Defendamos la ciudad

Claudia Urquieta Chavarría Amigos hace más de 40 años, Hernán Sandoval, director de Chile Ambiente, y el ex mandatario Ricardo Lagos, mantienen una estrecha relación. Sus respectivas señoras fueron las responsables del vínculo, que se ha afianzado con los años. Viven en el mismo edificio de Providencia e incluso comparten una parcelita en Caleu, que visitaron por última vez el pasado 1 de mayo. Pero la visión de ambos en política medioambiental no necesariamente es la misma. Basta recordar las reiteradas críticas del mundo de los ecologistas a la gestión en esta materia del líder progresista, que incluso se tradujo en un profundo rechazo a su designación como delegado especial de Naciones Unidas para el calentamiento global. O sus reconocidos guiños a la alternativa nuclear. Pero Sandoval no le pierde la fe. De hecho, está convencido de que la experiencia que su amigo ganó en este rol lo marcó, y le dio la perspectiva para enfrentar los grandes desafíos que enfrenta el país, sobre todo en torno al tema energético. Tópico crucial en la agenda del ex embajador en Francia, que considera que el mundo político se está quedando atrás en relación a la sensibilidad ciudadana en torno al tema. Su percepción se reforzó con la última encuesta CERC, que reveló que 53% de los chilenos rechaza la construcción de las megacentrales del proyecto Hidroaysén, de Endesa y Colbún. Y que el 70% asume que tendrá consecuencias medioambientales. -A pesar de esto, la postura gubernamental ha sido de respaldo al proyecto Hidroaysén. De hecho, el propio ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, manifestó su visto bueno a la iniciativa -Las declaraciones del ministro del Interior fueron mucho antes. No puedo saber qué es lo que pasa por la cabeza de Pérez Yoma, pero sin duda son datos que las autoridades deben considerar. Lo que esperamos de las autoridades, es la esencia de su misión: garantizar el cumplimiento de las leyes y velar porque así sea. Estamos convencidos que los impactos que estos proyectos tienen son tan grandes, el precio de las mitigaciones es tan alto, que son cada día menos viables. -A su entender ¿cuál es el problema de fondo en la forma con que se lleva la política energética? -No hay un debate nacional sobre el tema energético. Lo único que hay es una campaña sostenida de amenazas y descalificaciones. Es decir aquellos que se oponen a las represas de Aysén son catalogados como sujetos marginales que están contra el progreso del país y que no pueden oponerse a esta medida de progreso. No se debate el problema energético en su conjunto y solamente se hace uso del chantaje: si no quieren hidroeléctricas tendrán que aceptar las nucleares. Desafortunadamente el tema energético no ha sido visto por los políticos de todos los lados, incluyendo los de la Concertación y aquellos que actúan en la función ejecutiva, como un tema de gran envergadura nacional y que exige generar un debate en profundidad para ver cuáles son las opciones que se presentan y cómo se van a escoger. -¿Por qué cree que esto no ha sido abordado de la manera correcta? -El primer planteamiento que se escucha siempre es que el problema energético es técnico y financiero. A mi juicio eso está lejos de ser así. Las opciones energéticas tienen que ver con la forma de profundizar nuestra democracia. Si la opción energética es impulsar la hidroelectricidad con grandes represas o la alternativa nuclear, lo que se está favoreciendo es la concentración del poder financiero y en gran medida su influencia en el poder político. Y es la solución más fácil, porque al conferir la prioridad al desarrollo monopólico de la energía eléctrica, están concediendo un mayor poder a los grandes monopolios que controlan ese tipo de producción. Como Endesa, por ejemplo. -¿Y por qué la Concertación no ha tenido una visión a más largo plazo y se ha conformado con abordar el tema desde la coyuntura? -Es un tema complejo y la gente no está acostumbrada a pensar la complejidad, por lo que piensa en lo simple. Y lo más simple es entregarles este tema a los grandes monopolios porque ofrecen soluciones que aparecen sencillas. En consecuencia, la complejidad de asumir la producción diversificada incluyendo las energías renovables no convencionales, es ajena al espíritu con que se hace la política hoy en Chile. En este momento en lo que se está pensando es en la coyuntura, en circunstancias que un desarrollo energético nacional tiene que verse en un plazo de 20 años y desafortunadamente los políticos no piensan a 20 años porque en ese período han tenido que ser reelegidos 5 veces. Y nuestros políticos se mueven al nivel de la contingencia. Lagos, candidato “planeta” -En este contexto, el próximo candidato presidencial debería tener una visión largoplacista. -El tema de las candidaturas es de gran complejidad. Uno de los aspectos a considerar es cuál es la relación de los candidatos con los problemas medioambientales en general y no sólo con el problema energético. Y concretamente con el tema de Hidroaysén, el candidato debe evaluar que la construcción de represas no es inocente respecto a la liberación de gases de efecto invernadero, que la gran alternativa de desarrollo económico para la zona es el ecoturismo y que la enorme línea de transmisión –2.200 kilómetros – es de una vulnerabilidad enorme: si hubiese estado tendida ahora con la erupción del volcán Chaitén seguramente no habría resistido. El tema de las ERNC tiene mayor complejidad. Exige un despliegue de análisis de imaginación que no es lo que está. Eso es lo que la ciudadanía debería exigir de los políticos en la próxima campaña: cuál es el abanico de posibilidades que se ofrecen y cómo se informa de esas posibilidades y optan por una u otra. -¿Ricardo Lagos estaría en esa línea si se presenta como candidato? -Creo que ha tenido una experiencia extraordinaria e importante en su rol de representante del Secretario General de Naciones Unidas. Ya lo expresó en un seminario en marzo, donde fue muy enfático en que el uso que estamos haciendo de la energía en Chile está en retraso de lo que se ve en países más adelantados, ya que no hemos logrado generar un desacople entre el aumento del PIB, lo que significa que estamos haciendo un mal uso de esa energía, porque no logramos un uso eficiente. -¿Tiene fe en que tomará esta línea? -Tengo mucha confianza en que Lagos es un estadista que considera los problemas y analiza a fondo. Y si es requerido para pronunciarse sobre estos temas a partir de cualquier posición que ocupe, lo va a hacer tomando en cuenta todos los factores. Y mirando el desarrollo del país no sólo en lo inmediato sino en el largo plazo. -Luego de su experiencia como “capitán planeta” ¿cree que cambiará la mirada que impuso durante su Gobierno? -Sin duda. El tema medioambiental en Chile siempre es tratado como un tema marginal, secundario y de algunas personas. Sin embargo los ambientalistas están hace 10 años por lo menos diciendo que la industria del salmón está mal encaminada. Hoy estamos en tremenda crisis del salmón por mal manejo sanitario y ambiental, y esto con una gran complicidad, por no decir negligencia por parte de las autoridades que han permitido este mal manejo. Es necesario tomar en cuenta los criterios de los ambientalistas. Yo no me considero un ambientalista, soy un profesional del tema desde hace mucho tiempo y con una participación política. No considero que el ecologismo sea una posición política en sí, pienso que debe impregnar las posiciones políticas de todo tipo de partidos. Y cuando logremos transversalidad vamos a avanzar. De hecho los partidos ecologistas puros no han progresado en el mundo, porque olvidan otros temas fundamentales de la sociedad.