05 Octubre 2016

Universidades con Fines de Lucro

Columna de Opinión de Patricio Herman publicada en Estrategia 05.10.2016

 

 

 

Con el abogado Patricio Cavada publicamos en abril de 2013 una columna de opinión denominada “Lucro en las universidades privadas: análisis histórico y propuestas” en donde se describía como a fines del año 1980, en plena dictadura, se crearon sin ninguna exigencia ni restricción ese tipo de universidades. Recordemos que el sector de la educación tiene todos los privilegios tributarios imaginables y por lo tanto en aquella época se encontró un excelente “nicho de negocios”.  
 
Para ello se dictó el DFL Nº1 del Ministerio de Educación, el cual define a las universidades, les otorga autonomía y libertad académica y establece en sus artículos  15º al 24º, que ellas pueden organizarse como corporaciones o fundaciones de derecho privado, las que legalmente no pueden perseguir el lucro. También se decía que tales universidades gozarían de personalidad jurídica por el sólo hecho de que sus dueños depositaran en el Ministerio de Educación una copia de la escritura pública o instrumento privado reducido a escritura pública, en la que constara el acta de constitución y los estatutos por los cuales habrían de regirse. 
 
Las verdaderas fundaciones y corporaciones con personalidad jurídica adscritas al Código Civil siempre han estado regidas por el Ministerio de Justicia y sus estatutos o modificación de ellos debían ser aprobados por el Consejo de Defensa del Estado (CDE), en cambio las similares creadas por ese DFL Nº 1 que originaron las universidades privadas en esa época se saltaron esa tramitación pues la idea era simplificar el procedimiento de autorización.   
Un día antes de la asunción de Patricio Aylwin a la presidencia del país, es decir, el 10 de marzo de 1990 se publicó en el Diario Oficial la Ley Nº 18.962, Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) que ratificó ese Decreto Ley Nº1 y así se crearon numerosas universidades que, a través de ingeniosas fórmulas concebidas por ciertos expertos en trampas, sí obtenían y siguen obteniendo lucros tolerados siempre por las distintas autoridades del Ministerio de Educación. 
 
En la columna de hace más de 3 años proponíamos la existencia de las universidades privadas con fines de lucro porque la ganancia empresarial la consideramos legítima y necesaria, señalando que para tal efecto los dueños de esas casas de estudios superiores debían ceñirse a las generales reglas del juego en nuestra economía de libre mercado, luego, debían pagar todos los impuestos que el Estado aplica a las diversas sociedades existentes en el país y por lo tanto en ellas todos sus alumnos, por razones de lógico entendimiento, debían pagar los subidos aranceles de las mismas.  
 
En un reciente lanzamiento de un libro del presidenciable Ricardo Lagos, contestando una consulta periodística acerca de su posición respecto de los impuestos para los establecimientos educacionales con fines de lucro, manifestó "cuando hay recursos públicos involucrados no debe haber lucro en la educación pero si una institución que pretende obtener alguna ganancia al educar debe tener el tratamiento de toda empresa que busca un beneficio". Como vemos, Lagos con razón, convalidó lo que nosotros proponíamos tiempo atrás. 
 
Por último, el  gobierno habla de gratuidad para todos, lo que es una falacia, porque los estudiantes de las familias más ricas que estudien en universidades estatales o privadas con “vocación pública” o en privadas sin  fines de lucro, que las hay, sí deben pagar sus aranceles. La gratuidad sólo para los estudiantes que la merezcan y que son la mayoría.   
 

 

 



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