01 Septiembre 2012

La Participación Ciudadana hoy en Chile

Columna de opinión de Moisés Scherman Filer

Estos últimos 22 años están plagados de ejemplos que nos confirman que tanto la Concertación como la Derecha continúan planteando la participación ciudadana tan solo como un proceso de consulta a la ciudadanía, donde a lo más podemos dar nuestra opinión siempre que seamos llamados a hacerlo, o hacer observaciones como es en el caso de los planes reguladores comunales. La última modificación del PRC de Ñuñoa en 2008 es un ejemplo. Solo se consideraron 6 de las más de 600 observaciones presentadas por la comunidad ñuñoína y sus organizaciones. Cambió esto en algo con la nueva ley 20.500 sobre Participación Ciudadana que tom más de 7 años en ser aprobada en el Parlamento? Rotundamente no. Esto se ratifica en las propuestas de Reglamento del Concejo Comunal de Organizaciones de la Sociedad Civil (COSOC) y en la nueva Ordenanza Municipal de Participación Ciudadana vigentes hoy en Ñuñoa. Pruebas al canto: El Artículo 2° de dicha Ordenanza Municipal indica textualmente: “Las opiniones de los vecinos en las materias en que intervengan, ya sea a requerimiento de la Municipalidad o de propia iniciativa serán vinculantes en aquellas materias que la ley establece y en aquellas que el Concejo Municipal a proposición del Alcalde, previamente estipule condiciones para otorgar carácter vinculante a alguna decisión de una instancia de participación ”. Es decir seguimos a merced de la voluntad del Alcalde de turno. Es la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades promulgada por la dictadura, la que realmente define la nula participación de la ciudadanía en los gobiernos comunales, y le entrega el poder omnímodo al Alcalde de turno, por lo que las concejalas y los concejales tienen atribuciones muy limitadas. Algunos ejemplos de estos últimos años en nuestra comuna: la destrucción del Parque Gorostiaga para transformarlo en un gimnasio privado, la construcción de la Clínica Ñuñoa, el proceso de reconstrucción de las Villas de Ñuñoa tras el 27F y la privatización de la pérgola de la Plaza Ñuñoa, entre muchas otras. Reglón aparte las decisiones del Alcalde frente al Movimiento por la Educación de nuestra comuna en 2011. A nivel nacional, sucede exactamente lo mismo frente a las grandes decisiones que se toman por los organismos del Estado, donde la Participación Ciudadana tiene solo un carácter consultivo, como en el caso de la construcción de Autopistas Urbanas, nuevas líneas del Metro, la ampliación del radio urbano de las ciudades y muchas otras donde la Nueva Ley de Medio Ambiente, consensuada por el Gobierno de Michelle Bachelet y la Derecha limita aún más dicha participación en los procesos de evaluación de impacto ambiental de los megaproyectos, tanto públicos como privados. ¿Que entendemos por Participación Ciudadana? Muchas veces hablamos de Participación Ciudadana y esto suena como algo poco claro e indefinido. ¿Porqué aspiramos a esta Participación? son entre otras, las preguntas que nos hacemos cuando pensamos estos temas y los conversamos con nuestras vecinas y nuestros vecinos en nuestros barrios, y por cierto en las organizaciones y espacios donde participamos. Frente a estas interrogantes, estamos por profundizar la democracia comunal, por aumentar y profundizar los canales de participación y favor de la transparencia, para construir todas y todos una Ñuñoa más amable, con su gente, con sus vecinas y vecinos, con su entorno, con su propia historia. Primero debemos participar activamente en nuestras organizaciones, exigiendo y profundizando la democracia en ellas. Y por cierto exigir una Participación Ciudadana real y efectiva desde el origen en las iniciativas, formulación, aprobación, implementación y fiscalización de todas y cada uno de los Planes, Programas y Políticas del Gobierno Comunal. Es decir una participación efectiva y no limitada solo a recibir información. Tenemos el derecho a participar democráticamente en todas las instancias y en las decisiones donde se resuelve el presente y el futuro de nuestras familias. Participación vinculante desde la iniciativa, formulación, aprobación, implementación, evaluación, fiscalización y control en el Plan de Desarrollo Comunal, en el Plan Regulador Comunal y sus modificaciones, en el Presupuesto Municipal, en los Programas Sociales, en las Políticas de Salud, de Educación, de Empleo, de Fomento Productivo, de Deportes y Recreación, Culturales, Infancia, Tercera Edad y Seguridad Ciudadana, entre otras. De esta forma estaremos cumpliendo con nuestro verdadero rol como ciudadanas y ciudadanos con derechos pero también con deberes. Aspiramos a una Comuna a escala humana, amigable, sustentable, en armonía con el medio ambiente y donde quepamos todas y todos, sin discriminaciones de origen socioeconómico, étnico, género, cultural, de credo o posición política. ¿Es esto Posible?, ¿Estamos dispuestos? ¿Como lograrlo?, ¿Cual es el camino? Este es nuestro desafío. Los cambios que se introducen a través de la ley 20500 son muy poco significativos, por lo que continuamos sin ninguna posibilidad de ejercer en plenitud nuestros derechos políticos, económicos, sociales y culturales suscritos por Chile en Naciones Unidas. Hablamos de los derechos de primera, segunda y tercera generación. Todo el cuerpo legal vigente que regula la sociedad chilena está amparado por la actual Constitución Política, ilegítima y profundamente antidemocrática, impuesta por la dictadura. Las ciudadanas y ciudadanos, y las organizaciones y movimientos sociales donde participamos chocamos permanentemente con esta piedra de tope donde el derecho de propiedad privada por sobre el bien común es el eje fundamental. Si queremos realmente vivir en una sociedad democrática con participación real y efectiva, donde existan mecanismos que lo permitan y aseguren, requerimos una nueva constitución democrática en su generación y en su letra, generada a través de una Asamblea Constituyente donde estén representadas todas las organizaciones y movimientos sociales, sancionada a través de un Plebiscito Nacional por nuestro pueblo para que la Participación Ciudadana sea una realidad en nuestro país y no un mero slogan como lo es hoy en Chile.



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