14 Mayo 2012

“La municipalidad de Providencia se bajó los pantalones con Paulmann”

Dice que tiene sesenta y tantos años y que los últimos diez los ha dedicado a defender la ciudad. ¿De qué? De todas las avivadas inmobiliarias que ocurren a diario. En el último tiempo se lo ha visto dando una batalla contra el gigante Horst Paulmann, por la construcción del Costanera Center. Le ha sacado al sol todas las irregularidades del proyecto, desde que inició las obras sin permisos hasta que se avispó con la altura máxima de la torre. “Paulmann, en su fuero interno, entiende que él no debe solicitar, Paulmann debe exigir”, dice. The Clinic 14 de mayo 2012.

Patricio Herman se siente orgulloso cuando le dicen que es un tábano en el oído. Hace un tiempo le hicieron una entrevista y le gustó tanto el sobrenombre que le pusieron que asegura que define muy bien la labor que realizan en la Fundación Defendamos la Ciudad. Llevan alrededor de 10 años haciendo públicos casos donde se abusa de la ciudad. Donde hay una construcción que afecta el entorno, están Herman y su equipo. Se lo conoce bastante en esa labor, de hecho es un referente cada vez que se tocan estos temas, pero de su vida privada poco se sabe. No le gusta hablar de eso, porque prefiere que se le reconozca por las batallas que da. Sin embargo, acepta dar una pequeña reseña biográfica.

Patricio Herman nació en la calle Rosas y su infancia la vivió cerca de la Plaza Brasil. Allí iba a jugar con su padre y una empleada que su familia tenía. Un día -dice- se soltó de la mano de ella y corrió hasta que un auto lo arrolló. No recuerda bien en cuál pierna le pusieron aluminio, pero sí que el accidente lo dejó tres años inválido.

Herman estudió en el Instituto Nacional y luego se fue a la Escuela Militar, sin que su familia lo supiera. “Me metí sólo para recibir una educación distinta, quería cambiar de ambiente. Quería saber qué tal era ser militar y resultó entretenido, lo pasé muy bien”, recuerda. Sin embargo, allí sólo estuvo dos años, luego desertó. De ese tiempo recuerda como compañeros al ex senador Nelson Ávila, quien estando dentro de la Escuela Militar trató de formar el partido comunista militar. Claramente no le fue muy bien. También recuerda a su compañero Gerardo Huber, quien llegó a ser agente de la Dina, y a Víctor Lizárraga, principal inculpado en su muerte. Ambos eran de la misma clase y generación de Herman y en una foto que hay en su escritorio, los tres posan con el resto de los alumnos.

Hasta ahí llega la biografía de Patricio Herman. Lo que viene después -dice- prefiere guardárselo.

¿Estudió en la universidad?
-Estudié un tiempo, pero no vale la pena ni decirlo. Después trabajé en una multinacional, pero tampoco quiero dar el nombre.

¿Y cuándo se obsesionó con defender la ciudad?
-Hace diez años, poco tiempo. Soy autodidacta. Antes vivía en una burbuja, en un mundo de Bilz y Pap, no cachaba nada, pero comencé a leer unas columnas de un arquitecto que se llamaba Enrique Siefer y ahí me motivé con esto de defender la ciudad de quienes abusan de ella.

¿Por qué hay tanto abuso en la ciudad?
-Porque la mayor parte de la ciudadanía no cacha nada de marcos regulatorios o de leyes. Es más, no les interesa saber. A la masa le interesan cosas más light, mucho fútbol, farándula, tetas, rubias argentinas, Mundos Opuestos… la existencia de esos programas no es que sea casualidad, todo esto está diseñado desde arriba.

¿Una conspiración?
-Pero obviamente. Los gobernantes están más cómodos mientras no tengan contraparte, y tener un pueblo sumido en la ignorancia es lo mejor para los políticos, porque nadie les objeta nada. Por eso es que nosotros celebramos mucho el movimiento estudiantil, porque supieron mover las masas y colocaron contra la espada y la pared a Piñera.

Usted vendría a ser como la Camila Vallejos de la defensa de la ciudad.
-No, yo no. Soy un modesto cooperador. Nosotros sólo queremos que las cosas se hagan bien. Yo, personalmente, estoy a favor del sistema económico. Pero como conozco lo más recóndito de la estructura del Estado me di cuenta que esto es un asco. Es que hay mucho abuso amparado por el Estado y uno de los organismos públicos que más ampara la corrupción es la Contraloría General de la República. Lo que más nos molesta es esa actitud que tiene la Contraloría que después de haber acreditado ilegalidades en los proyectos supone buena fe en la tramitación de los permisos. Y no hace nada, por miedo a los poderes económicos. Esto está provocando que hoy tengamos el Costanera Center, el Mall de Castro, y una serie de casos más que son aberraciones de la ciudad. Finalmente, por el comportamiento genuflexo de la Contraloría, todo pasa piola.

