30 Septiembre 2005

ANTE LA CARENCIA DE AREAS VERDES, CORFO TIENE LA PALABRA

Carta de Ramiro Insunza Figueroa, Arquitecto y Planificador. Miembro del Comité de Protección de los Parques y Areas Verdes de la Comuna de Providencia, Junta de Vecinos Número Siete. 30 de septiembre de 2005.

Septiembre de 2005-09-28 CORFO Sr. Carlos Mladinic. Por mano. En relación al artículo aparecido en primera página del cuerpo B Economía y Negocios de El Mercurio de hace un par de domingo atrás, caben los siguientes comentarios: CORFO es propietaria de estos terrenos que hoy están destinados a Areas Verdes para la ciudad, que las necesita más que otras ciudades, sobre todo en este sector, que estará sometido a grandes presiones urbanas por la altísima densidad que se persigue. Como decía un urbanista local, nuestro desarrollo se encamina más hacia Singapur que hacia Barcelona, con las consecuentes diferencias en la calidad de vida presentes en estas dos ciudades. El pretendido cambio de uso del suelo que busca CORFO es desorientado por decir lo menos. No toma en cuenta el descubrimiento hecho por la COREMA hace varios años y que sigue en vigencia, en el sentido que la cuenca de Santiago está saturada. En otras palabras, la naturaleza es incapaz de recuperarse del impacto que los ciudadanos que la habitamos imponemos sobre ella. Es un problema que atañe a la cuenca de Santiago, aquella que nos alberga y a la que le faltan 16 árboles maduros de hoja perenne, número de ejemplares necesarios para paliar la contaminación que produce cada uno de los automóviles y que se están transformando en gases de efecto invernadero, en enfermedades de niños y viejos, además de impedir el apropiado desarrollo de los cerebros de los cerebros de los jóvenes por falta de oxígeno. Faltan árboles, sobran edificios. En esta ciudad no se pueden reducir las área verdes sino que hay que aumentarlas y en el medio de la ciudad. Hay que forestar, cada niño debe apadrinar una docena de árboles y cuidarlos con esmero para que crezcan con él. Hay que plantar y luego cuidar lo que se ha plantado porque sin árboles, no habrá humanos. El primer patrimonio de un país son sus ciudadanos y no las propiedades que con cambios de uso del suelo se transforman en un crecimiento de un patrimonio en dinero a la vez que en una pérdida en el patrimonio humano. Es indispensable retirarse un poco. Observar nuestro lindo país esquina que mira al Pacífico Sur, que se desarrolla con tremendas dificultades y enormes diferencias entre los más pobres y los más ricos. CORFO fue creada por un gobierno de clase media, laico y demócrata. Lo sucedieron luego otros gobiernos del mismo corte que también buscaron el beneficio para las mayorías. Como si se regocijaran en la observación de los unos a los otros, compitiendo por el rascacielos más alto, la piscina más temperada, el restaurante más lujoso, que cada torre puede albergar, junto con las oficinas adecuadamente sectorizadas, compartamentalizadas y estratificadas en cada piso, en cada torre. Necesitamos aire, luz, espacio limitado por árboles como es el Parque Japonés al poniente de las Torres de Tajamar y al oriente de la Plaza Italia. CORFO no debe entrar en esta competencia. En interés de la mayoría deberíamos escuchar la propuesta de un bosque notofagus subtropical que siguiera hacia el San Cristóbal, a lo largo del Mapocho, subiéndose al Manquehue, a Lo Barnechea y todos los cerros hasta la cota en que ya no crezcan por el frío de la nieve. Todo los cerros que forman la cuenca de Santiago. Perdimos la Alameda de las Delicias, perdimos los tranvías, perdimos árboles para poner túneles bajo el río, hacen túneles en el cerro para atravesar calles que se encuentran con otras de repente. Démosle un respiro a la ciudad y desarrollemos este trozo como un parque metropolitano con equipamiento relacionado con el deporte y con un enorme vivero de plantas y árboles notofagus como los que encontró Pedro de Valdivia y que en 500 años hemos casi eliminado. Esta cuenca de Santiago que cada día nos alberga y que reclama nuestra acción conciente de protección ante el desenfreno de la idea dominante que ve el mundo como la UF más interés. Pongamos al hombre al centro de la ecuación y escuchemos lo que nos dice el Río Mapocho, el Cerro Manquehue, el San Ramón y La Palima. La brisa que sube y baja cada día deslizándose sobre el Mapocho nos dirá que quiere sombras par albergar a muchos ciudadanos y ciudadanas en los tiempos que vendrán. Miremos esta cuenca, miremos hacia el mar de Valparaíso y confirmemos cómo nos conurbamos, cómo estamos concentrando erróneamente exceso de habitantes es este vector y cómo dejamos abandonado el resto de nuestro territorio a lo largo de la costa, a lo largo del valle central y de nuestra amada cordillera. CORFO debe dar un ejemplo valórico en su decisión de perseguir un cambio de uso del suelo para este terreno de parque a terrenos aptos para desarrollo inmobiliario. CORFO debe orientar su accionar hacia el bien común en un sector en el que el interés particular parece especialmente interesado en empavonarse como ave de pecho azul y plumas terminadas en ojos de colores verde y amarillo en cada primavera frente a la indiferente hembra que sigue en lo suyo. Crecimiento no es desarrollo y desarrollo humano es lo principal. Los parques urbanos son matrices de desarrollo cultural. La cultura es indispensable para orientar nuestro desarrollo en un equilibrio estable entre nosotros los que habitamos Santiago y de nosotros con la naturaleza inmediata, mediata y lejana. Ramiro Insunza Figueroa Arquitecto y Planificador. Miembro del Comité de Protección de los Parques y Areas Verdes de la Comuna de Providencia, Junta de Vecinos Número Siete



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