20 Enero 2008

Venta de Santa Rosa de Las Condes

Columna de opinión de Alfonso Swett, ex presidente del Club Deportivo UC, publicada en El Mercurio el 20 de enero de 2008.

Columna de opinión de Alfonso Swett, ex presidente del Club Deportivo UC, publicada en El Mercurio el 20 de enero de 2008. En 1937 nació el Club Deportivo de la Universidad Católica, apoyándose en una visión que quiso materializar con pasión. El rector, monseñor Carlos Casanueva, dio su apoyo a la institución y los alumnos asumieron su futuro con un espíritu emprendedor y de sacrificio. Su entusiasmo lo volcaron incluso materialmente clavando tablones para la construcción del ya desaparecido Estadio Independencia. Esta participación entusiasta fue la característica de nuestro club, que, a través de los años, se fue exhibiendo como un ejemplo de liderazgo y un referente para las generaciones futuras. Hoy, esa tradición se ha quebrado. El liderazgo se ha perdido y las causas de este derrumbe se pueden observar en las actuaciones que han rodeado la venta del estadio de Santa Rosa de Las Condes. Dichas circunstancias se pueden enmarcar en tres grandes hitos. 1) En primer lugar, debe recordarse que los terrenos que ocupa el estadio le fueron concesionados en la década del 50, por 99 años, por la Municipalidad de Las Condes. En la década del 70 me correspondió ser parte en la dación a perpetuidad que nos hizo Bienes Nacionales para que esos terrenos fueran destinados a uso deportivo y áreas verdes y para que las inversiones que allí se hicieran tuvieran al deporte como finalidad última. Éste fue el destino predeterminado que se asignó a uno de los mejores y valiosos terrenos de Santiago. 2) Nos enfrentamos ahora a la realización del peor negocio que se ha podido hacer y que ha ocasionado un grave perjuicio al club deportivo, por la magnitud de las pérdidas. El sitio, de 80 mil metros cuadrados, fue reducido a 50 mil metros cuadrados por efecto de la expropiación motivada por la apertura de una nueva vía de comunicaciones poniente-oriente, como será la Costanera Sur. Esos cincuenta mil metros fueron ofrecidos en una licitación privada a la que postularon diez empresas, de las cuales participaron sólo tres. La que se la adjudicó, finalmente, dedicada al negocio inmobiliario, pagó el precio aceptado equivalente a 10 mil metros cuadrados; es decir, US$35 millones, en lugar de US$100 millones en que se estima su valor comercial futuro, porque no se tomaron en cuenta las posibilidades comerciales de los 40 mil metros restantes. Hubo obsesión por finiquitar un negocio, y no visión para analizar. 3) Hay que destacar que no se estudiaron alternativas, como un arrendamiento de parte de la superficie; tampoco se consideraron las particularidades que ofrece el propio terreno al cual se le podrían efectuar transformaciones que posibilitan distintas construcciones que aumentan considerablemente su valor por su multiplicidad de uso. La venta se hizo sin licitación pública, sin la publicidad adecuada, sin un marketing conveniente, sin consultar a expertos, sin asesorías adecuadas y sin perspectivas futuras. Ideas bien pensadas, en equipo, habrían sido más rentables que el valor asignado apresurada y caprichosamente al terreno. Me parece conveniente que el rector de la universidad haya pedido los antecedentes de este negocio. Si se acepta que esta enajenación prive a Santa Rosa de Las Condes de su comprometido destino deportivo, nuestra Casa de Estudios habrá perdido la oportunidad de dar el ejemplo que motivó su conducta histórica. Como una manera de contribuir a que todos los actos que emanen de las instituciones universitarias estén resguardados por la debida transparencia y corrección que ellos deben tener, sugiero que la universidad designe comisiones investigadoras para que analicen la gestión operacional y patrimonial realizada durante los pasados 12 años en el Club Deportivo de la Universidad Católica y que, entre otras materias, comprueben si los fondos provenientes de la expropiación realizada por Vialidad se destinaron a liquidar deudas operacionales de la corporación. El Club Deportivo de la Universidad Católica debe recuperar su tradición de unidad y consenso, de leal participación en sus decisiones, de respeto mutuo entre sus miembros para ofrecer, como lo hizo en el pasado, un futuro de grandeza y con fe hacia el porvenir.



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