14 Marzo 2007
Artículo del autor de la Teoría de Gaia:

LA TIERRA ESTÁ A PUNTO DE ENFERMARSE DE UNA FIEBRE MALIGNA QUE PODRÍA DURAR 100 MIL AÑOS

James Lovelock previene: "Cada nación debe descubrir el mejor uso de sus recursos para sostener la civilización tanto tiempo como sea posible". Fuente: www.circuloastronomico.cl

Imagine a una joven mujer policía contenta con su vocación; luego imagínenla teniendo que decirle a una familia cuyo hijo se ha perdido, que ha sido encontrado muerto, asesinado en un bosque cercano. O piensen en un jóven médico recien titulado que tiene que decirles que la biopsia revela invasión por un tumor de metastasis agresiva. Doctores y policías saben que muchos aceptan la cruda verdad con dignidad pero que otros tratan en vano de negarla. Cualquiera que sea la respuesta, médicos y policías no tienen cómo escapar de su deber. Por estas razonas este artículo es el más difícil que he escrito. Mi teoría Gaia ve a la Tierra comportándose como si estuviera viva, y desde luego, cualquier cosa viva puede disfrutar de buena salud, o sufrir enfermedades. Gaia me ha convertido en un médico planetario y me tomo mi profesión seriamente, y ahora, yo también vengo a traer malas noticias. Imagen: James Lovelock, autor del paradigma de Gaia, junto a una estatua de la diosa griega en su jardín. Los centros climáticos de todo el mundo, que son el equivalente de los laboratorios de patología de un hospital, vienen informando de la condición física de la Tierra, y los especialistas en clima la ven seriamente enferma, a punto de sufrir una fiebre maligna que podría durar 100.000 años. Me veo en la obligación de decirles, como miembro de la familia Tierra y como parte íntimamente relacionada con ella, que ustedes y especialmente la civilización están en grave peligro. Nuestro planeta se ha mantenido sano y apto para la vida, igual como lo hace un animal, durante la mayor parte de los más de tres mil millones de años de su existencia. Fue una pésima suerte que nosotros empezáramos a contaminar en una época en que el sol calienta demasiado para resultar confortable. Le hemos dado fiebre a Gaia y pronto su situación se agravará hasta un estado semejante al coma. El planeta ya ha pasado por esto y se recuperó, pero le tomó más de 100.000 años. Somos los responsables y sufriremos las consecuencias: a medida que avance el siglo, la temperatura aumentará 8 grados centígrados en regiones templadas y 5 grados en los trópicos. La mayor parte de la masa de tierra tropical se convertirá en desierto y ya no servirá como regulador (del clima), lo que se suma al 40% de la superficie de la Tierra que hemos devastado para alimentarnos. Curiosamente, la polución aerosol del hemisferio norte está reduciendo el calentamiento global porque refleja la luz solar al espacio. Este 'oscurecimiento global' es transitorio y podría desaparecer en pocos días como el humo que es, dejándonos completamente expuestos al calor del invernadero global. Estamos en el clima del tonto, que se mantiene fresco de forma accidental gracias al humo, y antes de que este siglo termine, miles de millones de nosotros moriremos y las pocas parejas de humanos capaces de reproducirse que sobrevivan estarán en el Artico donde el clima se mantiene tolerable. Al no ver que la Tierra ya no regula su clima y su composición, hemos cometido el error de tratar de hacerlo nosotros, actuando como si estuviéramos al mando. Y al hacerlo, no hemos condenado a la peor forma de esclavitud. Si elegimos ser los mayordomos de la Tierra, entonces somos responsables de mantener la atmósfera, el océano y la superficie de la tierra en condiciones correctas para la vida. Tarea que pronto descubriremos que es imposible - y que antes de que tratáramos a Gaia tan mal, ella hacía gratuitamente por nosotros. Para comprender hasta qué punto es imposible, piensen como se las arreglarían ustedes para regular su propia temperatura o la composición de su sangre. Las personas con riñones que fallan conocen el eterno problema diario de ajustar el consumo de agua, sal y proteína. El artefacto tecnológico de la diálisis ayuda, pero no es sustituto de unos riñones sanos. Mi nuevo libro 'La Venganza de Gaia' expande estas ideas, pero se preguntarán por qué la ciencia tardó tanto en reconocer la verdadera naturaleza de la Tierra. Creo que se debe a que la visión de Darwin era tan buena y clara que nos ha tomado hasta ahora digerirla. En tiempos de Darwin, poco se sabía sobre química de la atmósfera y los océanos y debieron haber pocas razones para que Darwin se preguntara si los organismos cambiaban su entorno además de