Gabriel Valdés: “Ha faltado concepción urbana e integración

Una mirada a la “era Lagos” Gabriel Valdés: “Ha faltado concepción urbana e integración social” Vasta impresión han causado las declaraciones del ex senador Gabriel Valdés Subercaseaux al diario “El Mercurio” del pasado domingo 12 de marzo, en una entrevista a Raquel Correa signada por la franqueza y nada mezquina en confidencias sobre su pasado político de siete décadas, cuando abandona su banca en el Senado. Refiriéndose a la “era Lagos”, sin dejar de reconocerle méritos, el ex senador puntualizó una larga lista de falencias relacionadas con las ciudades, la calidad de vida, la soberbia del mercado, el dudoso panorama laboral y exportador chileno, la vulgaridad cultural y la consiguiente inutilización de la ley respectiva que lleva su apellido. Ausencia de concepción urbana En plena coincidencia con los sostenidos planteamientos de la Agrupación Defendamos la Ciudad, el ex senador Valdés afirmó textualmente: “Ha faltado (en la era Lagos) una concepción urbana de la vida. Cómo son las ciudades, cómo y dónde vive la gente, dónde están los niños, los viejos, los árboles, la recreación. Hubo carreteras y túneles, bien, pero ¡nunca! un ministro de Vivienda y Urbanismo que fuera urbanista”. Gabriel Valdés suscribe con esas palabras nuestra fundada crítica a la falta de compromiso de los gobiernos de la Concertación para con el uso del espacio ciudadano, el respeto a las necesarias normas territoriales y ambientales, de modo tal que el habitar sea factible con plena dignidad. La famosa “Plaza de la Ciudadanía”, frente a la cruda realidad del Gran Santiago, es ejemplo de maquillaje ostentoso nacido del capricho y acaso del complejo de culpa, que no modificará los inmensos e insoslayables déficits de humanidad que aquejan a la urbe chilena de la saliente administración Lagos. Abismo de segregación y desesperanza Abundando en sus conceptos, el ex senador Valdés añadió: “Y estamos con el disparate de un rascacielos cuando al lado hay casitas de 40 metros. ¡No puede ser! En París, Roma, Nueva York, los pobres están integrados. Nos falta integración social”. Es obvio, la unidad originaria de la ciudad se ha quebrado con las autopistas urbanas y la expansión de las poblaciones más allá de un perímetro razonable, habiendo caído Chile en la peor de las segregaciones sociales, donde los pobres son desplazados a espacios de ínfima subsistencia en que germina la violencia, la drogadicción y la desesperanza. Los ricos y acomodados, por su parte, atrincheran sus propios ámbitos temiendo lo peor de “los otros”, exigiendo mayores resguardos de la fuerza pública, lo que tipifica la paranoia característica de las metrópolis tercermundistas. ¡Esto es parte del Chile urbano que nos deja la era Lagos! Las pretensiones de su ministro Ravinet en cuanto a tener una capital “de clase mundial”, a costa de todo lo demás, sólo pudieron darse en el contexto de una administración aficionada a los efectos de relumbrón, al manipuleo comunicacional, sin interés por hacer ciudad en serio. Gobierno seducido por la dinámica de planes reguladores cambiantes, obsecuentes con el mercado y atentatorios del vecindario, funcionales a los grandes intereses privados, rehuyendo con porfía las mediciones de impacto ambiental, insensible a la inhumanidad que tal enfoque conductivo va dejando a su paso. Los pensamientos de Valdés apuntan enseguida con vehemencia a las causas del fenómeno: “La gran deficiencia es la impronta Chicago que dice que el mercado lo regula todo. ¡No es verdad! El mercado no crea ética, no da felicidad. Aquí ha habido la influencia del neoliberalismo más grande, anticuado y pagano exportado por Chicago”. Las reflexiones en voz alta del ex presidente del Senado, no cabe duda, son del todo pertinentes cuando la Presidenta Bachelet, el día de su asunción, el 11 de marzo, anunció en Casablanca su voluntad de ir a una regionalización profunda, con visión territorial y valorización local. Ello equivale también a dictar políticas de vivienda y urbanismo con un criterio que ampare a los ciudadanos, a su calidad de vida, a la belleza del entorno, a la limpieza atmosférica y a la creación de lazos vecinales solidarios como existieron antes, atendiendo al espíritu vitalmente gregario de la especie a que pertenecemos. Tales metas de la Presidenta Bachelet, además, debieran significar el repliegue de agentes del mercado inmobiliario que sólo miran sus intereses e ignoran las conveniencias de la mayoría del país, lo que ocurre en el sustrato de esta realidad urbana tan dura y justamente criticada por el ex senador Gabriel Valdés. Habrá que ver lo que viene. Antecedentes para tomar decisiones sobran. Redacción Defendamos la Ciudad.



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