniente de sus casitas recién adquiridas, con lo cual pretendía que la institucionalidad chilena le autorizara una reubicación de la calle para que así pudiera disponer de la superficie restante para construir su tan anhelado proyecto inmobiliario (dos torres). Los dueños de la empresa estaban frotándose las manos con la convicción de que esta nueva fórmula diera el resultado esperado, pero aparecieron otros vecinos más puntudos en defender sus derechos urbanos. ¿Qué les dijeron estos vecinos a las autoridades que consintieron en “reubicar” el pasaje? Transcribimos textualmente: “Con sorpresa hemos leído los oficios de la Dirección de Obras de Las Condes, los cuales expresan que no se trata de una desafectación del Pasaje Vasco de Gama, sino de una reubicación del mismo, concepto y disposición que no existe en la legislación vigente. Es necesario recordar que las calles, pasajes y áreas verdes de un loteo, como es el caso, pasan a ser bienes nacionales de uso público en las condiciones que fueron aprobados y recibidos y no puede una autoridad, arbitrariamente, interpretar y disponer la reubicación de un bien público a un terreno particular y viceversa, como pretende el director de Obras Municipales”. Fue tan contundente la posición jurídica de los vecinos que el 6 de abril pasado, el director de Obras de Las Condes resolvió no dar curso al trámite administrativo requerido con urgencia por la constructora, la cual, como vemos, en esta ocasión hizo un pésimo negocio porque se tendrá que quedar con las doce casas, a menos que surja de improviso un plan C más enjundioso que el anterior.



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