adaptarse a él. Si en esa época se hubiera sabido que la vida y el ambiente están estrechamente compenetrados, Darwin habría visto que la evolución implicaba no solamente a los organismos sino también a toda la superficie planetaria. Entonces podríamos haber mirado a la Tierra como si estuviera viva, y haber sabido que no podemos contaminar el aire o usar su piel -sus bosques y ecosistemas oceánicos- como una mera fuente de productos que nos alimenten y amueblen nuestras casas. Habríamos percibido de forma instintiva que esos ecosistemas deben permanecer intactos porque son parte de la Tierra viviente. Así que ¿qué debemos hacer? Lo primero es tomar conciencia del ritmo sobrecogedor de cambio y comprender qué queda poco tiempo para actuar; luego, cada comunidad y cada nación debe descubrir el mejor uso de sus recursos para sostener la civilización tanto tiempo como sea posible. Nuestra civilización es intensiva en energía y no podemos apagarla sin estrellarnos, así que necesitamos la seguridad de un descenso propulsado. En Gran Bretaña estamos acostumbrados a pensar en toda la humanidad y no solamente en nosotros mismos; el cambio ambiental es global pero tenemos que ocuparnos de las consecuencias aquí, en el Reino Unido. Por desgracia nuestra nación está actualmente tan urbanizada que es casi como una gran ciudad y contamos con areas pequeñas para agricultura y bosques. Dependemos del mundo comercial para sustentarnos. El cambio climático nos negará nuestros suministros regulares de alimento y combustible que viene de ultramar. Podríamos crecer lo suficiente como para ser capaces de alimentarnos con la dieta de la Segunda Guerra Mundial, pero la noción de que todavía hay suficiente tierra para producir combustible orgánico o para convertirla en granjas de energía eólica es absurda. Haremos cuanto podamos para sobrevivir, pero lamentablemente no veo a los Estados Unidos o las economías emergentes de China e India deteniéndose a tiempo, y ellos son la principal fuente de emisiones. Ocurrirá lo peor y los que sobrevivan tendrán que adaptarse a un clima infernal. Posiblemente, lo más triste es que Gaia va a perder tanto o más que nosotros. No solamente se extinguirá vida silvestre y ecosistemas completos, pero en la civilización humana, el planeta tiene un recurso precioso. No somos sólo una enfermedad. Somos, por nuestra inteligencia y comunicación, el sistema nervioso del planeta. Es a través nuestro, que Gaia se ha visto a sí misma desde el espacio y empieza a conocer su lugar en el universo. Deberíamos ser el corazón y la mente de la Tierra, no su enfermedad. Seamos valientes y dejemos de pensar solamente en las necesidades y derechos, reconozcamos que hemos hecho daño a la Tierra viviente y que necesitamos hacer las paces con Gaia. Debemos hacerlo cuando todavía somos fuertes como para negociar y no una chusma desesperada dirigida por señores de la guerra brutales. Más aún, deberíamos recodar que somos parte de ella, y que ella es realmente nuestro hogar. James Lovelock El autor es un científico medioambientalista independiente y miembro de la Royal Society. Su libro 'La venganza de Gaia' fue publicado en inglés y está disponible en Amazon, haciendo click aquí. Nuevo: Breve biografía de James Lovelock: Ha actuado como científico independente por más de cuarenta años. Es Honorary Visiting Fellow del Green College, Universidad de Oxford. Fue elegido miembro de la Royal Society en 1974 y como Acompañante de Honor de la Reina Elizabeth II en 2003. Además ha recibido premios internacionales por sus aportes medio ambientales: Premio Blue Planet, Volvo y la Medalla Wollaston de la Geological Society de Londres. El aporte principal de James Lovelock es la Teoría de Gaia, actualmente aceptada con el nombre menos poético de Sistema Científico de la Tierra, y por el descubrimiento en l972 de los CFCs en la atmósfera y su posterior monitoreo. Es inventor del "detector de captura de electrones" (ECD), un sencillo y sensible aparato capaz de detectar trazas de elementos en la atmósfera*, con este instrumento se dió la alerta sobre la contaminación generalizada de pesticidas y PCBs. A través de su carrera como científico ambientalista ha apoyado la energía nuclear como la preferida para el suministro de electricidad. Es autor de cinco libros y más de 200 artículos científicos. *=La patente de este invento le fue arrebatada, este invento es ámpliamente utilizado en la detección de elementos contaminantes. LA TIERRA COMO LA CONOCEMOS: ENFERMA GRAVE -------------------------------------------------------------------------------- Advertencia de