¿De dónde obtiene toda la información?
-Tengo informantes en todos lados. Nunca me he molestado en buscar algo, porque me llega información de todos los lados del país. Incluso cosas insólitas y tontas. Con muy buenas palabras les digo que no tengo la capacidad, pero en realidad es que no quiero perder el tiempo en ver huevadas tontas. Desde que estamos en esto, nos hemos involucrado en unos 550 casos.

COSTANERA CENTER
Uno de estos casos es la construcción del Costanera Center.
-Sí, fuimos contactados por el presidente de la junta de vecinos del sector. Ellos vieron un hoyo y no sabían lo que era, porque como todo se hace por antojo nadie les dijo de qué se trataba. Este proyecto está lleno de ilegalidades.

Si es tan ilegal ¿por qué las autoridades no pararon el proyecto?
-Porque en Chile existe servilismo por parte de los funcionarios públicos respecto de los grandes actores del mercado. A las pymes les exigen el oro y el moro, que le faltó una coma, que tráigame este papel, les piden todo, pero a los grandes actores no les piden nada.

Porque son poderosos.
-Paulmann es un tipo muy poderoso que sabe que su poder se traduce en instrucciones. Yo creo que él, en su fuero interno, entiende que él no debe solicitar, Paulmann debe exigir. No está en su cerebro el hecho de solicitar. Debe decir: “pero cómo voy a solicitar yo, si soy Paulmann, huevón. Tengo negocios en Argentina y en Colombia”. Y así fue, simplemente dijo “voy a iniciar obras”. Y las iniciaron. La municipalidad de Providencia se bajó los pantalones con Paulmann, porque no quiso que él obtuviera los permisos de acuerdo al mandato legal y le permitió el inicio de las faenas sin ninguna autorización.

Pero esto empezó con Ricardo Lagos poniendo la primera piedra.
-Claro, pero la que fue utilizada en forma más grotesca fue Michelle Bachelet. Me dio un poco de vergüenza ajena cuando la vi con un walkie talkie dando instrucciones a un trabajador para reiniciar las obras. Me dio pena.

¿Cree que el Costanera Center va a dejar la gran cagada vial?
-Tengo la sensación de que va a operar el mercado. La gente que anda en auto lo va a pensar dos veces y se va a inhibir de ir a comprar calzones o corpiños a las boutiques del Costanera Center. Los adictos a los mall no se van a meter voluntariamente a un taco, porque el consumidor no es huevón. O se va a ir a pie o se va a ir a otro mall.

¿Le podría ir mal entonces a Paulmann con el negocio?
-Cometió un error garrafal, y el que se lo dijo fue Laurence Golborne, porque hizo un monstruo muy grande. Son 700 mil metros cuadrados de terreno y Paulmann exprimió el limón y no respetó ni siquiera los espacios públicos. ¡Al lado del Costanera hay una huevadita chiquitita de vereda! Paulmann tuvo un arranque de megalomanía y se obsesionó con hacer la torre más grande de Sudamérica. Pero la torre más alta es chueca.

¿Cómo chueca?
-Lo que pasa es que las normas de edificación no permiten llegar a la altura que tiene este proyecto. Si esto fuera legal esta torre debería tener los mismos pisos que tiene la torre de Abraham Senerman. La altura se calcula por el punto máximo donde se juntan las rasantes, y las rasantes se tiran en 70 grados hacia arriba desde los límites del terreno. Como uno de los límites del terreno es la avenida Andrés Bello, la rasante de ese lugar parte de la mitad de la calle, pero como Paulmann quería una torre más grande no tiró la rasante desde ese lugar, sino que desde el río Mapocho, por eso le dio esa altura. Pero eso está fuera de la ley. Se pasaron de listos.

Estéticamente ¿cómo encuentra el Costanera Center?
-No tengo nada contra los falos, pero no me gustó que fuese tan alto y delgado. Hay edificios de altura en los Emiratos Árabes que son muy bonitos, pero acá no hay diseño.

¿Qué le parece que Paulmann se haya comparado con Eiffel?
-Un exabrupto. Se ha fijado que toda esta gente que actúa con el tejo pasado siempre saca a relucir que dan mucho trabajo. Algunos más patudos dicen que si le ponen problemas se van a Argentina o Perú, amenazan con llevarse el capital a otro país.

¿Qué le parece que el Presidente no vaya a la inauguración del Costanera Center?
-Yo le mandé una carta al ministro de Vivienda hace 45 días, diciéndole que el Presidente no fuera a la inauguración. Pero no puedo decir que él tomó la decisión por el documento que le mandé al ministro.

