10 Octubre 2008

La dimensión más desafiante de la ética pública

Columna de opinión de Patricia Poblete, Ministra de Vivienda y Urbanismo, publicada en blogs de La Segunda, 09 octubre de 2008.

Columna de opinión de Patricia Poblete, Ministra de Vivienda y Urbanismo, publicada en blogs de La Segunda, 09 octubre de 2008. En abril próximo, la entrada en vigencia de la Ley sobre Transparencia y Acceso a la Información marcará un nuevo hito en el ejercicio de la función pública, que aumentará la participación ciudadana y fortalecerá nuestra democracia. El gran desafío será convertir la gestión pública en una práctica totalmente transparente, el modo más potente de prevenir irregularidades. Ello, junto con avanzar en una gestión de excelencia, que nos aleje de la mediocridad que corroe la credibilidad y la confianza. Pero la plena implementación de la nueva ley constituye sobre todo un cambio cultural. No exagero si digo que una cierta revolución, una buena revolución, se avecina. Como ministerio, hemos hecho un importante esfuerzo. Buena parte de la información que será legalmente exigible publicar ya está en nuestro sitio web. Con motivo de la actualización del Plan Regulador Metropolitano de Santiago, por ejemplo, publicamos en nuestra página todas las solicitudes de modificación recibidas, para que fueran conocidas sin restricciones. Lidiamos con la incomodidad de algunos actores, pero eso entendemos por transparencia. Otros dos buenos ejemplos son nuestros observatorios Habitacional y Urbano, con sus respectivas páginas web. Ambos hacen visible información para la implementación de políticas urbanas y habitacionales, la investigación y la toma de decisiones públicas y privadas. Sin embargo, una visión moderna de la gestión pública —refrendada internacionalmente en la Convención contra la Corrupción de Naciones Unidas— no se restringe al concepto de lucha contra la corrupción, sino que avanza hacia una perspectiva más amplia de buen gobierno. Es decir, a un compromiso con la excelencia en la gestión, que constituye su dimensión más interesante y desafiante. Cada vez que hacemos algo por debajo del óptimo posible, algún chileno se ve postergado. La modernización del Estado y el hacer siempre las cosas mejor nos alejan de la gestión mediocre, otra forma de corrupción. Nuestro compromiso con la excelencia en la gestión se expresa de manera integral en el Plan de Aseguramiento de la Calidad (PAC). A fines de los años 90, a un ritmo de construcción de más de 100 mil viviendas sociales al año, Chile avanzaba hacia la superación del déficit habitacional. Sin embargo, esta construcción masiva presentó problemas de calidad y puso de relieve el desafío de garantizarla. En 2005 se diseñó el referido plan, que entró en plena vigencia en 2006. Con él, este ministerio dejó de ser un banco de subsidios, que entrega recursos y se desentiende. Y es que justamente porque son recursos del Estado, orientados a las familias más vulnerables, tenemos el deber ético de garantizar que se traduzcan en viviendas de calidad. Una activa participación ciudadana es otra de las claves para prevenir la corrupción. Mientras mayor participación social exista, los riesgos de discrecionalidad y abuso disminuyen. La participación ciudadana mejora también el foco, pertinencia e impacto de las políticas sociales. Por esotrabajamos para la gente, pero, por sobre todo, con la gente. La corrupción pública —que socava sociedades y economías— amenaza la estabilidad de las instituciones y la democracia; por tanto, su prevención es una tarea ineludible. Chile cuenta con un instrumental legal. Y en materia de transparencia, la ley chilena, que entrará en vigencia el 2009, es especialmente avanzada y satisface estándares internacionales. Porque es sustantivamente importante, porque es legalmente exigible y porque es institucionalmente desafiante, como ministerio estamos trabajando en esta tarea de largo aliento y de todos los días.



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