Lovelock: LA VENGANZA DE LA TIERRA (GAIA) Reproducimos este artículo, de enorme relevancia para quienes desean ver que nuestro planeta recuperare su salud. (10 Feb. 2007 Michael McCarthy/The Independet Online Enero 16, 2006 - CA) El mundo ha sobrepasado el punto de no retorno en el cambio climático y la civilización tal y como la conocemos ahora es poco probable que sobreviva, sostiene James Lovelock, el científico y guru verde que concibió la idea de Gaia, la Tierra que se matiene por sí misma apta para la vida. En una afirmación profundamente pesimista, publicada en The Independent, el Profesor Lovelock sugiere que los esfuerzos por neutralizar el calentamiento global no tendrán éxito y que, de hecho, ya es demasiado tarde. Según él, el mundo y la sociedad humana se enfrentan a un desastre de mucho mayor embergadura y a un ritmo más rápido del que casi nadie se da cuenta. El dice: "antes de que acabe este siglo, billones de nosotros morirán y las pocas parejas de personas que sobrevivan vivirán en el Artico donde el clima se mantiene tolerable." Al hacer semejante declaración, mucho más oscura que ninguna de las efectuadas por un cientifico de importancia internacional comparable, el Profesor Lovelock admite que se está arriesgando. Pero como el hombre que ha concebido la primera nueva forma de mirar la vida en la Tierra desde Charles Darwin, Lovelock siente que su propio análisis de lo que está pasando no le deja elección. Lovelock cree que es el propio mecanismo autoregulador de Gaia -concepto que cada vez es más aceptado por otros científicos a nivel mundial aunque ellos prefieren llamarlo el Sistema Tierra - el cual, perversamente, se asegurará de que el calentamiento no pueda controlarse. Esto es debido a que el sistema contiene miríadas de mecanismos de retroalimentación que en el pasado actuaron conjuntamente para mantener la Tierra mucho más fría de lo que de otro modo estaría. Ahora, sin embargo, se unirán para amplificar el calentamiento que está siendo causado por actividades humanas tales como el trasporte o la industria, a traves de inmensas emisiones de gases con efecto invernadero, tales como el dioxido de carbono (CO2). El sistema de control del planeta. Esto significa que las consecuencias dañinas de que los seres humanos deterioren el sistema ancestral de regulación del planeta vivo no serán lineales, en otras palabras, se acelerarán descontroladamente. Lovelock denomina este fenómeno 'la venganza de Gaia' y la examina en detalle en su nuevo libro titulado así, que se publicará el mes que viene(1). Lo singular del punto de vista de Lovelock es que es holístico más que reduccionista. Aunque es un partidario comprometido de la investigación actual sobre cambio climático, especialmente en el Hadley Centre de Gran Bretaña, él no mira los aspectos inviduales de cómo se comporta el clima como inevitablemente hacen otros científicos. Más bien, Lovelock observa cómo se comporta todo el sistema de control de la Tierra cuando está bajo stress. El Profesor Lovelock quien concibió la idea de Gaia en los setenta (1970) mientras estudiaba la posibilidad de vida en Marte para la Nasa en Estados Unidos, ha venido advirtiendo sobre los peligros del cambio climático desde que empezaron las primeras preocupaciones sobre el tema casi veinte años atrás. Lovelock fue uno de los científicos del selecto grupo que dio un resumen inicial sobre calentamiento global al gabinete de Margaret Thatcher en Downing Street en Abril de 1989. Preparémonos para lo peor. Las preocupaciones de Lovelock se han venido incrementando sostenidamente desde entonces a medida que la evidencia del calentamiento climático fue aumentando. Por ejemplo, compartió la alarma de varios científicos acerca de las noticias del pasado setiembre de que el hielo que actualmente cubre el Oceano Artico está empezando a derretirse tan rápido que en 2005 llegó a su punto bajo histórico. Hace dos años despertó una gran controversia con un artículo en The Independant pidiéndoles a los medioambientalistas que abandonaran su histórica oposición al poder nuclear que no produce los gases con efecto invernadero de las centrales convencionales. El calentamiento global avanzaba tan de prisa que solo una expansión importante del poder nuclear podía tenerlo bajo control, dijo. La mayoría de los Verdes rechazaron su petición en redondo, y aún hoy lo siguen haciendo. Ahora su preocupación ha alcanzado un pico - y tiene un nuevo énfasis. En vez de pedir formas nuevas de neutralizar el cambio climático, Lovelock está pidiendo a los gobiernos en Gran Bretaña y en todo el mundo que empiecen a prepararse