¿Por qué este país se ha llenado de malls? ¿Cómo puede ser que hoy un mall sea una obra emblemática?
-Porque produce muy buenas ganancias a los inversionistas. El primer mall que se hizo en Chile fue el Apumanque, que vendió sus 900 locales comerciales. Los mall posteriores vieron que el negocio era administrar estos locales y arrendarlos. En Estados Unidos los mall se construyeron después de la Segunda Guerra Mundial. Allá iniciaron la política de que todos tuvieran autos, para darle fuerza a la industria automotriz. El Estado subsidió a los automovilistas llenándolos de buenos caminos, pero estas vías tenían que llevar a alguna parte, y los mandaron a comprar a los mall. Allí hay absolutamente de todo, el Costanera Center va a ser un ciudadela inserta dentro de Santiago, van a circular más de 90 mil personas.

Los malls han reemplazado a la plaza pública como punto de encuentro.
-Tiene razones lógicas. En el invierno los mall tienen una calefacción espectacular y en el verano un aire acondicionado de maravilla. Muchas familias que en su casa no tienen aire acondicionado ni calefacción para qué se van a ir a entumir a una plaza si tienen un mall cerca. Mucha gente va para allá y no compran nada, van a pasear.

SIN URBANISMO
¿Hace cuánto que vive en este departamento?
-Me lo compre hace pocos años, pero sólo por el jacarandá que está al lado de la ventana, por su maravillosa flor. La calle Luz es una foresta, un bosque.

Ese es un privilegio, porque la mayoría de la gente vive donde le tocó no más.
-Nosotros siempre hemos criticado a los políticos porque en Chile hay mucha segregación socio espacial. Nosotros proponemos una ciudad integrada, donde convivan los pobres con los ricos, pero en Chile eso no se da. A los pobres siempre los tiran extra muro.

A los lugares más feos de la ciudad.
-No es que sean feos, es que esos lugares son más baratos. Las viviendas sociales las colocan en zonas inundables, llenos de mugre, al lado de vertederos, porque esos terrenos son baratos. Así actúan los regímenes neoliberales como éste.

¿Despreciando el urbanismo?
-No me hable de urbanismo, porque esta palabra es una entelequia, no existe. Es más, ninguna universidad chilena enseña urbanismo. Las escuelas son de arquitectura y a todos los alumnos les enseñan a proyectar casas, edificios y eventualmente parques, pero el urbanismo no existe. Yo conozco a dos urbanistas nada más: a Julio Alegría, que es secretario general del Colegio de Arquitectos, y Jonás Figueroa, urbanista titulado en Madrid, que hace clases en la Usach.

¿Existe un poder fáctico tan grande en el rubro de las inmobiliarias como para pasarse por alto el urbanismo?
-Sí, lo que pasa es que la construcción es el negocio de corto plazo más lucrativo que hay. Esta gente tiene una organización gremial que se llama Cámara Chilena de la Construcción, que es una especie de regimiento, y son gallos muy bien organizados, con buenos técnicos y abogados. Ellos impusieron en el puesto técnico de más importancia del ministerio de Vivienda y Urbanismo a una empleada, a Pilar Jiménez. Es una arquitecta enviada por la Cámara de la Construcción al ministerio. Esto lo sabe todo el mundo, pero nadie lo dice.

¿En qué se va a convertir Santiago si sigue así?
-En Ciudad de México. A los políticos les gusta eso. Lo que pasa es que en Chile nunca ha existido planificación urbana, ni esto de tener ciudades sustentables, porque los políticos chilenos están cooptados por los grupos económicos que manejan el capital. No se interesan por el trabajo a largo plazo y piensan que el urbanismo es una huevada de locos, de huevones chalados, o de comunistas.

Pero a las autoridades sí les interesa el urbanismo. De hecho los barrios en los que viven son preciosos.
-Es que estos gallos viven en La Dehesa, en un sector que se llama Valle Escondido, donde la más barata de las casas cuesta un millón de dólares. Ellos viven muy bien, porque están dentro del negocio, pero el resto… el 1% de la población de Chile hace lo que quiere y el 70% es esclava del sistema, el resto estamos en un punto intermedio.

Hay un mito que dice que usted se metió en esto de defender la ciudad porque tenía que cobrar una herencia que como cláusula exigía que hiciera alguna labor social ¿es verdad?
-Es mito urdido por el diario La Tercera. Lo encontré gracioso cuando me enteré, pero no es verdad. La verdad es que me metí en esto porque estoy financiado por Al-Qaeda, que nos da US$500 mil mensuales sin rendición de cuentas.



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