a gran escala para sobrevivir lo que ahora ve como inevitable, en sus propias palabras 'un infierno de clima', que en Europa será probablemente 8ºC más caliente de lo que es hoy. En el último capítulo de su libro, Lovelock escribe: "¿Qué debería estar haciendo ahora cualquier gobierno europeo sensato? Creo que tenemos pocas opciones más que prepararnos para lo peor, y asumir que hemos superado el umbral". Y en The Independent de hoy, escribe: "Haremos lo que podamos para sobrevivir, pero lamentablemente no veo a los Estados Unidos ni a las economías emergentes de China e India cortando a tiempo, y ellos son la fuente principal de emisiones de CO2. Ocurrirá lo peor..." Lovelock continúa: "Tenemos que tener en cuenta el ritmo sobrecogedor del cambio y comprender que nos queda poco tiempo para actuar, y luego, cada nación y comunidad deben descubrir el mejor uso para los recursos con que cuentan para sostener a la civilización tanto tiempo como puedan". Lovelock cree que los gobiernos del mundo deberían planificarse para garantizar los suministros de alimentos y energía durante el calentamiento global así como defensas contra el aumento esperado de los niveles del mar. La visión de este científico en cuanto a lo que la sociedad humana podría quedar reducida debido al cambio climático es "una chusma desesperada dirigida por señores de la guerra brutales". Una guía para la supervivencia. El Profesor Lovelock llama la atención sobre un aspecto en concreto de la amenaza del calentamiento global y es que el incremento esperado de temperatura se está reteniendo artificialmente por un aerosol global, una capa de polvo en la atmósfera justo alrededor del hemisferio norte del planeta, que es consecuencia de la industria mundial. Esto nos hace de escudo protector de parte de la radiación solar en un fenómeno conocido como 'oscurecimiento global' y se cree que está reteniendo la temperatura global en varios grados. Sin embargo, si se produce una bajada industrial drástica, el aerosol podría caerse de la atmósfera en poco tiempo y permitir que la temperatura global se disparara rápidamente hacia arriba. Una de las ideas más llamativas de su libro es la de 'una guía para los supervivientes del calentamiento global' dirigida a los humanos que estarían luchando por su existencia aún después del colapso social total. Escrito, no de forma electrónica, sino en "papel resistente con tinta que dure mucho tiempo", contendría lo básico del conocimiento científico humano acumulado, mucho del cual ahora damos por hecho pero que costó mucho aprender, como nuestro lugar en el sistema solar, o el hecho de que bacterias y viruses causan enfermedades infecciosas. El calentamiento global, producido principalmente por la emisión a gran escala de gases industriales tales como el dióxido de carbono (CO2) es casi con seguridad la mayor amenaza a la que la raza humana se ha enfrentado nunca porque pone un signo de interrogación a la cuestión de que la propia habitabilidad de la Tierra. En las décadas venideras, las temperaturas disparadas harán que la agricultura sea inviable en vastas extensiones del mundo donde la gente ya ahora es pobre y tiene hambre; el suministro de agua de millones o incluso billones, podría fallar. El ascenso de los niveles del mar destruirá areas considerables de costa en países situados bajos, como Bangladesh, justo en el momento en que su población se multiplica como champiñones. Incontables refugiados medioambientales sobrepasarán la capacidad de cualquier agencia, o de hecho, de cualquier país, de hacerse cargo, al tiempo que la infrastructura urbana moderna se enfrentará a la devastación producida por sucesos meteorológicos extremos y muy poderosos, como el Huracan Katrina que golpeó Nueva Orleans el verano pasado. La comunidad internacional acepta la realidad del calentamiento global, apoyada por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. En su último informe, en 2001, el PICC dijo que las temperaturas medias globales probablemente subirían hasta 5.8ºC para el 2100. En latitudes altas, como Gran Bretaña, el aumento posiblemente será mucho mayor, quizas de 8ºC. El calentamiento parece estarse produciendo con mayor rapidez que lo anticipado y es posible que en el próximo informe de la PICC, en 2007, el plazo de tiempo se acorte. Aún así, todavía existe la presunción de que el cambio climático es controlable si se curvan las emisiones de CO2. Lovelock advierte: piénsenlo de nuevo. Su libro 'La venganza de Gaia' ("The Revenge of Gaia: Why the EarTh is Fighting Back - and How We Can Still Save Humanity") fue publicado en inglés y está disponible en Amazon, haciendo click aquí. -------------------------------------------------------------------------------- La solución: ECOLOGISTAS POR LA ENERGÍA NUCLEAR James Lovelock y Patrick Moore, el cofundador de Greenpeace defienden la energía nuclear como solución urgente al calentamiento global. (10 Febrero, 2007 Agencias - CA) El ecologista y creador de la Teoría de Gaia James Lovelook reclama un inmediato retorno a la energía nuclear, porque "no hay tiempo que perder ante el irreversible cambio climático". La única forma como el planeta podría salvarse. Lovelock, de 88 años, se lamenta de la tenaz resistencia a este tipo de solución por parte del movimiento ecologista mundial. Ha declarado su decepción por la postura intransingente de los ecologistas, que según él están condenando al fracaso cualquier solución realista para resolver el cambio climático. Artículo de James Lovelock: "La energía nuclear es la única solución verde". (En inglés). Publicado en The Independent el 24 de Mayo 2004. No está solo, otros ecologistas han estado cambiando de posición recientemente y se espera que otros lo hagan en el futuro. Uno de ellos es el ex-presidente de Greepeace Patrick Moore. Moore afirma que: "La energía nuclear es una bendición para salvarnos del cambio catastrófico del clima". Moore hace un repaso de los problemas de la energía nuclear -la seguridad, el terrorismo, las armas nucleares o los residuos de alta actividad- y los deja reducidos a inconvenientes asumibles ante el cambio climático. Los denomina simplemente "mitos de la energía nuclear". Con esta defensa Moore, uno de los ecologistas pioneros que fundó Greenpeace en el año 1971 y que fue su presidente por 8 años, ha desatado la ira de sus antiguos compañeros. En una columna publicada en el ’The Washington Post’ y reproducida en varias cadenas periodísticas de todo el mundo defiende la producción de electricidad mediante la fisión atómica. Moore hace un encendido elogio de la energía nuclear, y lo que un día pensó que podría llevarnos al "holocausto", hoy lo considera una bendición para salvarnos "del cambio catastrófico del clima". Lo negro lo ha convertido en blanco y reclama al movimiento ecologista mundial "poner al día sus opiniones". Casi 35 años después de que Moore se embarcara en un pequeño velero junto a otros históricos de Greenpeace para acudir a las islas Aleutianas a impedir las pruebas nucleares de EEUU, este ecologista que abandonó la organización en 1984, ha dado un giro de 180 grados respecto a la línea ortodoxa del ecologismo mundial frente a la energía nuclear. Con respecto a las armas nucleares, Moore argumenta que el mayor genocidio de las últimas dos décadas ha tenido lugar en Africa con un millón de muertes y se realizó con machetes y no bombas atómicas. En cuánto a la proliferación nuclear, propone el "uso de la fuerza" para evitar que terroristas o países -cita expresamente los "planes malvados" de Irán- utilicen las armas nucleares con fines destructivos. Eso sí, reconoce que este aspecto negativo es el más problemático. Más incluso que los residuos del combustible nuclear quemado, para los que propone la reutilización continua en un permanente reciclado del uranio y el plutonio. En su artículo afirma: "Las más de 600 plantas de energía a carbón de Estados Unidos emiten cerca de 2 mil millones de toneladas de CO2 al año -- el 36 por ciento de las emisiones de EEUU o casi el 10 por ciento de las emisiones globales -- equivalentes a los gases de los tubos de escape de unos 300 millones de automóviles. Además el Consejo del Aire Límpio (de EEUU) ha informado que las plantas a carbón son responsables del 64 por ciento de las emisiones de dióxido de asufre, 26 por ciento de los óxidos nitrósos y 33 por ciento de las emisiones de mercurio. Estos elementos polucionantes están erosionando la salud de nuestro ambiente, produciendo lluvia ácida, smog, enfermedades respiratorias y contaminación de mercurio". "Al mismo tiempo, las 103 plantas nucleares que operan en Estados Unidos evitan eficientemente la liberación de 700 millones de toneladas de CO2 al año -- equivalentes a los gases de los tubos de escape de unos 100 millones de automóviles. Imagínense si la relación entre plantas a carbón y nucleares se invirtiera y sólo el 20 por ciento de nuestra electricidad se generara con carbón y el 60 por ciento de plantas nucleares. Esto sería un gran avance hacia limpiar el aire y reducir las emisiones de gases de invernadero. Cualquier ambientalista responsable debiera apoyar una iniciativa en esa dirección".




Inicia sesión para enviar comentarios